Capítulo VI.

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Cuando Hōki estaba en problemas dos miradas serias se posaban en él. Durante un tiempo hizo bastantes desastres, desastres apoyados y otros no tantos. Recolecto flores para que fueran un símbolo de paz y también, escribió libros, que en realidad consistían en tres hojas sueltas, con un dibujo de palitos junto a unas letras
P a p á. Por fa, quiero comer chocolate”. Era bastante persuasivo, sabiendo que puntos tocar para conseguir lo que quería.

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Kakashi conocía a Iruka, desde que era un niño. Y a veces dudaba si Iruka lo conocía a él.
Le pareció abrumador, notar como de la misma forma que Obito le habla de Rin, él termino hablándole de Iruka. Avergonzado de lo que su corazón joven estaba sintiendo. Comenzó a entrenar mucho más que antes, sin embargo por las tardes. Cuando iba a visitar, a su padre, hablaba horas y horas frente a la fría lápida.

Hablaba de si, algún día, podría decir lo que sentía. Tal como lo intentaba Obito, aunque siempre callaba, de seguro valía mucho el intento. Y sin darse cuenta, sus compañeros comenzaron sonreírle de manera extraña.

Habría seguido con esa rutina, mirando a lo lejos al joven niño.

Kakashi caminaba de manera tranquila, mirando el agradable sol que se extendía por el cielo, la agradable brisa de verano le relajaba. Dobló una esquina, con las manos en los bolsillos, listo para ir a parar a su tienda favorita en busca de algo con lo que sorprender en la cena, a sus invitados. Entonces una risita lo detuvo. Sin parar, demasiado distraído en su juego, el pequeño moreno chocó con él. Mirando hacía arriba.

—¡Perdón Kakashi-San! —exclamó avergonzado inclinándose un poco. La sorpresa le hizo no poder reaccionar.

Realmente le gustaba. Los murmullos de los otros niños rompieron su burbuja, encontrando ojos llenos de admiración y curiosidad. Él simplemente, levantó su mano, casi de manera robótica la poso sobre la cabeza del niño menor. Y olvidando lo que iba a hacer, dio media vuelta. Aquella tarde invito a sus compañeros a comer en la aldea.

Fue un amor instantáneo, que creció de la manera más pura posible. En la lejanía, llenándose de sonrojos y palabras tartamudas cada que se cruzaban.

Cuando la adolescencia tocó la puerta de Kakashi y Obito y Rin comenzaron a salir, tomó una desición que le hizo darse vueltas en la cama. Una mañana, por fin levantó con una idea en mente. Compró flores, y leyó con suma concentración una receta de chocolate. Si quería declarse debía hacerlo al menos de buena manera. Pero antes de que su plan pudiera llevarse a cabo, una misión nueva se le había dado al equipo.

Misión en la que dos integrantes jamás volverían. Y en la que una parte de Kakashi se iría con ellos también.

Tenía dieciséis años, cuando volvió a toparse con Iruka. Estaba mirando detenidamente el nombre de su maestro. Con angustia en su pecho.

—¿Kakashi-San? —la voz interrogó. Aún había tintes de juventud en él. A diferencia de Kakashi, que sentía que había perdido hacía bastante en brillo que esa mirada tenía.

—Iruka. ¿Qué haces por acá?

El niño de apenas trece años se quedó quieto en su lugar, muy recto. No pensaba que Kakashi Hatake, ese Kakashi supiera su nombre. Luego moviendo su cabeza de lado sonrió algo apenado.

—Bueno, no es un lugar al que uno venga a dar un paseo. —respondió con algo de dificultad.

Kakashi parpadeó, notando su error. Miró hacia todos lados, algo cohibido. Iruka le observo algo preocupado, y los ojos, que había visto en la distancia, que tenían fama de ser serios, de ser portadores de un Sharingan deslumbrante. Poco a poco se volvían cristalinos. Y como si al Hatake, le avergozará mostrar alguna emoción, algún signo de lo que podría ser debilidad, dio media vuelta, dando la espalda al menor.

Dio un pequeño respingo de sorpresa, al sentir una pequeña mano sujetar con calma uno de sus brazos. Poco a poco, calmando su cuerpo, y dejando ir la tensión, sintió como era abrazado. Cómo era sentir el calor humano. Sin poder evitarlo, ignorando el latido de su corazón, enfrento a Iruka, y le devolvió el abrazo de forma intensa. Soltandoló solo cuando su llanto silencioso se detuvo.

Iruka sintió mariposas por Kakashi Hatake, durante todo ese verano. Hasta que su vida se fue alejando cada vez del chico, no volviendo a encontrase a pesar de vivir en el mismo lugar.

—¡¿Te gusta Iruka?!

—Gai, cierra la boca. —murmuró acercándose al hombre, mirando hacía todos lados. Se sentía algo nervioso, era la primera vez que hablaba con alguien que no fuera Rin u Obito sobre lo que sentía.

Gai, asintió entusiasmado, sonriendo. Un brillo que le causo escalofríos a Kakashi, se fijo un momento en su sonrisa. Estaba planeando algo, su golpe sin medir fuerzas, se lo comprobaron al otro muchacho, quien se encontraba sobando su zona afectada.

—Tengo una idea, mí querido rival. —se llevó una de sus manos al mentón. — El joven Iruka está en sus dulces diecisiete años, es momento de que te muestres firme y dejes deslumbrar tus sentimientos.

—No haré eso. Adiós. —lo miró perezoso, dando media vuelta medio encorvado. Gai sin dejarlo ir lo sostuvo de su chaleco verde. Hacía medio año que había sido removido de cargo.

—El momento es hoy. No mañana. ¡La juventud en su máximo esplendor! Puede ser muy tarde después.

Kakashi tragó saliva. A esas alturas no tenía nada que perder, y si las cosas resultaba podría ganarlo todo. Que cursi, pensó para sí mismo.
















N/A: “|— | — |” cuando salgan esas rayitas, es porque se esta mostrando historia de la dimensión de Hōki :0 necesitaba escribir como fue que ocurrió todo el proceso de KakaIru uvu y luego ver cómo le va a la otra dimensión.

Se me había olvidado que Iruka y Kakashi se llevaban como por 4 años, y yo pensaba que lo hacían por 2.

Decirles que me puse a llorar con los avances que hice de unos capítulos siguientes ;-;
Bueno, besitos uwu💕

Buenos días, papáWhere stories live. Discover now