III

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Lisey se despertó ese día luego de tener una noche bastante intranquila. Tommy había estado muy inquieto durante toda la madrugada, como si lo acosara una serie de terrores nocturnos intensísimos. Sin embargo, esa mañana cuando abrió los ojos él ya no estaba allí, a su lado en la cama, de modo que extrañada por la situación, se vistió rápidamente y salió del cuarto en su búsqueda. Lo encontró en el living, afanado en firmar una serie de documentos encima de la mesa, con rápidos garabatos. Estaba de espaldas a ella de modo que no la había visto llegar, pero Lisey vio como del bolsillo trasero de su pantalón extraía su billetera, revisaba su interior y luego volvía a guardarla junto con un documento que en la tapa azul decía "Pasaporte". Al lado del sillón había una valija de tamaño mediano.

—¿Tommy? —le dijo. Él no se giró a mirarla.

—Te he dejado mi casa, todas las cuentas bancarias y el coche. A partir de este momento eres la única dueña de todas mis posesiones. Tengo que partir, Lisey —dijo. Su voz era fría, casi que distante y sin ninguna emoción en absoluto.

Sintió que una ola de irrealidad la dominaba repentinamente. Solo estoy soñando, aun no me he despertado y esto no es real, cuando lo haga Tommy seguirá abrazado a mi cintura con una mano encima de mis pechos y durmiendo a pierna suelta, se dijo mentalmente. Pero otro sector de su cerebro sabía que aquello era muy cierto, estaba sucediendo allí mismo, ahora.

—¿Cómo? —preguntó, confundida— ¿Partir, ya?

Tommy se giró de cara hacia ella.

—Ya tengo el pasaje de avión que me llevará a Nueva York, el taxi llegará dentro de cinco minutos. Mi idea no era irme y que estuvieras despierta, odio las despedidas y creo que lo sabes. Sé que es difícil, Lisey.

—¡No, no te vayas, por favor te lo ruego! —exclamó, caminando hacia él. Tommy ni siquiera la miró, y eso le dolía más a él. No era porque realmente estaba disgustado con Lisey, no era porque no le amase ni mucho menos, solamente que sabía a la perfección que al mínimo margen de duda se quedaría con ella. Y no podía permitirse flaquear en ese momento, Lucifer había sido muy claro la madrugada anterior, donde le había llevado a recorrer cada pasillo del infierno muy de cerca, donde le había susurrado al oído que debía partir la mañana siguiente o le mataría, se lo comería entero una y otra vez durante toda la eternidad, a él y a Lisey.

—Tengo que irme Lisey, no me la pongas más difícil de lo que ya es —murmuró él.

—¿Más difícil? —preguntó, en un grito agudo, con los ojos llenos de lágrimas— ¡Ya, para ti es difícil pero claramente para mí es muy sencillo, hijo de puta! ¿Eso crees verdad?

—Lisey, debes calmarte...

—¡No me pidas que me calme, cuando la persona que amo se irá en una cruzada asesina a otra ciudad! —le gritó. Su cabello rubio se sacudía en ondas— ¡Anoche no me dijiste nada!

—Anoche me enteré que debía irme —dos toques de bocina sonaron en la calle, Tommy se acercó a una ventana, corrió un poco la cortina hacia un lado y observó afuera. Luego volvió tomando del asa su valija con ruedas—. Es mi taxi, debo partir al aeropuerto enseguida.

Lisey comenzó a llorar ahogada por la angustia, intentaba hablar, pero solo lograba articular sonidos incomprensibles para el abochornado y cabizbajo Tommy. Al final ella se dejó caer encima de su hombro, lo rodeó con un abrazo y hundió la cara en su cuello, mojándole el cuello de la camisa con sus lágrimas.

—Por favor, dame aunque sea un último beso antes de partir, jamás volveré a verte si te vas a esa mansión. Por favor, cariño...

Tommy se apartó de ella un instante, abrió la puerta de la casa y le indicó al taxista que esperase un minuto. Se dio media vuelta rumbo a la camioneta, y volvió a los cinco minutos con una caja de zapatos amarillenta por la humedad. Tommy la sujetó bajo el brazo y le apartó con su mano libre un mechón de cabello del rostro de Lisey, que tenía la cara hundida en las manos llorando en espasmódicas sacudidas. Ella le miró con los ojos empapados y rojizos, y él le ofreció la caja.

Cuando el Mal viste de hombreWhere stories live. Discover now