03

28 18 0
                                    

—Alice ya hablé en tu universidad y ya está todo listo.

—Está bien.

—Hija, ¿en serio quieres ir?, Sabes que yo no tengo ningún problema en que te quedes.

—Sí, madre. Quiero ir a visitar a mi familia.

—Está bien, pero me tienes que llamar todos los días, cariño.

—Sí si, tienes que seguir trabajando madre. Hablamos más tarde— nos despedimos y cuelgo el teléfono en la pared.

Vuelvo a mí habitación y termino de empacar mi ropa. Me doy una ducha y justo cuando voy saliendo del baño mi teléfono suena.

—Hola?

—No me habías dicho nada.

—Rubia! Tanto tiempo. ¿Quién te contó?

—Mamá. ¿Es que acaso no tenías planeado contarle a tu prima favorita que venías después de tanto tiempo?

Río y ruedo los ojos.

—No exageremos, apenas fueron seis meses...¿cómo están todos por allá?

—Bah, cómo siempre, mis padres trabajando todo el tiempo y mi hermano pasa de vagina en vagina.

—Oye!— no recuerdo que Luca sea así, pero supongo que cambió.

—Qué? Es la verdad, no entiendo porqué Luca no puede ser como Tommy.

—Quieto? Relajado? Siempre en casa? Cero revolucionario?— ella siempre los compara, por eso esos tres pasan peleando.

—Exacto!

—Déjalo así.

—Ya sé que no debería de meterme en su vida pero es que me molesta que ande así por la vida— Bufo y ella agrega— Pero no importa, hablemos de ti. Cómo has estado todo este tiempo por allá?

—Bien. Te acuerdas de mi vecino? El de los conciertos de perros— ella hace un sonido con su garganta afirmando— bueno, hace poco salimos al zoológico y luego al cine. No es tan amargado cómo creía.

—Salieron en plan de cita o Watafak?

No, es que estaba en la tienda y decidimos ir a un lugar a pasar el rato, es todo.

Por favor que no imagine cosas.

Cómo no se va a imaginar cosas con esa explicación tan rara que diste.

Cállate.

—Está bien... ¡Ya faltan dos días!

Alejo el celular de mi oído cuando Valentina grita. Río porque de verdad extraño a mi familia y sus locuras.

—Te parece si hablamos luego por Skype? Tengo que cambiarme.

—Está bien, le diré a Luca y a Tommy para que también estén en la llamada.

—Perfecto—cuelgo y me coloco una blusa blanca, Jeans clásicos y no me pongo zapatos. Luego hago mi cena y veo TV.

Voy por la mitad de la película cuando escucho que los perros de mi vecino empiezan a ladrar. Confundida observo el reloj y me doy cuenta que comenzaron su concierto temprano.

—Erda, ya no se puede ni ver una película en paz— salgo del apartamento y toco la puerta de Tyler.

Abre su puerta dejando a la vista su hermoso cuerpo que no es ni tan ejercitado ni tan flacucho. Aunque sólo puedo ver su abdomen porque tiene un Jean.

—Tyler, dile a tus perros que comienzen su concierto más tarde, por favor.

—Ah eso, es que se están quejando porque no los he sacado a pasear.

—Y qué esperas. ¿Que todos los residentes de este edificio nos quejemos con la administración para que saques a tus hermosos perros?— respondo y él ríe. Mierda que risa tan hermosa.

Reacciona estúpida.

Ah? sí sí.

—No, te esperaba a ti. Acompáñame.

—No te digo que no porque soy una persona amable.

Vuelvo a mi apartamento, me coloco los zapatos y apago el televisor.

—Muévete, italiana.

—Ya voy.

Salimos del edificio, él con un perro y yo con el otro. Es muy curioso los nombres que les colocó. El pastor alemán se llama Pablo y el otro camilo. Ahora viene la mejor parte, él dice que les colocó así por sus ex mejores amigos que lo traicionaron.

Pero él trata a sus bebés como si en verdad fueran sus hijos.

—Muy bien, suelta a camilo, dejaremos que corran— dice cuando llegamos a una cancha de fútbol. Hago lo que me pide y él igual.

—Cómo los paseas?

Nos sentamos en unos bancos. Cómo a penas son las cuatro de la tarde hay muchos niños jugando en los columpios y en las demás atracciones.

—Primero saco a uno y luego al otro. Es difícil pero divertido.

—Oye, yo te puedo ayudar— respondo y coloco una mano en su hombro—¿Te parece?

Al mirar sus expresiones me doy cuenta que tiene pequeñas pecas en su nariz que se le ven muy lindas.

—Sí, gracias.

Oh mierda ¿qué estoy haciendo? Me voy a Italia en dos días no puedo hacer planes.

Me cacheteo mentalmente.

—Pero creo que sólo podré ayudarte dos días, me voy a pasar una temporada en Italia.

—Verdad?

—Sí

—Está bien, no te preocupes.

Luego de terminar de pasear a los bebés intercambiamos número y fuimos cada uno a su apartamento luego de despedirnos.

¡Hey tú, Italiana! [En Proceso]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz