6

40 11 0
                                    

Pequeñas reuniones sociales. Fiestas. Juntas. Rituales. Orgias (mentira, orgias no ¿o sí?) Llámenles como ustedes quieran, siempre terminan con muchas personas totalmente llenas de alcohol que acaban durmiendo en el suelo.

He ido a bastantes fiestas a lo largo de mi vida escolar, y en unas cuantas he terminado pasada de copas. Tengo suerte de que Tomás, o alguna otra amiga hayan estado ahí para cuidar que no haga alguna locura, o sujetandome el pelo mientras vomito el estómago.

Esta noche lo más seguro es no pasarme mucho con los vasos, solo por si acaso, y para estar segura. No quiero tener a Matt cuidándome.

Luego de haberme maquillado un poco, o corrección, luego de que Sara me haya maquillado un poco, me subo al ya familiar auto negro de Matt, manejado por el distinguido Francisco y nuestro primer destino es su casa, o mejor dicho mansión, creo que nunca me cansaré de ver lo magnifico que es su hogar.

–Entraré solo unos minutos para buscar algunas cosas –me dice mientras con una sonrisa se baja del auto.

*~*~*~*~*

Antes de traspasar las puertas de la casa de Rony, ya se pueden apreciar las explosivas carcajadas que retumban hacia nuestros oídos.

Matt empuja la puerta, la cual no está del todo cerrada e ingresa conmigo siguiéndole los talones.

–¿Cuántas personas hay exactamente? –pregunto al notar que la casa no está para nada de atestada de gente como imaginé, de hecho no hay nadie a la vista todavía.

Ya había estado en la casa de Rony anteriormente, por lo que para mí ya no es sorpresa lo bien decorada y amueblada que está.

–Unas 16 –contesta Matt encogiéndose de hombros.

–Y ¿Cuántas son mujeres? –pregunto con temor mientras traspasamos el cuarto de estar y giramos a la izquierda para llegar al comedor.

Matt jamás me habría traído a un lugar solo con hombres ¿verdad?... ¿Verdad?

–No sé, unas 4 quizás –contesta tranquilo.

Arrugo el entrecejo y siento un escalofrió en la espalda ¿Por qué no me dijo antes que en su "Junta" Iban a ser prácticamente ¿¡Todos hombres!?

–Relájate –susurra en mi oído y pasa su brazo por mi hombro.

Ingresamos al comedor y la primera imagen que nos golpea es un montón de adolescentes sentados en una gran mesa ovalada con muchos tipos de tragos en el centro.

Debajo de las sonoras carcajadas se puede escuchar un leve ritmo de música, es obvio que es bajo. El propósito de esta reunión no es bailar. Es beber.

Analizo a las personas en la mesa y mis ojos instintivamente se detienen en el muchacho de ojos verdes ¡Travis! Grito interiormente, sus ojos, como los de todos los demás están en nuestra dirección, tiene la misma mueca calmada que logra que me derrita como un cubito de hielo al sol, su cabello negro y rizado está desordenado dándole ese aire rebelde, y las mangas de su camisa están levemente arremangadas.

Luego de chequearlo sin ninguna indiscreción sigo analizando la mesa y me congelo. Quiero salir corriendo de aquí en este mismo instante, mis mejillas se tintan de rojo, y creo que respirar se está haciendo difícil. No hay, repito, no hay ¡Ninguna chica! ­

­–Vamos –alienta Matt relajado ignorando el ataque cardiaco que probablemente estoy teniendo.

–¡Matt! ¡Llegas tarde! –exclama Aaron en nuestra dirección con sus ojos brillantes de alcohol.

–¿Y esa es...? ¡Isa que haces acá! –exclama sorprendido al reconocerme.

Por si no lo recuerdan, Aaron es uno de mis compañeros de curso, es extrovertido y bastante guapo si lo ves con otros ojos y como ya quedó demostrado, el muchacho es un gran amante del alcohol, ha habido muchas veces que llega con resaca a clases, y no es solo algo de dos o tres veces al mes, es cosa de una o dos veces a la semana.

Nuestro DesordenTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang