Prefacio

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***

El viento golpeaba fuerte la ventana de aquella habitación debido a la tormenta que azotaba en esa noche.

Las condiciones climatológicas cada día empeoraba en Raccoon City provocando en Chris unos pensamientos acerca del próximo fin del mundo por todas las tragedias que aparecían cada día por el incremento de llamadas en la línea de emergencia para reportar accidentes de tráfico, inundaciones, postes de luz y árboles caídos; y mascotas abandonados en condición de riesgo.

Salió de su dormitorio, mientras se acomodaba su impermeable antes de partir a su turno nocturno en la estación de policía. Le desagrada la idea de trabajar una jornada de doce horas cuando puede estar durmiendo o ayudando a su hermana menor a cuidar a los hijos de la señora Nivans, los cuales eran un verdadero dolor de cabeza siendo un elemento a considerar para no tener hijos.

No le gustaba ver a un niño haciendo berrinches en la vía pública, gateando en una superficie sin higiene, las quejas constantes y su favorita es roban el tiempo libre conseguido después de cumplir con todas las responsabilidades que implica ser un adulto.

Por otro lado, Claire es todo lo opuesto: amaba cuidar a los niños y convivir con ellos sin importarle que fueran malcriados con los cuidados a dar. Parecía que los dioses le dieron una paciencia infinita en dedicarse a ser niñera para solventar los gastos universitarios.

—¿A qué hora llegarás a casa? —preguntó Claire

Chris miró a los hermanos Nivans jugando en el living con un juego de mesa evitando el consumo excesivo de energía eléctrica por las fallas demostradas en los últimos días.

—No lo sé, Wesker en los últimos dos días me ha aumentado la carga de trabajo —respondió

Su capitán de unidad le había asignado capacitar a su nueva compañera de unidad, quien lo acompañaba a los reportes hechos por los ciudadanos y le enseñaba las herramientas necesarias.

—Deberías pedir vacaciones para que descanses del estrés.

Chris alzó una ceja.

No le sorprendió el comentario de su hermana haciendo una referencia en que debía de ayudarla a cuidar a los niños Nivans con la finalidad de que Claire pueda hacer sus proyectos finales de la facultad sin distracciones.

—No quiero cuidar niños —se quejó—. La última vez que cuidé a Piers vomitó encima de mí después de haberlo cargado en los brazos.

Claire soltó una carcajada al recordar el momento en dónde Piers cometió un pequeño error después de haber padecido una infección estomacal por haber comido una alta cantidad de papas picantes.

—Son cosas de niños, además ya no tiene ocho años sino once.

¿Cuál es la diferencia? En cualquier etapa Piers se convertirá en un dolor de culo porque enfrentará cambios hormonales que afectan su personalidad encajando con algún estereotipo de adolescente, aunque Chris deducía que el niño sería el chico malo que toda adolescente esperaba conseguir de novio.

—Maldita sea, tiene sentido sus nuevos pensamientos —replicó Chris

En las últimas semanas Piers no dejaba de molestar a Chris en sus ratos libres del trabajo para asegurar que en un futuro próximo serían novios y vivirían juntos en una casa cercana al bosque.

—¿Qué quieres decir? —argumentó Claire, con voz curiosa

La joven se veía angustiada por la queja de su hermano porque el día anterior los padres de Piers hicieron varios cuestionamientos de la crianza y cuidados brindados a su hijo al demostrar unas dudas inexplicables acerca de su sexualidad a una edad temprana donde la mayoría de los niños pensaban en jugar videojuegos o salir a caminar con los amigos.

—Soy el amor platónico de un niño —replicó Chris—. Piers sueña en que un día me convertiré en su novio y viviremos juntos con un gato.

—Debe ser una etapa que pasan todos los niños, apenas está conociendo su cuerpo y sentimientos—dijo Claire—. No hay nada de qué preocuparse sus padres lo están llevando a terapias para hacer el proceso fácil de aceptación y entendimiento eso incluye nuestra participación si llega a decir sobre su relación a futuro solamente dale una respuesta positiva de todos modos, no van a terminar juntos por la diferencia de edad que tienen.

La sexualidad en niños era un tema complicado de hablarlo en casa por los diferentes tabúes existentes en la sociedad y la mentalidad cerrada heredada en cada generación que no había decidido en dar un cambio inesperado adaptándose a las nuevas tendencias.

Dicho lo anterior, Chris prefería mantener ocultos sus gustos para evitar ser victimizado por la violencia dada en las calles por las personas que rechazaban la condición que padece en preferir ambos géneros, lo cual se creía que era una sola etapa por la confusión y miedo al compromiso con una belleza mujer.

Antes de responder la respuesta de su hermana analizo cada oración mencionada para no decir ningún comentario que fuera a afectar su relación y estabilidad obtenida en estos años difíciles.

—No me quejaré del pequeño Nivans —aseguró Chris, y agarró su termo de café para mantenerse despierto durante toda la noche—. Debo marcharme sino Wesker me descontará la hora.

Chris le dio un abrazo de despedida a su hermana, lo cual provocó que Piers dejará de jugar monopolio y corriera hacia la cocina para agacharse en el piso gélido impidiendo la partida de Chris, mientras se sujetaba fuertemente de su pierna derecha.

—Por favor, quédate —dijo Piers

El joven bajó su mirada hacia Piers, quien intentaba no sollozar por su ausencia durante toda la noche sintiéndose desprotegido el menor a causa de las historias inventadas por Claire para calmarlos cuando estaban inquietos por el alto consumo de golosinas.

—Pequeño, debo marcharme sino no podré llevarte por un algodón de azúcar cuando acabé la tormenta —replicó Chris

El niño se apartó de su pierna y decido una sonrisa tierna. Chris frecuentaba salir de paseo con los pequeños cuando Claire se encontraba ocupada por cuestiones estudiantiles, por lo tanto, decidía llevarlos a ferias, parques o centros comerciales a fin de pasar un rato agradable fuera de la misma rutina cotidiana.

—¿Sería nuestra primera cita de novios? —preguntó el pequeño

Chris se sonrojo ligeramente y miró a su hermana, quien hacía señas de aceptación a la petición de Piers. No esperaba que un niño tuviera esos pensamientos a temprana edad sino que su mentalidad estuviera enfocada a los juegos y caricaturas que pasaban en la televisión.

—Sí y no —balbuceó—. No sería nuestra primera cita como novios porque aún no he hablado con tus padres para pedirles permiso.

El pequeño volvió a sonreír.

—¿Me prometes que hablara con mis padres?

Sin tener otra alternativa Chris accedió a hacer una promesa inocente que nunca va a cumplirse por la notable diferencia de edad, además en cualquier momento Piers se marcharía del poblado para mudarse a una gran ciudad con la finalidad de cumplir sus sueños y metas establecidas en el recorrido hacia la adultez.

—Te lo prometo, Piers. 

BittersweetWhere stories live. Discover now