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Por suerte encontré un pasatiempo, leer, uno de los tantos libros que Hiriko tiene en su biblioteca, es de romance, la primera página está interesante, por lo que continué la lectura.

El tiempo pasaba y pasaba, no entiendo como esta señorita se demora tanto en el baño, si solo es pasarte agua y jabón, o estará haciendo un ritual, no lo sé.

Seguía en la habitación, recostada, con la espalda apoyada en el respaldar y el libro aún en la mano, siendo sincera, luego de leer un par más de páginas me hartó, los personajes me cayeron mal, así que lo dejé sobre la mesita de luz.

Y como por arte de magia, la más deseada entró al cuarto, pero...

Solo en ropa interior.

—Oh, miren quién volvió.

Qué tenemos algo pendiente...

—Sabes que me tomo mi tiempo.

—Pero hoy te pasaste, además, ¿Quién se baña a estas horas?

—Perdón, controladora, es que a esta hora es más tranquilo, todo el mundo durmiendo, puedo tomarme mi tiempo.

—Bueno, claramente. No me digas controladora, no lo soy.

Se fue acercando hacia mí, subiéndose a la cama y posicionándose de rodillas entre mis piernas, poniendo sus manos arriba de estas.

—Mmm, un poquito sí.

¿Lo soy?

Acercó su rostro al mío.

—Lo niego rotundamente

—¿Si?

Se alejó unos centímetros y miró hacia el costado, visualizando el libro.

—No sabía que leías.

—Tenía que buscar una actividad para pasar el rato.

—Uy, ¿Tan mal lo pasaste? ¿Me perdonas?

—Ehh, no.

—¿Por? Te juro que no te vuelvo a dejar sola nunca más.

—Demostrame lo arrepentida que estás, y quizás lo considere.

Cómo que el ambiente se está calentando, y no de una manera inocente.

Sus movimientos se están volviendo más marcados, y con el fin de acallar una sensación repentina.

—De acuerdo, con una condición, nada de gritos.

Cuánta audacia.

—Acepto.

No sé si lograré cumplir esto, me tiene totalmente a su merced.

—Bien, hoy me toca controlarte.

Pero yo no la conyrikl

No me dejó ni terminar de pensar, que ya me estaba besando desaforadamente, me tenía, literal contra ella y la casi pared. Cambió sus manos de lugar, poniéndolas en mis cachetes, su textura es la misma que la de un pétalo de rosa, y quizás hasta más suave.

Se adentró, llevándome consigo a un mundo irreal, esos labios no pueden ser de verdad, su toque, tenerla tan cerca me transformaba, paz es lo que me recorría en las venas.

Pasó al cuello y mandíbula, lamiendo y probando esa parte, mi vulnerabilidad cuando de hacer el amor se trata, la sensibilidad en esa zona aumentaba abruptamente, y ella no paraba, usaba eso a su favor, mi irresistencia.

Paró, sacándome la parte superior de mi vestimenta, dejándome parcialmente expuesta, se corrió un poco para atrás y jaló de mis piernas para recostarme totalmente sobre el colchón, llevándose con ello mis pantalones y ropa interior.

Culpable de amarte || SaidaWhere stories live. Discover now