¿Qué pasaría si...?

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Bueno, las cosas cambiaron, está vez...

-¡Eres un cobarde!-

-Yo soy Ernesto de la Cruz, ¡el mejor músico de todos los tiempos!-

- ¡Héctor es el verdadero músico!, ¡tu eres el hombre que lo asesinó y robó sus canciones!- la gente estaba en el shock de escuchar las declaraciones sobre su ídolo

- Yo soy un hombre que hará lo que sea por vivir mi momento- tomó a Miguel de la camisa levantandolo del suelo, el niño intentaba zafarse asustado - no importa que sea...- le dijó viéndolo directamente a los ojos, caminó hacia el presipisio y sin miedo siquiera a Dios o las consecuencias lo lanzó...

-¡no!- gritó Héctor en el suelo estirando la mano con desesperación mientras escuchaba los gritos de Miguel; la gente también estaba perturbada por lo que acababa de contemplar.

Pepita se avalanzó al rescate del niño vivo pero por más que se esforzó no logró ser tan rápida provocando que Miguel gritara para después ser silenciado por el duro pavimento, pero no se acabó todo ahí como él pensaba, pues después del golpe tomó fuerzas de quién sabe dónde y se levantó, eso era algo imposible ya que a esa distancia debió de hacerse pomada, pero bueno, como tenían el tiempo contado, no les dió tiempo de explicarse el motivo de tal milagro; Miguel salvó a Papá Héctor y salió del mundo de los muertos, todo era tan confuso, pero bueno, tuvo que quitarle importancia hasta una vez.

El niño estaba en la plaza, boleando zapatos como siempre después de la escuela, sí, su familia lo iba a dejar ser músico pero aún así debía seguir boleando los zapatos, al fin había terminado con el último cliente pero antes de irse a su casa se quedó caminando en la plaza sobre cosas triviales, estaba tan concentrado en sus pensamientos que no sabía por dónde caminaba, todo bien hasta que escuchó un "¡cuidado!" subió la vista para darse cuenta de que estaba a punto de estrellarse contra el antiguo monumento de Ernesto, ya era muy tarde como para salvarse del golpe así que cerró los ojos en un acto reflejo y espero el golpe, pero este nunca llegó, volvió a abrir sus párpados y se encontró al otro lado del monumento, era como si lo hubiera esquivado y seguido por su camino, la antigua estatua ahora estaba detrás de él y la gente que estaba ahí haciendo sus deberes se le quedó viendo, incluso una viejecilla dió un grito vociferando ¡un brujo! y calló inconsciente al suelo caliente por el sol, mientras que una comadre suya la ayudaba a despertar, la demás gente comenzaba a gritar igual que la anciana y a perseguir al niño por las calles, el pobre no sabía que pasaba, hace unos momentos estaba normal y ahora una masa enfurecida lo quería linchar, comenzó a correr hacia el refugio de su casa.

Una vez llegando a la seguridad de su casa se dió cuenta de que las puertas estaban cerradas, intentó abrirlas pero era inútil, gritó y pataleó hasta que fue alcanzado por la gente y en un último intento solo se arrojó a la puerta e improsionadamente la traspaso como si está no estuviera ahí, era como si la puerta no fuera algo material, presurosamente se miró las manos y por unos instantes vió horrorizado que sus manos estaban algo...transparentes, como si de una proyección se tratase, volviendo al ahora escuchó como los habitantes de tal bonito pueblecillo intentaban tirar la puerta, se fue a refugiar a su habitación cerrando todas las puertas que dejaba atrás con seguro, presuroso se escondió dónde nadie lo viera y esperó un milagro.

Por suerte su familia que había ido por material para la zapatería había regresado encontrándose con un turba furiosa que gritaba algo así como "¡Lucifer!" o"¡Quemenlo!" y así, lograron tranquilizar a todos ellos y una vez todo calmado entraron a su hogar, no había ninguna perdida material, comenzaron a llamar a Miguel preocupados y cuando entraron a su cuarto lo vieron, hecho bolita envuelto en las sábanas, con lágrimas cayéndosele a borbotones y su semblante horrorizado su madre intento calmarlo mientras que su padre le pedía explicaciones

-e-ellos me querían linchar- soltó con la voz temblando mientras que su madre lo abrazaba preocupada

-¿qué pasó?- le preguntó el hombre y Miguel le mostró su mano y luego la acercó a una pared, respiró profundo y.... la traspasó, sus padres se quedaron boquiabiertos mientras el pequeño se rompía a llorar

-¡tengo miedo!- gritaba mientras lloraba más fuerte, la familia no sabía que hacer.

En fin, Miguel no salió de su casa un mes y la familia la verdad movió mar y tierra para darle una visa al muchacho, lo llevaron a la embajada de Estados Unidos ya que tenían un amigo ahí y tomando en cuenta lo bueno que era el chico,le dieron una visa de estudiante, las cartas ya estaban echadas, le guardadon su ropa en maleta, lo abrazaron, le dieron la bendición y lo mandaron a Estados Unidos, ¿hubieron lágrimas?, muchas, pero bueno, era necesario.

Al moreno le dieron instrucciones de ir a una dirección escrita en un papelito, iba a aterrizar en San Fransokyo, después iría al número # en la calle #, y que preguntara por una tal Sra. Cass, se supone que ella le dará acilo.
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Aviso: como todavía tengo historias inconclusas, tardaré un tiempo en actualizar esta pero tengo toda la intención de seguir escribiendola!
\(^w^)/

Un nuevo héroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora