Capítulo O 3.

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Mí eterno rival a encontrado el amor. Es momento de dejar ver mis cualidades de romance y mostrarte el poder de la juventud.



Gai miraba a la distancia la melancolía de su amigo. Mirando el vacío. Oh no. Gai corrió lo más rápido que pudo, evitando cualquier catástrofe pero al llegar.

—Me quiere, no me quiere, me quiere, no me quiere. —susurraba. Lanzando algunos pétalos de su décima flor, hacía el vacío en la montaña Hokage.

El niño de traje verde alzó una ceja confundido, no sabía si existía la posibilidad de que su joven rival conociera el amor de niñez. Siempre era demasiado serio, leyendo libros que le daban escalofríos, con portadas sangrientas. Aún así se emocionó, dando saltos de forma animada se acercó.

—¡Kakashi! —gritó dando un salto para llegar justo al lado del nombrado. Apenas el nombre salió de sus labios, Kakashi soltó las flores mirándolo con grandes ojos y un ceño fruncido.

No sabía que hacía el muchacho gritón demasiado hiperactivo en ese momento. Su presencia lo había tomado por sorpresa mientras realizaba un ritual romántico que había leído en algún libro de otra sección. Y ahora aunque había sido interrumpido no tenía su respuesta —apesar de que se tratara de la décimaflor que destruía—.

—No quiero competir. —soltó al instante.

Dando media vuelta, con una cara de cansancio y fracaso silencioso, se dispuso a continuar su interrogante en otro lugar. Pero la mano fuerte de Gai, lo sujeto del hombre, tirándolo hacía él y abrazándolo, mientras lágrimas de pura juventud caían por su aniñado rostro, alzando una mano al cielo.

—Te he visto Kakashi. —empezó a hablar, el nombre, miró hacia los lados algo asustado, con la cabeza atascada entre el brazo de su amigo. — Y he decir que es lo más inesperado que he visto por parte de ti. ¡Hoy no es un día para competir! —gritó. — ¡Hoy es un día para que esa persona te quiera! Al menos como amigos. —añadió lo último, Kakashi lo miró con los ojos entre cerrados.

Luego de un momento, recobrando en parte su espacio personal el pequeño Hatake habló.

—No estoy interesado en nadie. —se cruzó de brazos, mirando una roquita en el suelo. — Pero... ¿Qué se hace en esos casos? Claro, hablando hipotéticamente. Si un amigo de Obito, uno muy lejano, quiere hacerlo. —completó, como que no quiere la cosa.

Gai no necesito de mucho, para entender que le avergonzaba el hecho de a ver sido descubierto, con las defensas muchas bajas, sin notar la presencia de alguien más, por estar divagando. Así que como el buen amigo que era, el pequeño de traje verde, puso sus manos en las caderas, inflando el pecho. Una pose de claro entusiasmo.

—¡HAY QUE ESCRIBIR UNA CARTA!

Aquel gritó asustó a unos niños, que iban subiendo la colina. Los pobrecitos terminaron por dar marcha atrás a su misión de exploración, cayendo alguno en el proceso de correr del lugar.

Kakashi alzó una ceja, lentamente su expresión fue cambiando. Había oído de ese método, parecía bastante bueno, algunos de sus compañeros de la academia solían usarlos. Y parecía funcionar.

—Cuentame más, sobre eso. —susurró acercándose al otro niño. Gai sonrió.

No faltó mucho para que terminarán en la casa de Gai, buscando un montón de cosas. Entre ellas un papel y una pluma. También fueron en busca de los libros más románticos de toda Konoha. Porque según Gai, era el momento de demostrar los sentimientos más profundos, y embellecerlos con palabras amorosas. También para que todo saliera a la perfección.

—¿Entonces ahora que hago? Digo, solo estoy escribiendo por ese amigo lejano de Obito.

—Tan solo escucha lo que te diré. Dado que ya me has dicho como se siente ese amigo...¡Escribirás la carta más grandiosa de todas! Además compramos pergamino con olor a primavera. Todo calculado para que salga bien. —señaló, caminando de manos por el lugar.

Escribiendo durante tres horas, con la mejor caligrafía que podía tener. Aunque hacer la «O» bien redondas le llevará minutos, lograron a acabarla. Expresando lo mejor que se podía sus sentimientos.

Querido tú:

Quiero decirte, que realmente estoy interesado en ti. Eres muy divertido, tienes una sonrisa bonita y siempre me haces sentir que un kunai me atravesó el pecho cuando te miró.

¿A qué va todo esto? A qué no me importa si nuestras familias se odian. Yo te quiero mucho, es por eso que antes de tocar tus labios quiero tocar tu corazón y antes de conquistar tu cuerpo quiero conquistar tu amor.

Espero mis sentimientos llegarán hacia ti. Con la fuerza de mil soles.

Un beso y un dulce,
Atte. Yo.





No fue difícil llegar hacia el bolsito de Iruka en la academia, tampoco fue difícil como ver cómo el niño salió en dirección hacia una zona de juegos para pasar el rato. Tampoco ver cómo lentamente, Iruka descubría el sobre, con un perrito estampado y un dulce pegado. Moviendo las piernas en la banca, llamó la atención del resto de sus amigos, quienes se acercaron. Leyendo lentamente, hasta el final. Nadie dijo nada.

Kakashi seguía atento, detrás de un arbusto.

—No entiendo. —susurró uno de los niños. — ¿Tu familia tiene problemas con otra? ¿Y quién rayos es yo y porqué le haces sentir un kunai en el pecho?

—No sé. Ahora tengo miedo. —chilló.

Mientras Obito salía contento de una tienda vio como Kakashi caía de rodillas al suelo, donde un Gai también triste le daba palmaditas en la espalda.

—¡Olvidé poner mí nombre! —exclamó, sosteniendo pasto con su manos.

—Lo del kunai no quedaba...—agregó Gai con una mano en el mentón.















N/A: El libro súper romántico que encontraron fue “Romeo y Julieta” de ahí todas las líneas del párrafo dos de la carta de Kakashi, (las últimas, sobre conquistar su amor antes que su cuerpo. Y todo eso, son palabras que Romeo le dice a Julieta).  Igual los niños se asustaron por la parte de odio y kunai. El resto a Iruka realmente le pareció lindo, pero no sabe quién es «yo». Xd

Confesando mí Amor.Where stories live. Discover now