Mío || [Tododeku]

Poseerte.

Sin lugar a dudas, una de las situaciones que más disfruto contigo, es hacer el amor.

Cariño... Esto está a otro maldito nivel.

No pensé que tener este tipo de contacto con una persona, pudiera llenarte, hacerte feliz y hacerte desear más hasta niveles casi enfermizos.

Cada oportunidad que tenemos para hacer el amor, mi cuerpo reacciona de la misma manera: mis manos tiemblan como si fuera la primera vez; ansiosas por explorarte, temerosas por lastimarte, felices por tocarte. Todo mi cuerpo arde en pasión y deseo de llenarte por completo con mi amor, mis caricias, mis besos y mi semilla. Mi corazón se acelera contento de ser la persona que te toque, de ser yo precisamente a quién amas, mi corazón novato; se emociona con tu voz, con tu mirada y tus caricias... Y ni que decir de mi miembro, que lo has domesticado a tu forma, tu interior, tu calor.

Izuku, tengo un infierno dentro de mí, quemando, pervirtiendo y tentando mi cordura cada que admiro tu esbelto cuerpo desnudo; postrado ante la cama, en espera de ser profanado por mis manos inexpertas; confirmo que me he vuelto admirador secreto de ti; de tus expresiones, de tus gemidos y movimientos sugerentes para que te toque, te penetre y te haga mío con cada caricia.

Pierdo la cordura cada que me llamas por mi nombre.

— Shōto... Tócame más... Dame... más...

Estoy al borde del delirio cuando dices que te gusta.

— ¿Te gusta?

—Sí... Shōto... —gimes de manera sonora, para que los vecinos te puedan escuchar— S-Se siente tan... tan rico tenerte dentro...

¿Podrás soportarlo todas las noches? ¿Estás dispuesto a recibir todo de mí, sin importar nada? Y es que Izuku... tienes un talento innato para provocarme, para hacerme desearte más y más, tienes la habilidad para que quiera marcarte como mío; para presumirte ante el mundo y dejar en claro, que la preciosura de tu existencia ya tiene dueño.

No tienes a donde ir, solo hay una cosa que quiero sentir en este momento.

Me he prometido que pintaré tu cuerpo porque es mi lienzo, te mostraré el talento que tengo para amarte, una sola mirada para confirmar que eres mío.

Estaré muy, muy dentro de ti. Me sentirás, me añorarás y pedirás más; querrás que vaya rápido mientras mi miembro roza tu punto sensible dentro de tu cuerpo, suplicarás porque acaricie con mis manos tu falo, palpitante de deseo, me rogarás que muerda tu cuello, que muerda tus hombros y tome con fuerzas tus caderas para embestirte en un rico y delicioso vaivén de nuestros cuerpos.

¿Estás preparado Izuku?

Sé que lo deseas tanto como yo.

***

Tu espalda arqueada y perlada de sudor, tus manos aferrándote con fuerza a las sábanas y el ímpetu que utilizas en tus caderas para recibirme, para seguir mi ritmo... son en verdad maravillas que guardaré recelosamente para mí. Provocas en mí tantas reacciones que no puedo enumerarlas: alta temperatura, deseos salvajes, excitación, emoción, alegría... Todo en conjunto hace que aumente la vitalidad de mis embestidas y la desesperación de mis caricias, te muerdo y acaricio, te penetro sin descanso, mientras susurro que te amo... Porque en cada gesto que tengo deseo que tu cuerpo recuerde el mío.

—Te amo, Shōto... Te amo... —susurras al borde la cúspide.

—Te amo, Izuku... Lleguemos juntos... —gruño.

No hay nada mejor que el orgasmo. Sentir como ahogas mi falo mientras deposita en tu interior cálido y viscoso, mi semilla. No hay nada mejor que escucharte gemir y verte contraer tu cuerpo, relajándose, disfrutando del clímax... No se puede comparar esta sensación de alegría y dicha, cada que nos unimos de esta manera.

Izuku, tu cuerpo es mío.