El mundo está siendo acosado por criaturas peligrosas: un niño con superfuerza y ojos que desintegran todo, un monstruo marino que hunde embarcaciones, y una bruja que ahorca a personas, son los que rondan peligrosamente por el mundo. Los que acabar...
-¡ha llegado!¡ha llegado!- gritaba una señora escandalizada por una figura en el cielo. Los edificios estaban quemados, había muchas quemaduras por todas partes en las calles, y mucho polvo de gente convertida en nada. Todo esto, era debido a una pequeña figura, imponente en estética, que se alzaba sobre los cielos.
Era conocido, desde hace 4 semanas, como una de las más grandes figuras terroríficas. Se pensaba que era una simple leyenda urbana o una mentira, pero con el pasar de los días, aquella supuesta leyenda paso a ser cada vez más creída. La televisión empezó a mostrar imágenes que parecían editadas, difíciles de ver pero que eran de verdad. La incertidumbre llegó hasta tal punto, que la gente ya empezaba a creerselo. Sin embargo, con lo que estaba pasando ahora, cualquier atisbo de duda era suma locura o negligencia.
Lo que volaba en el cielo, era un niño. Un niño de tal vez 11 o 14 años, que flotaba en el aire, con una capa roja hondeando y unos ojos rojos expulsando rayos rojos.
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Estaba disparando por estos rayos poderosos que rostizaban todo a su paso, edificios, personas, autos, etc. El niño era como un dios, poderoso y eminente como pocos, glorificado con un gran poder con potencial para ayudar como para matar.
La fuerza hace a los seres vivos, define su cadena...o así veía el niño su mundo ahora. Hace pocas semanas pensaba que era un chico ordinario, hasta que sucedieron cosas que le mostraron lo contrario.
Empezó a matar a diestra y siniestra, dependiendo de su propio deseo, mostrándose poco a poco ante las cámaras, hasta hoy. Ya era hora de mostrarse por completo, mostrar que no solo era una "leyenda" o una mentira de internet. Con todas las cámaras posibles enfocándose en él, de distintas cadenas de televisión mundiales, estaba gritando a los 4 vientos.
"Aquí estoy"
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El miedo empezaba a aumentar con el pasar de los segundos, segundo tras segundo, nanosegundo tras nanosegundo, alguien más sudaba cada vez más frío, y cada vez más temblaba con más frecuencia y resonancia. El niño, estaba ahí, gritando al mundo su poder y exclamando que le temieran de verdad. Que él era una especie de Deidad.
