Capítulo 45

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El área del comedor era bastante sencilla, ni si quiera se habían tomado la molestia de construirle una carpa. Apenas había mesas suficientes para la mitad de la población del lugar, pero no parecía que eso fuese un problema. Junto a esta, se encontraba la cocina, un poco más sofisticada pero tampoco nada destacable. Tenían un enorme refrigerador con puertas transparentes que revelaban su vacío interior, un par de viejas estufas conectadas a un tanque de gas móvil bastante oxidado. En ese momento la cena ya había terminado y un sujeto de talla grande lavaba las cacerolas sin mucho ánimo.

Derek se encontraba levantando los últimos platos de la mesa más cercana a la cocina. Al verlo de nuevo, me dio un extraño vuelco al corazón. Era cierto lo que nos habían dicho, Derek se encontraba en ese agujero con nosotros. ¿Qué hacía ahí? ¿Se había tratado de una mala broma? ¿En verdad era hijo de un senador? Pude ver en él un rostro apagado, desanimado. No, supe de inmediato que algo malo le había sucedido. Mientras me acercaba con Alex y Vanessa, comencé a ponerme nervioso. ¿Qué se supone que le diríamos luego de lo sucedido? Al vernos llegar, detuvo de inmediato sus quehaceres, pude ver cierta sonrisa en su rostro.

- Yo ya los hacía en Texas en medio de una masacre -apuntó.

- Nosotros ya te hacíamos en...donde fuera que "una ubicación segura" se significase -respondí.

- Touché.

Permanecimos en silencio durante unos segundos, ninguno de los dos estaba seguro de que decir al respecto.

- Esto es incómodo -soltó Alex.

- Si -dijimos los otros tres al unísono.

- ¿Qué haces aquí? -preguntó Vanessa.

El chico hizo una mueca.

- Con las protestas, cancelaron todos los vuelos.

- Lo siento -dije.

El chico se encogió de hombros.

- Al menos me dejaron hablar con mi padre...

- Eso es bueno, ¿no? -sugirió Alex.

Derek miró al suelo con una sonrisa triste.

- Sí, lo es...está en Alaska. En un nuevo refugio que recién terminaron, esta con mi madre y hermanos. Hablé con todos ellos...fue bueno.

Sentí envidia, yo hubiera dado lo que fuera por al menos tener una llamada con mis padres, tan solo para decirles que me encontraba a salvo y que no tenían que seguir preocupándose por mí...aunque sea para confirmar que seguían con vida y que no estaba en el fin del mundo siguiendo el rastro de un fantasma. Miré a Derek y me sorprendió lo feliz que se veía, nunca lo había visto así. "Al menos uno de nosotros tuvo un buen día" pensé, para luego replantearme, ¿era él uno de nosotros?

- ¿Y ustedes? Supongo que no alcanzaron a salir de la ciudad -murmuró.

- Obviamente no -lamentó Alex.

- ¿Cómo terminaste aquí?

- Mi padre me dijo que...que no confiara en el gobierno, que hiciera todo lo posible por llegar a Alaska, pero que abandonara la ciudad de ser necesario. Salí a la calle camino al callejón y accidentalmente terminé en las protestas. Los chicos me trajeron con ellos...y heme aquí.

- ¿Quieres volver con nosotros? -le propuse.

Ya lo habíamos discutido en grupo hacía unos minutos, antes de que nos enviaran a nosotros tres a buscarlos. La votación había sido contundente, la mayoría estaba de acuerdo en que, por muy odioso que pudiera resultar Derek, no le hacía daño a nadie.

- Texas está en dirección contraria a Alaska -observó.

- Quizás podrías encontrar otra ruta desde ahí...-propuso Vanessa-. Venir con nosotros a Cuba, ir a la embajada y...

Derek miró el suelo una vez más.

- No, estoy muy seguro de que si voy con ustedes...jamás llegaré a Alaska.

No sabía que responder. No me importaba que no viniera con nosotros, pero no me gustaba la idea de que emprendiera un viaje hacia el norte el solo. A nosotros, siendo un grupo y con un vehículo y refugio móvil nos había tomado días, ¿qué le deparaba a él? Me detuve un momento.... ¿acaso me estaba preocupando por Derek?

- Pero...de cualquier forma...Alaska parece un sueño desde aquí , ya no hay forma de llegar hasta allá-respondió-. Acepto, me guste o no, ya estoy adentro de su mierda. Me gustaría ver como termina.

- ¿Gracias? -dijo Alex confundido.

- De acuerdo, nos iremos en unos minutos que terminen de cargar el combustible.

Vanessa y Alex fueron los primeros en dar media vuelta, el chico me detuvo.

- Si sabes que no llegaremos a tiempo a la Soledad, ¿no?

Sus palabras fueron como una daga en el corazón, un doloroso empujón hacia la realidad.

- Si tenemos suerte, llegaremos a media batalla -aseguró.

- ¿Entonces por que vienes con nosotros? -le pregunté.

Derek miró el suelo.

- No lo sé...mi vida siempre ha sido algo plástica, ¿sabes? Siempre conseguía lo que quería, iba a las mejores escuelas y ni siquiera tenía que esforzarme en ellas...como fuera, mi familia ya tenía dinero y era poderosa. No tenía sentido esforzarse si todo ya estaba decidido...poco podía elegir yo sobre que hacer con mi futuro, ya estaba todo arreglado en bandeja de plata...

- Creo que...

- Ya se lo que piensas, que soy patético. El niño rico quejándose de ser rico. Lo sé, es estúpido, soy estúpido...pero hay algo más.

- ¿Qué?

- Cuando estaba con ustedes, al principio fue reconfortante saber que no estaba solo. Que no era el único buscando el camino a su hogar. Y ahora que hablé con mi familia, se sintió mucho como una despedida -se le quebró la voz-. Como sea, cuando descubrimos ese boleto a las Antillas, sentí algo...que podía ser parte de algo más importante que eso.

El chico se cruzó de brazos y miró al techo mientras reflexionaba.

- Ustedes, podían tomar ese boleto e ir directo a Florida, pero no lo hicieron...se crearon excusas para volver sobre sus pasos a la Soledad, a una causa más grande que ustedes. Ahora que siento como si ya hubiera alcanzado mi objetivo, de cierto modo...creo que...lo necesito...necesito algo más grande que yo.

Sonreí, el chico no era tan diferente a nosotros.

- Bienvenido a la Comunidad del Mono. 

Pandemia Parte IIWhere stories live. Discover now