Capítulo 1 (Samay Toms)

154 36 44
                                    

Un tiempo atrás

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Un tiempo atrás...

—-Mamá, ¿Qué está pasando?— dijo con las manos temblorosas.

—Sami, llama a tu padre.— decía a punto de caer.

Mis manos y todo mi cuerpo estaban inmóvil frente a la escena que presenciaban mis ojos, no sabía qué hacer ni qué decir, jamás había pasado por esto. Mi mamá cada vez se ponía peor, yo lo notaba, mi papá y ella me lo trataban de ocultar pero yo sabía que algo no iba bien, y es que ¿Cómo iba a ir bien?, la diagnosticaron con cáncer en la sangre hace seis meses, cáncer terminal.

Recuerdo de pequeña a mi mamá una mujer alegre, nunca la llegué a ver triste por algo, ella era la fortaleza de la familia y siempre andaba de aquí para allá con una hermosa sonrisa en su rostro. Ella era mi heroína junto con papá, hasta ese fatídico día en el que empezó a sentirse muy mal y nos tocó llevarla de urgencias al hospital para que al final del día nos dijeran que tenía leucemia y que habían muy pocas probabilidades de vida. Desde ese momento, nos volvimos más unidos, siempre hacíamos todo juntos, mi padre pidió vacaciones e hicimos lo que siempre quisimos hacer en familia.

—Toma el celular, Sami. Haz lo que te digo.— logró articular mi madre.

Tomé el celular y marqué como pude la ambulancia, y luego a mi papá. Su teléfono sonaba y sonaba, y sonaba hasta que después de cuatro llamadas perdidas me respondió.

—Hola amor, ¿Cómo estás?—
dijo y puedo asegurar que estaba sonriendo, lo pude sentir.

—Papá, mamá se puso mal, ya llamé la ambulancia y me dijeron que ya están por venir.—respiré hondo y seguí hablando. —No sé qué hacer papá, mamá está muy mal, ayúdame.—
dije observando a mi mamá tendida en la cama respirando con dificultad.

— Sami, escúchame bien. Ponle oxígeno a tu mamá, ya yo voy para allá. — y colgó.

Exactamente veinte minutos pasaron para que la maldita ambulancia llegara, yo solo le pedía a Dios que no me dejara sin madre, ella tenía que ponerse bien por mí, por ella, por nuestra pequeña familia. La quimioterapia a la que era sometida era muy fuerte, siempre veía que llegaba muy débil a la casa, siempre tenía sueño y le dolía todo el cuerpo, a pesar de eso nunca la vi enojada o triste, mi madre siempre se mostraba feliz y radiante.

Pasaban las horas y las horas, y no teníamos información de mi madre. Ya mi papá y mi hermana Alice, estaban junto a mí en la sala de espera pendiente al reporte médico, y finalmente llegó, estaba ansiosa por saber el estado de salud de mi madre y a la vez sentía un enorme vacío a causa del miedo que sentía poder perderla. Y a lo que tanto temía, llegó a mí como dos valdes de agua fría.

—Familiares de la señora Liliane Toms.— escuché que llamaba el doctor. En cuanto el nombre de mi madre retumbaba mi cabeza, veía la cara del doctor sin ninguna emoción, su semblante era relajado, no me decía si estaba mal o estaba bien.

Solo Déjame AdorarteWhere stories live. Discover now