CAPITULO 28

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AITANA

En cuanto sentí que Caleb se levantó yo abrí mis ojos y lo vi alejándose.

Era el momento perfecto para yo levantarme y poder darme un baño antes de retirarme, así que eso hice me levanté, me di un baño, me arregle un poco, arregle la cama y salí de la habitación, Camí me intercecto cuando estaba apunto de llegar a las escaleras.

—Estoy lista cuñada —dijo Entusiasmada

—Perfecto chaparra.

Bajamos ambas a la sala, todo se veía tranquilo, la mayoría se la familia de Dani ya se había retirado, solo quedaba uno que otro familiar. Mis ojos escanearon el lugar y Dani estaba recargado en la puerta  de la cocina, y su mamá estaba al lado de la estufa. 

—Suegra muchas gracias por todo —Ambos me voltearon a ver y sonrieron.

—No es nada, cuando quieras puedes venir, ¿No se quedarán a desayunar? —pregunto viendonos a Cami y a mí. Negué con la cabeza.

—No muchas gracias, tengo unas cosas que hacer y comeremos algo tan pronto lleguemos.

—Cuida mucho a Camí por favor y no dejes que se porte mal —reí un poco y asentí.

—Nos vemos.


***


Llegamos a casa después de un largo tiempo fuera. Le mostré la casa a Cami y le mostré donde se quedaría
Mi nueva roomate, se veía conetanta ella decia que podriamos hacer pijamadas y cosas por el estilo y la verdad es que estaba un poco entusiasmada tambien.

La dejé en la sala jugando con su teléfono, y yo despues de pensarlo mucho decidí marcarle a Edwin el contesto, diciendo que llegaría pronto. 

Realmente quiero verlo, correr a abrazarlo y al vez tenía miedo por qué sé que le tengo que platicar todo lo que ha pasado hasta ahora.

No se si soy muy honesta o me pasó de tonta, pero nunca me ha gustado ocultar cosas a nadie. Soy bastante rara.

Me senté en la silla del comedor y recargue mis manos en la mesa. Quizá por qué estaba nerviosa. Quiza por qué necesitaba iluminación para saber cómo podría decirle a Edwin lo que pasó con Caleb.

Escuché el
DingDong del timbre de mi casa 

Frunci el entrecejo le fui a abrir. Gire la manija de la puerta y allí estaba el parado, con los ojos rojos y tenía unas enormes ojeras como si no hubiese dormido por días.

—¿mi amor como te sientes?¿Cómo sigues? —No podía, no quería contestar nada, solo me colgué de su cuello y rodee mis piernas a su abdomen , mientras, lo besaba como jamás lo eh echo.

El me tomo de la cintura y camino así adentro de la casa.

Me bajo en el sillón, tratando de respirar y poco.

—¿Te sientes bien? Vamos al hospital para te revisen y te hagan exámenes —dijo realmente nervioso. Sus ojos escanearon todo mi cuerpo y se centro en mi cara, que supongo no se veía nada bien por qué hizo muecas.

—Tranquilo mi amor ya me siento mejor, solo se me bajo la presión y estaba un poco deshidratada además no necesito ir medico cuando tengo uno aquí —sonreí un poco, el me miro con su cara tan tierna y llevo sus manos a mis mejillas.

—Pero mi amor te vez tan pálida —acurruco mi rostro entre sus manos.

- De verdad estoy bien quizá solo necesito hierro —Le sonreí para que el se quedará más tranquilo.

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