7

159 28 1
                                    

Supongo que la verdad siempre sale a la luz. El problema es cuando te toca afrontar la verdad.

Yo ya la había aceptado. Mi grupo de amigas eran todas unas fáciles. No es que las odie ni las juzgue por eso, pero cada vez se metían en más problemas por chicos.

¿En serio era necesario pelearse por un chico? o ¿era necesario bajarle el novio a otra? Cada vez me parecía más estúpido, pero no les decía nada.

Yo sólo era espectadora de todos sus actos. Me sentía fatal por no hacer nada.

Recuerdo que hubo una vez que mi mejor amiga le bajó el novio a una chica de dos años menos. Me sentí mal por esa niña pero no pude hacer nada.

En verdad, soy inútil.

Seguro te preguntarás por qué no salía de ese grupo. La respuesta es simple. Cuando eres popular, los demás te tratan como si fueras superior o como si fueras alguien especial, y no. Odiaba eso. Yo no soy nadie especial, quería que me trataran de igual, no como si fuera una cosa que admirar.

Cada día me resultaba más difícil fingir mi sonrisa. No sé en qué momento dejé de sonreír. Un amigo mío lo noto. Me preguntó por qué ya no sonreía como antes.

"Oye, ¿que fue contigo? Últimamente no estás sonriendo como antes. ¿Todo bien?"

Cuando escuché eso quise llorar. No sé hace cuánto tiempo alguien no me preguntaba si es que estaba bien. No me iba a poner a llorar en frente de él, así que me reí. Me reí y le dije que estaba todo bien, solo que estaba muy cansada. La clásica.

Cada día que regresaba a mi casa, regresaba a llorar. ¿De qué? No sé. Probablemente necesitaba a alguien para contarle mis problemas sin que éstos se vuelvan un chisme.

¿Mis padres? Creo que los odiaba. Es un mal sentimiento, pero era así. Ya te contaré por qué.

- H. T.

Debí Odiarte Antes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora