Del cielo al infierno ( futuro, capitulo especial)

1.4K 101 14
                                    

Desperté algo desorientada y miré el reloj y ya pasaban de las 5 PM, por lo cual me sobresalte al saber que mi madre Fabiola ya estaría en casa y al llegar me llevaría una buena regañada.

Me levanté alarmada y Melissa quien aún se encontraba dormida, se asustó y se levantó un poco asustada al verme de esa manera.

— ¿Qué pasa peque? —Dijo levantándose y dejándome ver su cuerpo totalmente desnudo, me quedé embobada viéndola y apenas pude reaccionar. — ¿Algo que te guste?

—Todo —Dije algo sonrojada —pasan de las 5 de la tarde Melissa y me van a matar —Su cara se vio un poco alarmada y comenzó a vestirse  de manera rápida.

—Lamento haberme quedado dormida —Dijo poniéndose una blusa muy cómoda

—No hay problema yo tuve la culpa —Dije riendo — me encantó este día muchas gracias.

Me acerque lentamente hasta ella y besé sus labios muy lentamente, se sentía tan bien estar en sus brazos, quería estar siempre así y no separarme de ella jamás.

Un suspiro me hizo mirarla a los ojos y su mirada me decía que había mucho más, que esto era mucho más que algo pasajero.

No dudé en aferrarme a ella, aspiré su aroma, era algo que no quería olvidar, quería recordarlo para no extrañarla tanto cuando no estuviera a mi lado.

—Es hora de ir a casa pequeña —Dijo aún sin soltarme —Tus madres te esperan.

Manejó en silencio solo tomaba su mano y la acariciaba y besaba constantemente ella solo me miraba y sonreía tontamente.

Cuando estábamos cerca de casa le pedí que parara ya que tenía que llegar sola y así no sospecharan nada.

Me despedí con un largo beso y abrazo, no quería dejarla pero tenía que ir a casa, bajé del coche y caminé a mi casa con una gran sonrisa en el rostro, era la mujer más feliz del mundo en ese momento.

Al llegar a casa, Amelia se encontraba sentada en la sala y al verme su cara era de enojo y preocupación, sabía que estaba en serios problemas y que no me salvaría está vez.

—Donde estabas Fabiola —Dijo Amelia con voz firme

—Con una amiga —Dije en voz baja

— ¿Y desde cuando sales sin mí?

—Amelia yo también tengo amigas así como tú las tienes —Dije molesta

—Amelia nos puedes dejar a solas —Dijo mi madre Fabiola entrando a la sala.

— ¿Me puedes decir dónde chingados estabas Fabiola Contreras Carrera?

—Mamá yo... —dije nerviosa, en esos momentos no me salían las palabras. —Estaba con una amiga

— ¿Esa amiga no es Melissa cierto? —Dijo viéndome fijamente

—... No madre no es ella

— ¿Sabes que a mí no me engañas cierto? —Dijo viéndome muy molesta

—Sé que estabas en su casa Fabiola solo quería ver hasta donde podías mentirme

—Madre yo...

—Nada. Sabes perfectamente que tienes prohibido verla —Dijo furiosa.

—Yo ya no soy una niña —Grité a punto de llorar — ¡yo puedo ver a quién se me dé la gana!

—¡¡¡A ella no carajo!!!

— ¿Por qué mamá? ¿Es por la edad o porque estás celosa? —Dije completamente furica. Era una réplica de ella teníamos un carácter de la chingada.

—Baja ese tono niña —Dijo muuy enojada

— ¡No! ¡Ya estoy cansada de que siempre me trates como una niña pequeña madre! Ya crecí ya estoy grande para hacer lo que yo quiero, me mandaste lejos solo porque pensabas que estaría mejor cuando lo único que yo necesitaba era a mis madres.

—Yo solo lo hice para cuidarte hija —dijo sorprendida por cómo le había hablado.

—Yo solo necesitaba a mi madre —dije llorando y me fui a mi recámara dejando a mi madre con la palabra en la boca

Me encerré en mi habitación y nadie me molestó por unas horas, lo agradecía porque no tenía ganas de hablar con nadie.

Mientras escuchaba música y esperaba a que Melissa contestará mi último mensaje alguien tocó a mi puerta y entró Amelia viéndome algo apenada.

—Esto no habría pasado si no vengo a visitarte —Dijo triste

—No te preocupes tú no tenías ni idea

— ¿Qué pasa Faby, tu puedes contar conmigo lo sabes no?

—Lo se Amelia pero está vez necesito hacer esto yo sola ¿sí? Cuando esté lista para decírtelo te lo contaré.

—Tu madre salió muy molesta, discutió con tu madre y salió de casa hace ya un buen rato —Dijo algo preocupada

—Mi mamá Dany ¿dónde está? — pregunté algo preocupada.

—Está en la cocina tratando de comunicarse con tu madre pero no le responde.

Bajé hasta donde estaba mi madre sentada en la sala viendo su teléfono y al verme sonrió ligeramente.

—Te dije que fueras un poco más precavida mi amor —Dijo abrazándome

—Lo siento mamá, pensé que regresaría temprano pero se nos pasó el tiempo muy rápido —Dije omitiendo que me había quedado dormida en la cama de Melissa.

—No sé dónde esté tu madre y me preocupa que esté haciendo una tontería. —Dijo viendo su teléfono y después a Amelia quien veía la escena algo intrigada. — ¿haz hablado con ella? —Preguntó refiriéndose a Melissa.

—Desde hace un rato no responde mis mensajes, ¿por qué? —Dije curiosa.

—No, nada más... Simple curiosidad.

Amelia se despidió y yo me fui a mi recámara, tenía mucho sueño y después de la tarde de hoy caí rendida en la cama.

Desperté en la mañana, me duché y me arregle lo más que pude y salí a la sala donde mi madre Fabiola leía el período muy tranquilamente, ni siquiera la saludé y caminé directamente a la puerta, ella tampoco me dirigió la palabra lo cual me desconcertó mucho.

Al salir, se encontraba Amelia esperándome y nos fuimos juntas a la escuela, en el camino mi mejor amiga me hacía muchas preguntas acerca de la situación del día anterior que la tenía muy intrigada, no le contestaba muchas cosas trataba de omitir todo lo que le diera indicios de que se trataba de su tía.

Llegamos al estacionamiento de la escuela y al bajar de su coche vi el carro de mi Melissa estacionando a la misma vez que nosotras y note que Amelia suspiro al verla y yo temía que ella supiera lo que estaba pasando entre las dos.

— ¿Qué pasa? —dije tímidamente.

— ¿Ves esa tipa con la que viene mi tía? —dijo señalando a la chica que ni había visto venía acompañando a mi Melissa.

— Si, ¿qué pasa con ella?

—Es la ex de mi tía y hace unos días me dijo que le estaba pidiendo otra oportunidad —Suspiró —no me cae bien pero por lo que veo si le dio la oportunidad.

— Ohh

Mi corazón se partía en dos al ver cómo Melissa, mi Melissa besaba en los labios a esa chica quien sin pudor alguno la abrazaba y toqueteaba.

Esa escena me había dejado totalmente fuera del planeta, no entendía absolutamente nada había pasado de estar en el mismísimo cielo, a estar en el mismo infierno en un segundo.

Destinos unidos ¨Volver a creer¨Where stories live. Discover now