CAPITULO 20

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3 semanas después:

AITANA

Cambiaron un poco las cosas con Caleb pero pasaban los días y seguí apoyándolo, el me necesitaba, cada vez se veía peor, preocupado, nervioso y triste.

Pero al mismo tiempo tenía que estar con mí ahora novio, me dividía en 2 por qué ambos me necesitaban, es realmente difícil. Pero no me podía alejar de ninguno.

Los días están tan tranquilos. Edwin me pidió perdón una y mil veces aunque yo le dije que no era necesario, que comprendía que estuviera molesto. Obviamente no le dije nada del beso con Caleb para evitar problemas. Solo le pedí que no lo volviera a hacer y él dijo que jamás lo haria de nuevo.   

Casi todos los días Edwin estaba en mi casa y Caleb llegaba a ir pero en cuanto veía el carro de Edwin, solo se retiraba y al otro día me hablaba muy poco, creo que seguía pensando que prefería a él. Pero eso no es así yo solo quiero que ellos se conozcan y pudieran darse cuenta de lo importantes que son ambos para mí.


****

Llegué, al servicio y empezamos nuestro trabajo. Las horas pasaban y todos tenemos demasiado trabajo, tenemos alrededor de 20 camas en el área de labor y todas llenas 5 camillas en el área de expulsión 4 partos en proceso Y 2 más en quirófano, las 2 con cesarías y en recuperación eran 20 más de las cuales tenemos 5 llenas y las 6 mujeres que están atendiendo.

Así que si diría yo que es uno de los peores días, en los años que llevo aquí solo unas 3 veces a estado así, con demaciados pacientes, esto es una locura.

Son las 2 de la tarde escuche un teléfono sonar.

Por fortuna el trabajo había bajado y vi a lo lejos a Caleb contestar aquel ruidoso teléfono, a pesar de que yo estaba, un poco lejos no podía escuchar lo que decía pero podía ver lo ademanes y caras que hacía.

Alguien en la línea dijo algo y el llevo en automático las manos a su cara, ladeó su cabeza de un lado y hacia otro, una parte de mi sabía que podría ser la noticia que recibía, me hizo ponerme algo nerviosa, empecé a sentir una gran presion en mi pecho, estaba a punto de llorar, corrí hasta donde estaba el.

—¿Que está pasando? —Vi su ojos llenos de lágrimas y supe que era lo que pasaba. Lo abrase y me puse a llorar con él —. Lo siento mucho, mi niño, aquí estoy para lo que me necesites —Quería decirme algo más pero su voz estaba muy Inestable.

—Vete —le dije con mis ojos inundados —. Yo llego al rato –Lo empuje un poco hacia la salida —. Caleb —le hable.

—¿Ehmm? —pregunto, pero su vista estaba perdida como si tratara de asimilar lo que estaba pasando.

—No estas solo, te quiero mucho, el abuelo ya está en un lugar mejor —Ya no contesto más solo salió corriendo.

—¿Está todo bien? —pregunto en cuanto Caleb salió pero yo no pude responder, por qué todo esta mal. Lo único que hice fue abrazarlo y llorar sobre su pecho con un gran dolor en mi corazón.

El rodeo sus manos en mi espalda y dijo —: Todo estará bien —como si entendiera todo lo que pasaba.

Por fin era la hora de la salida, necesitaba correr a casa de los abuelos, pero antes tenía que pedir permiso para que pudiéramos faltar el día de mañana, tanto Dani como yo, así que fui a la dirección del hospital para pedir el día.

—jefe ¿Como está?

—Muy buen jefa Aitana.

—Necesito dos favores, el primero es si me podría dar el día mañana y la segunda necesito un permiso para Daniel Caleb —le conté lo que estaba pasando. Teniendo tanto tiempo en el hospital ya era normal y incluso bastante cómodo hablar con el jefe.

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