II. Su curiosa presencia

4.1K 626 601
                                    

Disclaimer:
Bungō Stray Dogs|文豪ストレイドッグス
y sus personajes, son propiedad intelectual de Kafka Asagiri, ilustrado por Sango Harukawa.

Géneros:
| Fantasía | Sobrenatural | AU |
| Comedia | Bromance | Angst |
ᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠ
ᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠ
ᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠ

ᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠLa fuerte claridad entrando por su ventana se hizo molesta hasta hacerlo fruncir el entrecejo

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


ᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠ
ᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠᅠ
La fuerte claridad entrando por su ventana se hizo molesta hasta hacerlo fruncir el entrecejo. Lentamente fue abriendo sus ojos color avellana, parpadeando repetidas veces, despacio y muy apenas. Un leve dolor de cabeza se hizo presente con su despertar, típico de quien se excede con el alcohol la noche anterior. Se sentó suavemente en la superficie del diván mientras poco a poco, los recuerdos difusos de la noche anterior se mezclaban en su memoria.



—«¿Con quién hablé anoche?» —se preguntó, con la duda de que haya sido real y no el producto de su intoxicada imaginación.



La respuesta a su pregunta se quedó divagando en su mente. Su inteligencia entrando en conflicto con su capacidad de imaginación, eso sin contar toda la cerveza que estuvo en su sistema hace menos de siete horas. Misma que ahora apestaba la habitación desde la papelera. Los flashes de memoria pasando por él como en una película de suspenso.

Decidió no darle muchas vueltas al asunto. Si hubo alguien más en esa habitación, solo tenía en claro una cosa; había recibido una amenaza de muerte.

El malestar se vio opacado por una fuerte emoción.

Bajó las escaleras con la basura del cesto en una mano, tanteando el barandal blanco. Caminó a la escalera principal y terminó de descender al primer piso. Sintió el camino a la cocina más largo de lo que debería, pero luego de tirar la basura, buscó un frasco de píldoras para su dolor de cabeza, se bebió una y se dispuso a cerrar el frasco; nunca lo hizo. En su lugar, esparció el montón de píldoras sobre una tabla de picar alimentos, las contó y cálculo en base a los miligramos de cada unidad, el total que tenía antes de triturarlas en el mortero de madera con ayuda del pilón. Puso el polvillo obtenido en un vaso, echó agua en su interior y mezcló todo como si fuera un cóctel. Sonrió satisfecho y se dispuso a brindar antes de su primer intento de suicidio en su nueva casa.



—Por una reunión indolora con la muerte, ¡salud! —el cristal llegó a sus labios y el líquido, blancuzco por el contenido, ni bien rozó sus labios fue apartado bruscamente de una patada.

—¡¿Estás jodidamente loco, bastardo?! —Dazai mira perplejo como el cristal estalla en miles de fragmentos de diversos tamaños al chocar contra el piso de madera barnizada. Luego sus ojos bailan entre el vaso, la estilizada pierna que regresa al suelo y el dueño de aquella voz; pelirrojo, con cara de pocos amigos –aunque atractivo–, baja estatura y un par de ojos azules tan profundos como el océano, todo encasillado en unos jeans oscuros, una chamarra verde olivo sobre un suéter rojo y un par de botines color café.

𝙐𝙧' 𝙂𝙝𝙤𝙨𝙩 «𝘚𝘰𝘶𝘬𝘰𝘬𝘶»Where stories live. Discover now