Capítulo O 2.

8.6K 953 645
                                    

Kakashi quería que se lo tragara la tierra.  Desde siempre supo que su actuar era siempre serio, calculado y hasta amargado. Pero se había avergonzado a sí mismo, al momento de no saber cómo actuar ante el niño que le gustaba. Deprimido, lanzaba shurikens hacía un tiro al blanco que había hecho el mismo en el bosque. Suspirando, pensando en cuánto había fallado en su primer intento de confesarse y verse sincero.

Sentándose pensativo, llegó Obito suspirando por el cansancio. Miró hacia todos lados, no encontrando a Rin ni a Minato-Sensei. Se rascó la cabeza.

—¿Hoy no había entrenamiento? —preguntó confundido. Kakashi negó. El haber sido despertado antes de tiempo, le había confundido el horario. Al menos la lechita calentita que le hizo su abuelita en la mañana valió la pena.

—No sirvió.

La respuesta rara de Kakashi lo hizo levantar una ceja, luego de entender a lo que se refería abrió la boca, asintiendo asombrado. Demasiado asombrado. Alguien había rechazado flores que Kakashi Hatake, le había dado.

Obito ni siquiera sabía que ni dárselas pudo.

—Eso si que es un problema. —se sentó a su lado, tendiendo las piernas. Pensativo miró las nubes haciendo muecas. — Pero, ¿Al menos te dijo que las flores le parecían lindas?

—Ni siquiera logré acercarme.

Obito movió la cabeza hacia un lado, la situación era más complicada de lo que creía. Se revolvió el pelo, harto del aura depresiva de su compañero. Aunque a veces lo sacaba de quicio, no iba a dejar que se quedará callado, a pesar de ser rechazado.

Se levantó de un salto, señalando a Kakashi, quien lo miró inexpresivo.

—¡Tú! ¡Vas a ir donde tu pretendiente y le dirás que hace un fabuloso trabajo! ¡Dirás; admiró lo que haces! Entonces te pondrá unos ojitos tiernos. Y se enamorara de ti. —terminó, satisfecho con su plan.

—Pero Iruka va en la academia. ¿Cómo se lo voy a decir si ni lo veo?

—¿Iruka? ¿No es ese nombre de niño?

—Es un niño.

Oh. OHHHH. De pronto se escucho el viento mover los árboles y un pájaro gritando cerca. Kakashi tuvo tic al reconocerlo.

—Entonces, si te quieres confesar a Iruka, ¡Yo seré tu maestro! —gritó, alzando su puño. — Ahora vamos, que esto no se hará solo.

No entendiendo la última parte el peligris se aventuró a seguir a su compañero. Quién de alguna u otra forma convencería a Minato, para que los dejará enseñarles algunas cosas a los niños. Incluso, con la mentira de lograr que puedan aprender más rápido. Que alma tan buena era Obito. A Minato no le pareció una mala idea, mucho menos si dos de sus estudiantes que antes parecían caerse mal, ahora trabajan muy bien juntos. Al menos lo mejor que podían.

Obito cálculo fríamente todo, mientras le sonreía Rin. Cada equipo —los cuales no tenían la menor idea de qué estaban haciendo—, debían quedar a cargo de cierto grupo de niños y enseñarles sus cualidades. Maito Gai estaba gritando con emoción, lanzando algunas patadas. Era momento de actuar.

—Elige el de Iruka. No la vayas a cagar. —susurró hacía Kakashi. Este asintió demasiado rápido para su pobre cuello.

—Quiero esos. —señaló. Los niñitos dieron un salto en su lugar porque tal cosa parecía una orden.

No se tardó mucho en notar que conocían de sobra a Kakashi. Y qué todos le admiraban. Excepto quien parecía ser el interés de este, ¿O acaso le daba vergüenza admitir que le parecía genial? Un gran problema.

Dejando a Iruka bajo el cargo de Kakashi, Obito salió corriendo en alguna dirección con el niñito de cabello lila que no quería dejar a su amigo. Mientras que Rin se marchó con una chica bastante inquieta que quería practicar patadas.

Pero antes de que el Hatake lo invitará a practicar puntería con shurikens, llegó Minato mirando hacía todas partes. Encontrandolós solo a ellos dos.

—¡Chicos! Se ha escapado el gato de la señor feudal que ha venido de visita. Necesito que cumplan esta misión.

Kakashi odiaba a los gatos y los gatos lo odiaban a él. Estaba a punto de negarse, pero Iruka ya estaba corriendo para buscar al animalito. Las cosas que hago por amor. Pensó, corriendo detrás del niño. Minato sonrió.

Era momento de poner en práctica el consejo que le había dado Obito. Justo ahora, más que nada. Debía hacerlo.

—Iruka. —habló algo inseguro, gracias a la máscara no se le notaba la mueca que tenía. El niño le miró. Ambos estaban inclinados en una rama, a un árbol del objetivo. — Que bien buscas al gato.

—¿Eh?

Kakashi sintió de pronto como sus mejillas comenzaban a tener un color rosa. Iruka siguió de pronto al gato que se había ya escapado.
¿Era su imaginación o había un pájaro burlándose de él en toda esta situación?

Idiota. Idiota. Idiota.

Luego de correr, dar vueltas, saltar y casi medio morir a manos de un gato asesino. Su misión estaba completa.

—¡Iruka! —el gritó hizo al niño dar un salto hacia el lado. — Que bien haces misiones de este tipo, ¡En un futuro serás un gran Shinobi! —admitió, demasiado fuerte, tocando uno de sus hombros con su mano.

—¿Kakashi-San estás bien?

—Perfectamente. Gran trabajo, Iruka. —dijo, guiñando un ojo y alzando su pulgar.

Salió corriendo antes de que el niño le dijera que tenía la cara toda llena de rasguños.


















N/A: Me acaba de dar ternura el Obito chiquito creando planes para ayudar a su compita en el amor ;^;
No le busquen un sentido lógico a esta historia, es muy "sinsentido", es más para pasar el rato osí osí. Gracias por leer💕

Confesando mí Amor.Where stories live. Discover now