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—Así que es cierto. — apareció Jeongyeon sorprendiéndome.

—¿Cierto qué?

—Lo de tu prometido.

—Ex, y sí, lo es.

—Qué canalla.

—Sabías que no me gustaba.

—Lo digo por la otra mujer.

—Ah sí, qué canalla.

Además de Dahyun, Jeongyeon se terminó de ganar mi confianza, por lo que la consideraba una amiga y podía abrirme lo suficiente con ella. No era Mina y Momo pero tampoco estaba muy lejos.

—¿Te vas a juntar con tu amiga nueva?

—¿Dahyun? Sí, aún no la he visto.

Le había contado a Jeong lo mismo que le conté a mi abuela y a Mina, y ella concuerda, Dahyun no está a salvo, sin embargo no puedo hacer nada todavía.

Me levanté del banco donde estaba. —Y hablando de ella, ahora mismo iré a verla.

—Está bien, ¿Quieres que te acompañe?

—En realidad no, después nos vemos.

...

Ya estaba cómodamente llegando, espero que Dubu tenga las mismas ganas que yo tengo de verla a ella, de verme a mí.

Pero me detuve porque vi a su prometido llegar, estaba entrando a la casa, le costó abrir la puerta, no puedo creer que esté borracho a esta hora.

Una vez él dentro, me acerqué, claramente no iba a tocar la puerta, así que intenté escuchar por sobre ésta, pero qué pasa ahí dentro, eran como ruidos de muebles moviéndose, estrepitosos. Después de unos segundos el ruido se detuvo, y no se escuchó más nada.

Me alejé un poco de ahí, si busco a Dahyun ahora, algo me dice que el ambiente va a ser algo extraño. Así que decidí ir a dar una vuelta y volver más tarde, pero oí la puerta abrirse así que volteé, y estaba Dahyun saliendo de su casa, en dirección contraria a la que yo estaba yendo, por lo que no me vio.

Reanudé el camino hacia ella, aunque no se inmutaba de que estaba detrás suyo, así que la seguí, no sabía hacia donde estaba yendo, pero tampoco la iba a dejar sola.

Se detuvo, caminamos demasiado y jamás se dio cuenta de mi presencia, estaba totalmente sumida en ella misma.
Había una granja en frente, solo eso, absolutamente nada más, además de nosotras y nuestras huellas en el suelo señalándonos el camino de regreso, que aún así no era necesario ya que vinimos por una calle, imposible que nos perdiéramos. De todas formas parece que Dahyun conoce este lugar, porque se sentó en una banca que yo no había visto y fijó su vista en las paredes de madera que teníamos en frente.

Yo seguía guardando distancia, aburrida, así que decidí acercarme hasta quedar delante de ella, lo cual llamó su atención y sin siquiera poder decir una palabra la coreana se paró enseguida y me abrazó, con fuerza. Me quedé estupefacta, no me lo esperaba.

—H-hola, Dahyun. — la rodeé con mis brazos devolviéndole el abrazo, podía sentir los sentimientos que me estaba transmitiendo, eran de seguridad.

Sin embargo no me respondió. —¿Estás bien? — me atreví a preguntar.

Saliendo del trance, Dahyun aflojó su agarre y se separó para mirarme a la cara. —Sí, perdón, te extrañé.

—Está bien, no te disculpes, yo también te extrañé, y me alegra que tú hayas sentido lo mismo.

Nos sonreímos con una sonrisa sincera, la mía de felicidad, y la de la pálida chica de satisfacción.
Desvió sus ojos de mí y me invitó a sentarme, lo cual acepté.

Culpable de amarte || SaidaWhere stories live. Discover now