Capítulo I (A): Primera vez lejos de casa

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La vida debe ser muy triste lejos del mar, o eso pensaba yo antes de creer que abandonaría mi hogar en las gélidas aguas del reino norte, y según la reina, era natural pensar eso para una especie tan arraigada al océano, pero sin duda cada día me asombraba más con las maravillas de la cultura mediterránea, y mientras el ferrocarril recorría los campos del reino del este, yo Ria-Nab, observaba los frondosos bosques desde la ventana mientras mi compañera, Yukihira, escuchaba música en un extraño aparato con unas cosas que se conectaban a los oídos.

- Al parecer el camino a la ciudad de Rim te está pareciendo divertido. Exclamó Yukihira desde su silla de ruedas.

- Nunca creí poder vivir la experiencia de estar tan alejada del mar, se siente muy distinto todo viéndolo desde aquí. respondí.

- Es por el anillo que Edelweiss te dio por medio de la reina, anula el efecto de nostalgia mortal de tu raza, mientras lo lleves puesto no recibirás el daño espiritual causado por alejarte del mar sin perder tus poderes de selkie. Me dijo Yukihira.

- ¿Y qué hay de ti?, ¿Por qué no usas tus regalos? Le dije.

- No puedo estar malgastando mana, no me molesta usar la silla de ruedas mientras pueda; también los objetos mágicos deben usarse solo lo necesario, me los pondré cuando el tren se detenga y tengamos que bajar. Dijo Yukihira.

Entonces miré a una camilla al fondo notando a Emmanuel, mi maestro, y viendo que dormía abrazado a una gran espada de batalla dije:

- Se ve muy débil desde que salimos, ¿será que extraña la presencia de la reina?

- Eso júralo, pero no creo que sea la causa; recuerda que Edelweiss le dio un licor especial que hará que su aura se restaure rápido, pero a cambio debe usar ese extraño collar que elimina su poder, básicamente no es un demonio por ahora. Me dijo Yukihira.

- Me duele verlo así, se ve incluso más viejo y débil. Respondí.

- Es por que su cuerpo se acostumbró a usar la energía de la piedra filosofal, cuando se recupere su juventud y vitalidad volverán y el collar se destruirá solo, por ahora no podemos hacer más que dejarlo descansar. Explicó Yukihira.

Entonces me acerqué a él y observándolo dije:

- Se ve bastante lindo incluso ahora, no puedo esperar a verlo sano de nuevo.

- Sigo sin entender que te gusta de él; puede que se vea joven, pero podrías ser su hija, es el efecto de su poder lo que lo ha mantenido en esa forma. Me dijo Yukihira.

- Aun así, fue su actitud amable lo que me enamoró, y mis instintos lo eligieron, no es algo que yo desee; aun trato de pensar como le diré a Marina que terminé como la dama de compañía de su padre y que hasta su madre sabe que me enamoré de él, soy tan tonta que no me importa que esté comprometido y no me duele compartirlo, pero no creo que sea del todo malo. Exclamé.

Yukihira me miró de forma extraña al oírme y dijo:

- Como sea, ese no es mi asunto, pero aunque la reina te acepte y acepte darle el derecho real de tenerte como concubina si llega a ser necesario, no creo que sea lo mismo con Marina, y eso te puede ocasionar problemas.

- Lo solucionaré a su tiempo, por ahora solo me concentraré en ser una buena dama de compañía, y por eso llevo esto conmigo. dije para luego hacer brillar mi amuleto.

Mientras sacaba un pequeño libro, Yukihira se quitaba las extrañas cosas de los oídos y decía:

- ¿Qué clase de libro es ese?

Legado VIII - Una sirviente leal/ La ciudad de Rim/ Miguel y la chica misteriosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora