Akaashi

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Está lloviendo a cántaros.

Cuando por fin es la hora de salida, voy hacia los locker y me cambio los zapatos de la escuela por unos zapatos más o menos aptos para la lluvia.

Hoy no hay entrenamiento, así que me iré directamente a casa.

Tomo mi paraguas y salgo tranquilamente.

Me gusta caminar bajo la lluvia. Me relaja y siento que puedo ordenar mejor mis pensamientos o dejar caer los que me son desagradables.

Hoy, por ejemplo, un par de compañeras de mi clase se acercaron a preguntarme por qué pasaba tanto tiempo con Bokuto.

—Es algo sospechoso, ¿no crees? —dijo una.

—No, no lo creo —respondí tranquilamente.

—Él es un año mayor. Y no parece muy inteligente, que digamos.

—¿Lo traes como tu mascota o algo así? ¿Para verte más interesante?

—Bokuto es muy listo —les dije.

—Bueno, pero que sepas que se dicen cosas de ustedes dos.

—Deberias tener una novia, Akaashi.

La chica que me lo dijo se sonroja un poco, pero finjo no darme cuenta. ¿Por qué tanto interés en con quién paso mi tiempo o no?

—No, estoy bien así.

—Al menos para acallar los rumores —continuó la otra.

—¿Los rumores?

—Sí. Se dice que tú y el chico de tercero están juntos. Que son novios o algo.

Alzo una ceja.

Pero por dentro estoy riéndome a carcajadas.

Ojalá esos rumores fueran reales.

—No lo somos. Y no me interesan los rumores —les contesté—pero gracias por preocuparse.

Lo último lo dije sin sentirlo realmente. Es obvio que una de las dos quiere salir conmigo pero, aunque fuera hetero, tampoco saldría con ella porque hace caso a los rumores y no es directa. No me gusta la gente que se anda con rodeos.

Ambas se miran y asienten. Luego se van a otro salón.

¿Bokuto sabrá de esos rumores? No lo creo. Me lo habría dicho. Supongo. ¿Qué pensará si se entera? Que son mentira, claro. Y probablemente se reiría y diría que no importa lo que la gente diga porque de todas formas le gusta pasar el tiempo conmigo. Y yo asentiría en silencio.

No sé qué pasaría si se entera de lo que siento realmente. Bueno, me rechazaría, eso está claro. Pero lo que más me aterra, más que tener el corazón roto, es no volver a estar con él nuevamente. Que nuestra amistad se rompa y nunca más volvamos a ser lo que somos ahora.

Que deje de mirarme, de sonreírme, de hablarme despreocupadamente. Que ya no me pida ayuda en sus entrenamientos.

No podría soportarlo.

—¡Akaaaaaaashiiii!

Del otro lado de la acera, Bokuto me está llamando. Y, como un rayo, todos esos pensamientos tristes se esfuman de mi mente, solo viéndolo ahí, llamando mi atención, mientras la lluvia cae sin cesar sobre él.

Debilidad de Bokuto número 24: Mojarse con la lluvia lo pone de muy mal humor.

So nice, so smartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora