Capítulo Once: La Otra.. pero la otra cara de la moneda. ✓

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Capítulo Once: La otra.. pero la otra cara de la moneda.

#Emilia

¡Dios! ¡El maldito despertador no sonó! Y Tengo clases a las Ocho en punto. Bajo la escaleras a toda velocidad. No creo que alcance a desayunar.

—¡Despídete, Engendra! — me gritan al mismo tiempo los gemelos del demonio.

—Chao, Par de idiotas. Nos vemos a las ocho.— Les lanzo un beso de volada.

—Voy a hacer la comida que le gusta a Martín. — Sale mi mama de la cocina secándose las manos con un trapo. — Avísale, haré de sobra por si acaso viene. No vaya a ser que este par de Leones arrasen con todo.

—¡Más respeto por Favor! Mi cuerpo necesita comida, no lo hago a propósito.— Miguel hace un mohín.— Hoy iba a venir la dueña del carro pero si ustedes quieren hacer reunión familiar, conmigo no cuenten. Me ausentaré. He estado haciendo guardia toda la noche por ese encanto de vehículo.  Ahora, esa mujer, tiene que pagarme con... especies.

Veo como Diego suelta a reír.... No sé dónde está la broma.

Idiotas. Después de unos segundos los entiendo.

Miguel me observa por varios segundos. 

Nosotros hablamos con la mirada. 

Mejor no confirmo mis sospechas. 

—Dile que también venga a cenar... seguro también le gusta— Mi mama agarra y mete algo en una bolsa plástica. Debe ser lo que era mi desayuno.

—Madre-cita. Ella quedo en que iba a traer la cena. Pero la verdad estoy con muchas ganas.. Digamos... de comer carne..— Se pasa la lengua por los labios. 

¡Que Asco!

—Cruda. — termina la oración Diego muriéndose de risa ante las pendejadas de habla Miguel. 

—¡No sean mal educados! Yo no les he enseñado eso. — Los mira mi mama con los ojos entrecerrados. — Tamy, Mi vida. Toma. — me extiende lo que es mi desayuno. — para que comas en el camino. Llama a casa si es que Martín puede venir para incluirlo. Cuando Martincito viene, me gusta poner la vajilla nueva.

—Martincito..Martincito...— Miguel hace cara de asco. — ¡Madre!

—Está bien, Ma. — miró a Miguel.— ¡Con mi novio no te metas!

Salgo de la casa y Corro hacia la parada de bus que está cerca. Está comenzando a hacer el calor infernal de todos los años. Hoy solo llevo una blusa sencilla, un jean y zapatillas de deporte.

Martín no me ha escrito en la mañana. Él siempre me escribe para desearme buenos días. Así que le envió un mensaje rapidito.

De: Tamara.

Para: El amor de mi vida.

Buenos días, cielo. Espero que tengas un excelente día. Te mando un fuerte abrazo y un beso enorme. Mi madre me dijo que te comunicara que hoy hará de cena el arroz que tanto te gusta. Si quieres acompañarnos avísame. Tú sabes cómo es ella.

Veo como el bus se estaciona y corro a subirme antes que las demás personas ocupen los espacios disponibles.

Hoy será un largo día entre exámenes y reuniones con mi director de proyecto.





Infidelidad © (Amores egoístas #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora