☆ 36°•

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Cada paso dado fue resonado en el enorme salón de danza, la música (la cual era una latina pero de un ritmo un poco más sensual) sonaba fuerte entre las cuatro paredes. La letra siendo sentida y coreografiada por los dos chicos frente al espejo.

El sudor corría por sus frentes hasta bajar a su cuello. Las caderas del peliazul se movieron a un ritmo que para Moonbin fue bastante tentador tomando en cuenta que bailaba a su lado.

Cuando la canción fue finalizando, DongMin dio un último paso hasta quedar frente al pelinegro de espaldas. MoonBin respiraba con dificultad, ambos veían su propio reflejo, el cabello azulado de DongMin yacía pegado en su frente, los latidos de su corazón estaban a un ritmo rápido y precipitado.

MoonBin apartó su cabello negro de su frente y se alejo del peliazul para ir por una botella de agua.

DongMin lo miro desde el espejo mordiendo su labio.

_ ¿Estás bien? -cuestionó rompiendo el silencio.

-Lo estoy, ¿Por qué preguntas? - respondió dándole un sorbo a su botella.

DongMin se encogió de hombros.

-Desde hace días estás algo extraño.

MoonBin dejó la botella en la mesa y se acercó al peliazul quedando detrás de su espalda. DongMin lo miro desde el espejo hasta darse la vuelta y quedarme frente a su rostro.

-¿Bin? -el pelinegro se acercó al peliazul dejando caer su cabeza en su hombro. DongMin permaneció estático en su lugar por el repentino gesto. Trago saliva y colocó su mano derecha sobre su espalda.

- Estoy agotado.- musito con un hilo de voz.

DongMin frunció su ceño por su extraño comportamiento. Se quedó en esa posición dando pequeñas palmadas en la espalda de su novio. No sabia por que MoonBin estaba así, desde hace días, específicamente el miércoles, su novio comenzó a actuar de manera indiferente y callado. Cosa que era bastante rara por que MoonBin era un parlanchín.

La puerta del salón se abre y la profesora Somi entra hasta darse cuenta de la escena frente a ella.

- Oh, lo siento mucho, no queria interrumpirlos.- se disculpa algo avergonzada. DongMin niega rápidamente.

-No... No es lo que cree, solo estoy..yo ..-

-No tienes que dar explicaciones, DongMin.-le interrumpe MoonBin alzando su cabeza y mirando en dirección a la profesora.

- Puedo irme ahora.- dice la mujer con intención de darse la vuelta.

- No hace falta, solo practicabamos. Puede quedarse y darle sus clases.- contesta el pelinegro.

Tanto DongMin como la profesora quedaron en silencio observando a MoonBin tomar sus cosas para irse. Antes de cruzar las puertas, se acercó al peliazul para besar sus labios.

- Nos vemos en la noche.- avisa.

Dicho eso, se da la vuelta y sale del salón dejando a ambos solos. DongMin tenía sus mejillas rojas, la profesora carraspeó y dejo su bolso en una silla para poner sus zapatillas e ir hasta el peliazul.

-¿Siempre es así? -pregunto de repente empezando a calentar su cuerpo.

- Lo es- confirma el peliazul suspirando.- Pero ya estoy acostumbrado.

-Puede ser malo acostumbrarse a cosas que no son sanas, Dongmin.

-El no es malo, solo un poco difícil y complicado de entender.

-Ya veo.- murmuró.- Bueno, basta de charlas, a ensayar.

DongMin asintió y se colocó en su posición para comenzar sus clases junto a la profesora Somi.








Sweet Bitter ᵇⁱⁿʷᵒᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora