Capítulo diez: Tatuajes al dos por uno.

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Miré mi reloj por décima vez, 12:07am. El tiempo me ahogaba, estaba desesperado por apresurarnos a encontrar lo que fuera que nos sirviera para saber dónde estaba Carrie. Y a pesar de que ya era bastante tarde, el estudio de tatuajes Jojo's tenía a sus tres tatuadores ocupados. La recepcionista había ido al baño, dejándonos esperando en la pequeña sala de muebles forrados con cuero negro.

Jojo's House era exactamente lo que esperaba, una locación oscura de letreros color neón y luces por todos lados, cuadros de lo que parecían ser bocetos de dibujos colgados en las paredes de color gris oscuro, no me resultaba el lugar más acogedor, era una mezcla rara entre adrenalina y el querer hacer sentir cómodo al cliente. Michael estaba sentado a un lado de mí, ambos estábamos en el sofá para dos, Calum y Ashton estaban en sillones individuales, viendo unas revistas en donde la portada principal era una fotografía de Kat Von D.

Seguía sin rastros de Carrie y el gigantesco reloj de pared de diseño futurista solo me recordaba que el tiempo no estaba a mi favor.

Eché la cabeza hacia atrás y cubrí mis ojos con la palma de ambas manos, me restregué la cara, olvidando lo lastimado que tenía el rostro y provocándome un pinchazo de dolor que me llegó hasta el estómago.

—Lucen terribles —dijo Michael mientras miraba nuestras caras golpeadas, Ashton era el peor, sin duda.

—Gracias por la observación, Mickey —ironizó Calum—, les juro que aún siento la bofetada de McGillis en mi cara.

—Aun no entiendo cómo te encontraste a Jason —dije en dirección a Ashton.

Él me miró y sonrió de lado, la cortada en su labio seguía abierta, aunque había dejado de sangrar.

—Ni siquiera yo entiendo cómo pasó —explicó—, estaba en el patio trasero, no estaba hablando con nadie, después estaba en el piso, historia corta, supongo que me vio y lo mejor fue atacarme por la espalda —finalizó.

—Luke volvió a romperle la nariz, estoy seguro —afirmó sonriente Michael—, eres mi héroe, Hemmings.

—Eso fue lo mejor de todo —dijo Ashton—, buen trabajo Luke.

Estaba a punto de decir que no había sido la gran cosa, cuando la recepcionista llegó, una mujer sonriente de tez morena, bastante ordinaria, tenía las manos tatuadas de principio a fin y un notable y gigantesco estómago de embarazada. Los cuatro nos levantamos y fuimos directo a su escritorio.

—Lamento haberlos hecho esperar, chicos —se disculpó sonriente—, cosas del tercer trimestre, ya saben, necesito ir al baño cada media hora, estoy a punto de explotar —nos contó medio bromeando y haciendo un ademán con la mano, restándole importancia para después sonreírnos apenada—, lo siento, de nuevo, eso no debería importar.

Ella abrió un cajón de su escritorio y sacó una agenda enorme de encuadernado negro y pastas gruesas, muy sofisticada a mi parecer. Tomó un bolígrafo y volvió la vista a nosotros.

—¿Agendarán una cita o pasarán ahora? —nos preguntó sonriéndonos exageradamente—, nuestros tatuadores empezarán a desocuparse en un momento, pueden elegir sus diseños mientras esperan aquí.

—No venimos a tatuarnos —la interrumpí poniendo ambas manos sobre la gigantesca agenda—, buscábamos a una chica, en realidad.

Ella abrió los ojos sorprendida y una risilla se le escapó de entre los labios.

—El club nocturno está en la otra avenida, muchachos, quizá confundieron el establecimiento —rió—, no los culpo, ya nos ha pasado antes.

—No esa clase de chica —habló Calum mientras yo sentía las mejillas arder ante el ligero malentendido—, ¿Carrie Ann Foster?

Los calcetines de Carrie (l.h. fanfiction)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora