Examen

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Durmió bien aquella noche, quizás podía darle mérito a las pastillas. No tenía ganas de salir de la cama, a decir verdad, si fuera para ir a trabajar, realmente lo haría. Pero Erwin fue claro con él, tenía que acudir al hospital por el pinche análisis.

La chica de gafas se encargó de que saliera a la hora, había preparado un carruaje e iban de camino.

—¿Cómo te sientes? —preguntó Hanji, mientras miraba al azabache que iba sentado a su lado con la vista perdida en la ventanilla.
—Como la mierda —contestó él sin desviar la mirada.
—¿Por qué? ¿Te duele algo?
—Tsk, no.
—Hmm, pero si te pasa algo dímelo, por favor ¿Sí?

Esa mujer era del todo insistente hasta el punto de a veces ser como una patada en el culo, pero aún así la quería. El problema no era ella, sino que él estaba de mal humor. La chica de coleta comprendía eso, pero no podía evitar la preocupación con respecto a su compañero, no después de haber pasado un día en que la nariz le sangraba como si abrieran un grifo a cada rato.

Levi ya no estaba resfriado, pero a menudo pasaba cansado, pálido, sin apetito y con frecuentes episodios de fiebre. Hanji y Erwin sabían de su situación, estaban al tanto de que según el cuidado que tuviera, las cosas podrían mejorar o empeorar. El problema es que el capitán era muy obstinado y se esforzaba excesivamente en aparentar estar bien aún cuando no fuese así. Sobrepasaba sus límites y se exigía demás. Ahora todo aquello parecía estar pasándole cuenta.

Llegaron diez minutos antes, Hoffman ya se había desocupado con su paciente y los dejó pasar. Hanji se sentó frente al escritorio mientras el doctor revisaba los documentos que Jenell había enviado, en tanto Agnes se encargaba de Levi, le indicó ponerse una bata y mantenerse acostado en la camilla.

—Los fármacos no están funcionando correctamente, debe tratarse de algo más serio— mencionó el médico, se acercó a Levi y comenzó a examinarlo.
—¿Entonces lo del análisis que sugiere Jenell, es necesario? —preguntó Hanji con cierto toque de miedo en la voz, algo muy extraño en ella.
—¿Pueden ser más claros y decir qué carajo es eso del análisis? —preguntó el azabache.
—Es una punción lumbar, para extraer muestras de la médula osea y así estudiar mejor lo que ocurre con tu sangre —explicó Hoffman.

Como la castaña era bastante estudiosa entendió a lo que se refería, hizo una mueca de dolor tan sólo pensarlo, pero su compañero puso una expresión de que se le estaba hablando en alguna lengua no conocida.

—¿Si me extraen esa mi...muestra, podré irme luego? —era todo lo que a él le interesaba.

Hanji le dio una mirada tan profunda al médico, que con eso le bastó para transmitir su idea de sólo seguir la corriente a Levi.

—Sí, por supuesto —respondió Hoffman con un tono de voz relajado como quien va a poner una inyección y ya.

Le explicaron al azabache que el procedimiento se haría en otra sala del hospital, accedió a ir solamente si aceptaban que Hanji estuviera presente en todo momento. Como Hoffman y Agnes ya lo conocían muy bien, no se opusieron. Levi aunque no lo demostraba, estaba nervioso, sólo entendía que necesitaban extraer algo y se imaginaba que era como los exámenes de sangre pero por algún motivo las expresiones de los demás le hacían pensar que no era tan simple.

Agnes le desinfectó la mano derecha y luego le inyectó algo, según explicaba, era para que estuviera tranquilo. La castaña se sentó al lado de la camilla y casi no podía disimular sus propios nervios.

—Parece que tú necesitabas más esta cosa que yo —dijo Levi mientras señalaba su propia mano.
—Estoy bien, sólo si te mantienes calmado, yo también lo estaré —mencionó ella sonriendo con dulzura.

¡Levi, no caigas! [Levihan] Where stories live. Discover now