Dos

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Estoy tan frustrado. Los exámenes al fin terminaron y yo no puedo estar más satisfecho por ello. Pero estás últimas dos semanas no he sabido nada del idiota de Snow y Penélope sigue odiando me aún más abiertamente.
Simón ya no me sigue con la mirada, ya no me reta y mi primo le ha hecho un par de bromas que simplemente lo habrían herido si no llego a intervenir.
Espero que está caminata por el bosque me ayude a despejar mi mente un poco.

- Sigues triste hombre de humo. - Escucho a una de las hadas hablar.

- Alejate. - Es un tono un tanto hostil.

- Si no quieres que te veamos así, no deberías venir así.

Estoy detrás de un árbol. La persona que está ahí es Snow, siento como mi cuerpo recibe una descarga de solo verlo.

- ¿Es por la mujer de cabellos dorados que estás así?.

- Dije que te fueras.

- Debes calmarte o incendiaras todo.

Sigue caminando y veo como Penélope llega a su encuentro.

- Toma, esto nos servirá.

- Déjalo Penny no voy a pasar así que solo haré otro examen escrito.

- Estoy harta de esa actitud tuya. - Es la primera vez que escucho ese tono de ella en él. Siempre le habla mejor que a nadie.

- Ya lo pensé y haré lo que el hechicero me pide.

- Simón estás cansado y por eso no piensas bien lo que dices.

- Soy un asco como mago, pero aún así me quieren mantener a salvó. Es vergonzoso.

- ¿Y que ganarán escondiéndose?. Dijimos que pelearemos de frente. - Le pone la mano en el hombro. - Estaremos bien. Todos.

- Me iré. Está noche le haré saber al hechicero que haré lo que me pide y me iré de aquí tal como quiere.

- No.

Afortunadamente el grito de Penny no dejo que el mío se oyera. Siempre me he sentido celoso de su relación, no es romántica, es mucho más fuerte y eso es lo que me molesta tanto.

**********

Estoy harto. Ya no puedo ignorar a Baz simplemente, lo he pensado mucho y tengo que irme lejos.
Soy un pésimo mago y aún así debo estar vivo para la batalla final. Solo que no se que haré si ese último duelo es con mi tormento de ojos grises y cabellos negros llamado Basilton Pitch.
Cada mañana me levanto antes de que salga el sol, me baño y me voy al comedor. Almuerzo sin hambre algo raro en mi. Lo he pensado y llegué a una conclusión. No es la que esperaba pero no hay ninguna que vaya con mis síntomas.
Penny ahora no lo entiende y no creo que lo haga. Lo mejor es irme.

- ¿Es por él?

- No.

- Solo deben hablar. Por años se han lanzado maldiciones y ahora no pueden arreglar esto.

- Penny por favor.

- Por Alexter, Simon. Enfrentas dragones, maldiciones y al maldito Hudrum y no puedes con tus propias emociones.

- ¿Penny?.

- ¿Que hizo en ambas ocasiones?.

- Nada. Solo se retiró.

- ¿Dijo alguna maldición?. ¿Te pego?.

- No.

- Eso quiere decir que no le molestó tanto.

- Penny.

- Entiendo. Las cosas no son fáciles, pero aún tienes mi magia, podemos lograrlo.

- Penélope eso no va a pasar. Ya de por sí es complicada mi situación.

Penny me regaló una de esas sonrisas de compasión que solo tiene para mí. Aún recuerdo cuando le dije que lo bese, después del segundo beso.

- ¿Estás loco?, ¿Por qué lo hiciste?.

- No lo sé.

- Si que eres idiota.

Tenía la cara roja, aún sentía como me ardían las mejillas pero si no le decía me iba a volver loco.

- Habla con él y arregla esto de una buena vez.

- Estoy seguro que ahora me odia más que nunca.

- Son un par de Elfos ustedes. Se la han vivido uno detrás del otro y por un par de besos quieres huir al lugar más lejano.

- No me digas Elfo.

No tiene nada de malo, aún ellos pueden hacer magia mejor que yo. Pero se que lo uso como insulto.

- Él no respondió a ninguno. Es obvio que la que le gusta Agatha. Siento pena por Altea.

- Eres un imbécil y yo siento pena por ti.

- Vamos, tengo que buscar al hechicero.

Estoy algo cansado y eso que apenas son las 10 de la noche. Por más que busque al hechicero no logré localizarlo. En fin ya le diré después, supongo que le dará gusto saber que me quiero ir.
Penny tiene razón estoy huyendo, pero es lo mejor, esto que estoy sintiendo no me deja hacer las cosas ni la mitad de bien como antes. Incluso hace unos días me salve de puro milagro por no fijarme dónde camino. Basilton y sus primos me vieron caer y se rieron mucho. Él ni siquiera volteo a verme.
Me odia.
Es en todo lo que puedo pensar. Es su deber siempre me lo dice, pero el mío es matarlo y no voy hacerlo.
Está vez pienso dormir sin bañarme, ya voy tarde y él no tardará en llegar.

*******
Apenas y bebi está noche, sigo muy nervioso. El idiota de Simón le dijo a Penny del beso. Era de esperarse, pero si ella lo sabía cuándo fue hablar conmigo...
No, yo tengo que mantenerme firme. Pero si es verdad que se va, ¿Que debo hacer?. Por lo único que sigo viniendo es por qué está aquí conmigo, bueno estaba.

El agua cae por mi cuerpo y siento como mis músculos se relajan, hoy tuve práctica de fútbol y después camine por más de una hora.
No puedo pensar con claridad. Yo pensé que él me odiaba, o al menos yo no le agradaba, pensé que mi amor moriría conmigo. Y Snow sería el que nos matará.
Pienso luchar pero no soy tonto, se que no puedo ganar. No quiero ganar.

- Dijo que teníamos una conexión.

Esas palabras están en mi cabeza. Me dan risa, dos enemigos con una conexión, eso ni en los mejores cuentos de los normales.
No quiero que se vaya, pero tampoco quiero exponerme.
No te odio. Nunca pude.
Cuando salgo del baño aún no llega, decido cambiarme, está haciendo calor así que me pondré algo ligero igual duermo cobijado.
¿Que haré?. De repente siento un golpe en el pecho, ¿Y si ya se ha ido?.
Me pongo un pantalón de prisa y una camisa negra que está encima de mi suéter. Tengo que encontrarlo.

Del odio al amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora