T H R E E

11 1 0
                                    

Uno, dos, tres, cuatro...

Los segundos pasan, la mirada de mi novio se encuentra posada en mi, analizando cualquier tipo de movimiento que puedo llegar a realizar y yo no he movido ni un músculo, creo que ni siquiera respiro.

Ocho, nueve diez...

-Nat... di algo, lo que sea.

De pronto parece que el mundo deja de girar, lo que agradezco profundamente.

-N-no entiendo...- titubeo tomando una inhalación para no parecer tan descolocada -Tengo tantas preguntas...

-Prometo responderlas con sinceridad- toma mis manos -Siento habertelo ocultado, solo te pido que no sientas miedo, jamás quise ni te haré daño.

Quiero decir tantas cosas que decir, tantas dudas, quiero respuestas pero nada sale de mis labios.

-Natalie...

-S-solo... abrázame.

Pese a el colapso mental que estoy sufriendo, estar rodeada por los brazos de Luckas es incomparable a cualquier cosa que me haya dicho.
Es el amor de mi vida, nuestros momentos juntos han sido los mejores qud he vivido y mi real temor ante esta situación es que su amor hacia mí no sea verdadero. Parece una estupidez, lo sé.

No soy consciente de cuanto tiempo pasa y no es algo que me preocupe realmente, solo quiero permanecer junto a él, sintiendo sus cálidas manos acariciarme suavemente.

El es Luckas Walker y es mi novio, no importa el resto de lo que pueda suceder.

-Es tiempo de que te cambies, preciosa- besa mi coronilla y luego mis labios -Debes darte un baño y comer, de seguro estás hambrienta.

Concuerdo con sus palabras, sin embargo no pronuncio frase alguna.

-¿Quieres que te ayude amor?- asiento poniéndome de pie.

Toma mi mano entrelazando nuestros dedos, para luego avanzar a nuestro dormitorio. Busca mi toalla favorita y continuamos nuestro camino hasta adentrarnos en el cuarto de baño.
Regula el agua de modo que esté tal y como me gusta. Una vez lista procede a dejarme sola.

-Hazlo conmigo- finalmente mis palabras se hacen presente.

Luckas me observa confundido.

-Yo... d-debo ir a ver tu comida, la...- tomo su mano.

-No quiero estar sola, quédate y bañate conmigo por favor.

Asiente conteniendo la respiración, mientras que yo sonrío para ahullentar su nerviosismo.

-Lo haré, Nat- cierra la puerta -Me quedaré junto a tí.

Quita mi blusa y reímos como normalmente hacemos cada vez que mi cabeza se queda atascada por la cantidad de cabello que poseo.
Besa mi mejilla antes de continuar con mis jeans. Una vez que quedo en ropa interior, soy yo quien le ayuda a desvestirse, acto que debo realizar de puntillas debido a la altura que posee.
Ya desnudos entramos a la ducha que se encuentra llena de vapor en silencio, un silencio tan cómodo que me hace olvidar por unos instantes todo lo ocurrido en estas últimas horas.

Acaricia mi cintura lentamente cuando le dedico el debido tiempo a lavar mi cabello, esboza una media sonrisa.

-¿Por qué me observas de esa forma?- inquiero.

-Porque eres la mujer más hermosa del mundo, Natalie.

Me sonrojo como normalmente suede cada vez que me hace cumplidos.

Terminamos de bañarnos en silencio, me pongo una camiseta de Luckas que suelo usar de pijama y mientras cepillo mi cabello un pensamiento me invade.

Two GhostsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora