Primera parte, capítulo 2.

22.4K 2.4K 548
                                    

1 año después.

Mónica se despertó con un leve gimoteo, su mandíbula se quejó ante el movimiento causando que jadeara. Apenas el día anterior, luego de su típico entrenamiento para mantenerse en forma, justo cuando bajaba del ring, una pelota se había encontrado con su mandíbula. Nadie sabía de donde había salido ni como había llegado allí. Solo que su rostro la había frenado. Ahora ya tenía un leve moretón en su cara y su ego dañado, nada del otro mundo.

Su teléfono celular sonó justo en ese momento, lo miró y observó la hora en el reloj de la pared, era apenas las 8 de la mañana. Nadie la llamaba a esa hora de la mañana, menos un día domingo.

Se estiró hasta agarrarlo y arrugó su frente al observar el número de teléfono, el Capitán la llamaba.

—Mmm —murmuró— ¿Qué pasa aquí?

Luego de contestar, oyó al hombre murmurar muy rápido.

—Ven aquí —soltó él.

—¿Ah? —dijo como pregunta.

—No hagas preguntas y solo ven —con eso colgó.

Ella observó el teléfono varios segundos sin comprender que pasaba, luego miró alrededor y jadeo. Su examen, pocos días antes lo había dado, por quinta vez, y quizás por fin había tenido buenos resultados.

Jadeo aún más emocionada y saltó lejos de la cama, sin antes enredar sus piernas en la sábana y tropezar, acostumbrada a sus accidentes logró estabilizarse rápidamente y como si todo eso no hubiera pasado corrió hacia el baño.

Ya allí se metió a la ducha más rápido de lo que creyó posible, y luego de algunos minutos, salió y se miró en el espejo. Mónica observó su rostro sonrojado y algo moreno, sus ojos castaños claros le devolvieron la mirada un segundo antes de observar la maraña de rulos negros que adornaban su cabeza hasta sus hombros, siguió observando hasta su mandíbula y casi chillo al ver el moretón, pero a recordar que estaba apurada lo olvido enseguida, tomó la toalla más cercana que encontró y procedió a secar su cuerpo. Unos minutos después ya estaba saltando en su departamento intentando ponerse los pantalones mientras comía al mismo tiempo una tostada con mermelada y mantequilla. Abrochó el pantalón de su uniforme y observó su vientre y el rollito que se la había formado. Ella era alta, media 1,70 cm lo que la hacia una de las mujeres más altas dentro del departamento, lo que de cierta manera le gustaba, lo único de lo que a veces se quejaba era de su peso, unos cuantos kilitos sobre lo que debería ser. Mónica terminó de vestirse y corrió al armario buscando una blusa limpia, jadeo cuando notó que la única allí era justo la que le quedaba algo apretada del busto, con un gruñido se la puso y al ver que tenía dificultades para abrochar el botón que quedaba sobre sus senos soltó un bufido, esto provoco que algunos risos cayeran sobre su rostro, miró alrededor.

—Aja —soltó y agarró un alfiler de gancho para ponerlo en su blusa.

Al ver el resultado se encogió de hombros, luego tomó su mochila y salió de su departamento. Algo le decía que debía correr hacia la estación de policía, quizás por fin tendría una buena noticia.

***

30 minutos después Mónica ya estaba en el departamento de policía, caminando hacia la oficina del Capitán mientras observaba alrededor y terminaba de arreglase, amarró su cabello en una cola de caballo y tomó aire antes de golpear la puerta, había varios hombres dentro de la oficina notó.

El capitán le indicó que ingresara con un movimiento de su mano.

No creo que esto tenga que ver con mi examen, pensó algo preocupada al ver que cuatro pares de ojos la observaban fijamente.

EL Anhelo de MónicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora