Capitulo 7

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— Hola, me alegro de que hayan venido y espero que tengan hambre. — detrás de Valentina había una parrilla inmensa en la que ardían troncos para convertirlos en carbón, y a su lado estaban preparados unos grandes filetes de salmón. Todo tenía un aspecto organizado y al alcance de la mano para una cocinera experimentada como Juliana, era una de sus aficiones, que no lograba practicar muy a menudo.

—Usted cocina, señorita Carvajal? — fue entonces cuando la piloto se preguntó si Valentina sabía cómo se llamaba. No habían llegado a tutearse en todos sus anteriores encuentros.

— Por favor capitana, llámeme Valentina.— Le ofreció a Renata una gran mano bronceada y se presentó a la acompañante de Juliana. — Bienvenida a mi casa, soy Valentina Carvajal, y ya conoce a Lana.

— Gracias por la invitación, yo soy Renata Barranco, y veo que ya conoce a Juliana y me parece que con usted sobran las presentaciones, Valentina Felicidades por su reciente triunfo.

Valentina asintió aceptando el saludo, señaló unos asientos, ahora que habían terminado las formalidades se trasladaron al bar que había al aire libre.

—¿ Les puedo ofrecer algo de beber?

— vino blanco y whiskey, si tiene –contestó Renata por las dos. Valentina vio la mirada de Juliana hacia su compañera por hacer eso y espero a ver si la morena contestaba por su cuenta.

—En realidad, me apetece un chocolate caliente.-dijo Juliana.

—¿ Con o sin malvaviscos?-Pregunto Valentina.

— claro que con!.

—¿ chocolate caliente? ¿ estás loca? Estamos como a cien grado.— las advertencias de Renata cesaron cuando Valentina destapó el termo del bar y sirvió dos tazas de chocolate caliente, luego colocó un puñado de malvaviscos en las dos y por fin sirvió un whiskey.— ¿como ha sabido que no soy yo la que bebe vino? — Los ojos marrones se entrecerraron casi lascivos cuando Valentina les sirvió las bebidas correctamente sin tener que preguntar.

— pura intuición, señorita Barranco.

— Renata, por favor. — Aceptó la bebida y vio que Juliana rodeaba con las manos la taza que le había dado Valentina como si hiciera frío. ¿ Donde demonios había conocido Juliana a la tenista número uno del mundo y por que parecían tan cómodas la una con la otra?

—Bueno, ¿ Qué tal si se entretienen solas mientras yo cocino el pescado? Si se lo piden amablemente, Lana estará encantada de mostrarles todos los trucos que sabe, empiecen por pedirle que se haga la muerta y continúen a partir de ahí.— Valentina había pensado en acercarse a la otra casa para cancelar la cena cuando salió a correr, porque Mateo había adelantado un día la sesión fotográfica, pero a pesar de la compañera, quería ver a Juliana otra vez ante de que terminaran sus vacaciones y volvieran a casa.

Lana, hazte el muerto. — dijo Valentina para que arrancara, Valentina se sacó una pistola imaginaria del bolsillo y le disparó, la cómica peluda se empezaba a caer y quedarse inmóvil un truco que hacía la mayoría de los perros, se llevo una pata a la cabeza y ladro como si Valentina hubiera de verdad apretado el gatillo, luego se tambaleó un poco y cayó a los pies de Juliana, gimiendo unas cuantas veces más antes de morir, mientras Juliana se reía con las payasadas de la perra, Renata se levantó y se sirvió otra copa, llenándose el vaso más de lo que lo había colocado Valentina. Esta era la Juliana que había conocido Renata una noche al salir con sus amigas, Renata la había perdido, pero al parecer Valentina la había encontrado y había animado a Juliana a salir del caparazón en el que se había metido.

— Lana, baila — le indicó Valentina de nuevo, Renata no apartaba los ojos de Valentina, mientras que Valentina no apartaba los ojos de Juliana, quien a su vez no apartaba los ojos de Lana, dejando que la perra se marcara un baile sobre las patas traseras, Valentina le pidió a Renata que vigilara los filetes un momento mientras ella corría dentro, Juliana alabó a Lana por su esfuerzo y se quedó mirando a Valentina cuando está entró en la cocina, donde estuvo un momento, la alta castaña regresó con un cuenco de espárragos marinados para la parrilla y una sonrisa para Juliana.

Eso si que es divertido, tener a alguien con quien cocinar, pensó Juliana mientras observaba a la joven trabajando en la parrilla, a Renata no le gustaba hacer nada en la cocina, mientras que a Juliana le encantaba pasar el día probando nuevas recetas cuando tenía tiempo. ¿ Por que demonios estoy pensando en esta persona de esta forma? La llamada a la mesa por parte de Valentina no le dio tiempo a Juliana de plantearse la respuesta a la pregunta mental.

Durante la cena, Valentina bebió agua, lo mismo que Juliana, dejando que Renata se terminara la botella de vino blanco que estaba en la hielera encima de la mesa. La corredora de bolsa rechazó un café o un chocolate caliente y volvió a la botella de whiskey con la que había empezado al llegar, se habían quedado sin conversación cortes veinte minutos antes, y tanto Juliana como Valentina notaban creciente mal humor en Renata.

— tal vez deberíamos irnos. — Juliana no tenía ganas de marcharse y enfrentarse a Renata, pero no encontraba una excusa para quedarse.

—¿Las puedo acompañar a casa?. — preguntó Valentina, al ver los ojos vidriosos de Renata, si tropezaba en la arena durante el trayecto, Valentina no creía que Juliana pudiera sola con ella.

— Creo que tenemos un puto cerebro capaz de encontrar la casa de al lado, Valentina, así que déjalo. —Renata no sabía de que había ido esta cena, pero Juliana y ella tenían que hablar de algunas cosas cuando se libraran de la estrella del tenis y su maldita perra de circo.

— Lo siento si te he ofendido, Renata, es que me parecía que podrías necesitar ayuda para volver. —este no era el momento de demostrarle a la mujer borracha sentada ante ella que era capaz de reventar de un golpe algo más que una pelota de tenis.— si me disculpas, mañana tengo que madrugar, pero les agradezco que hayan venido a cenar esta noche.

Renata se levantó de la mesa y tropezó, cayendo sobre ella y rompiendo de paso los platos. Lana volvió a mostrarles los dientes sin gruñir y Juliana dio la impresión de estar a punto de ayudar al perro con su propio gruñido.

— Tranquila, capitana, chivis lo recogerá por la mañana, no te preocupes. — Valentina detuvo a la morena antes de que ésta recogiera nada. Renata ya se había vuelto y se alejaba de la terraza sin esperar a Juliana.— podemos decir que la cena ha sido un éxito estrepitoso.

— Lo siento, Valentina, buenas noches.— fue lo único que se le ocurrió decir a Juliana, y luego también ella de adentro en la oscuridad, casi a medio camino de las dos casas, Juliana vio a Renata, que la estaba esperando. La rabia que había estallado en la terraza de Valentina pocos minutos antes solo había empeorado, según advirtió Juliana, de modo que se acercó despacio. — gracias por avergonzarme de esa forma.

¿Quieres decirme desde cuando eres tan amiguita de Valentina Carvajal? O ¿ Es que ya tuvieron sexo para ver de qué iba todo el jaleo? — Renata agarró a Juliana del brazo y apretó, como si intentara obligarla a contestar.

— Pues a lo mejor, al menos ella está sobria a la diez de la mañana .

—Por primera vez desde que estaban juntas, Renata cerró el puño y lo puso hacia atrás, Juliana se le quedó mirando como desafiándola a llevar a cabo la amenaza.— suéltame. Estaba temblando por dentro, pero la voz de Juliana sonaba tranquila y clara.

— Yo decido cuando te suelto, no lo olvides— dijo Renata, apretándole más el brazo a Juliana. — No te preocupes, que no te voy a pegar, no es posible que te hayas tirado a nadie, Juliana, porque las dos sabemos que eres demasiado fría para eso, debería decirle a tu tripulación lo apropiado que es ese apodo de la reina del hielo.

— He dicho que me sueltes. — dijo Juliana, esta vez con más fuerza. Empujó a Renata y la lanzó de espaldas en la arena. Al soltarse, Juliana empezó a temblar y se le llenaron los ojos de lagrimas. Se volvió y corrió hacia la casa, dejando a Renata en la arena, el hecho de que no mirara atrás ni unas sola ves debería haberle indicado en que punto estaba con la que había sido su novia durante dos años, pero a Juliana le daba igual, Renata se había pasado de la raya y era posible que ya no hubiese marcha atrás.
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Que les pareció la cena, ahora Juliana le toca tomar una decisión.

Debo admitir que el próximo capituló es uno de mis favoritos.

Muchas gracias por leer y apoyar esta historia.

Esta historia No me pertenece es una Adaptación realizada con la autorización de Yeraldil Esther, que amablemente compartió la historia.
Autor original: Ali Valí
Título original: How Do Mend a Broken Heart.

Juego, Set  y Partido. Adaptación JuliantinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora