Caídas, fulanos y dios

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Era un bonito día de mayo. Los pajaritos cantaban, los niños jugaban en los parques, los ancianos salían a caminar y a gritarles a las parejas que demostraban su amor y Yeosang deseaba cabecear una bala mientras miraba a su hermano ondear su cabello.

Típico dia primaveral.

ㅡ¿Es necesario todo esto, grandísimo tonto? ¡No quiero llegar tarde y tener que saludar a todas las personas! ㅡpreguntó, ya harto de la vida.

ㅡMira, cosa dos, primero que nada: soy veinte minutos mayor que tú, así que respetame ㅡYeosang iba a hablar pero su hermano siguió ㅡ. Y en segundo lugar, ¿no escuchaste la frase "antes muerta que sencilla"? Pues eso, antes muerto que sencillo.

Yeosang solo bufó y salió de la habitación, diciéndole que lo esperaría abajo. Se tiró al sofá y sacó su celular para matar el tiempo en lo que su, por desgracia, hermano terminaba de arreglarse.

Siempre había sido así. Mientras el mayor se arreglaba hasta para ir al baño y tardaba siglos, Yeosang a duras penas se peinaba. ¡Pero no pueden culparlo! ¿Con qué finalidad se arreglaría si solo salía de su casa para ir a la escuela y, con suerte y si tenía ganas, a la casa de Mingi?

No lo entendía.

Ni tampoco el por qué tendrían que ir a la estúpida reunión familiar, ¡ni siquiera le caían bien! Las veces que convivió con su familia fue como un infierno, y el hecho de que se trataban de funerales no ayudaba.

Las tres veces sucedió lo mismo: enterraron al pariente desconocido, las tías lloraron un poco y luego se pusieron a criticar la ropa de los presentes y observaban quién había subido de peso y los tíos hablaban de política. Lo típico, ya saben.

Lo único bueno es que comían bien.

Dios bendiga a la persona que murió por permitirle comer semejantes manjares.

Suspiró por décima vez y fue entonces cuando vio a su hermano bajar las escaleras como si fuera un príncipe o un modelo, moviendo sus caderitas.

Sin embargo, no contaba con que la alfombra de esta conspiraría en su contra, causando que se tropezara a mitad del camino, rodando hasta llegar a la planta de abajo... con gracia de realeza, obviamente.

Pero ¡hey! se levantó como todo niño grande al mismo tiempo que se arreglaba la ropa y murmuraba un "estoy bien" mientras Yeosang sentía que si continuaba riendo de esa manera se le escaparía un pulmón.

ㅡ¡Mamá, Yeosang se está burlando de mi!

ㅡ¡Mamá, Yuchan es un bebé llorón!

Al ver que nadie respondía, los dos hermanos empezaron a buscar a la mujer. Según ellos estaba en su habitación, pero cuando entraron al lugar no había ni rastros. Era como si se la hubiera chupado el diablo.

Oh por todo lo bonito del mundo ㅡes decir, Vernonㅡ, esa frase es horrible, ¿quién la inventó?

Volvieron a bajar y, mientras el castaño se dirigía al comedor, Yeosang fue a la cocina, donde encontró una nota pegada en el refrigerador.

"Queridos hijos a quienes amo mucho:
Me fui antes porque tardaban mucho y yo tenía hambre. Prometo guardarles toda la comida que pueda. Miren la calle cuando estén viniendo y lleven sus mochilas para esconder las galletas del abuelo.
¿Ya dije que los amo? Porque lo hago. Nos vemos."

Increíble, sencillamente increíble. Ahora tenía que ir caminando hasta la casa de su tía -cuyo nombre no sabía- con su hermano el baboso.

Dios, mira, sé que no hablamos de seguido... bueno, nunca lo hacemos, pero ¿tienes algo contra mí? ¿Es porque me reí de Mingi la vez que se cayó del árbol, verdad? ¡Ya me disculpé!

Hubiera continuado su charla con el de arriba pero su gemelo lo interrumpió.

ㅡ¿Estás seguro de que esa mujer tiene 38 años? ㅡpreguntó, leyendo la carta tras suyo.

ㅡEs lo que dice su documento, pero a veces lo dudo ㅡambos se miraron, para después encogerse de hombros y salir de la casa, cerrando la puerta con seguro.

Empezaron a caminar hacia el lugar mientras hablaban de lo primero que se les ocurría, hasta que llegaron al parque que se encontraba a dos calles de la casa y algo, o más bien alguien, los hizo detenerse.

Chan gritó y salió corriendo en dirección al fulano que lo recibió con un fuerte abrazo, bajo la atenta mirada de su gemelo. Yeosang entrecerró sus ojos en un intento de poder ver de quién se trataba, fallando tristemente, por lo que decidió seguir con su camino.

Maldijo cuando escuchó su nombre seguido de un "¡Ven aquí, cosa dos, mira quén es!". ¿Qué no recordaba que detestaba tener que socializar con desconocidos? Qué mal hermano.

Gruñó cuando volvió a escuchar la voz del castaño y se acercó a los dos chicos que se encontraban teniendo una muy divertida conversación, aparentemente. Cuando llegó a su lado, su hermano lo abrazó por los hombros al mismo tiempo que el fulano desconocido le sonreía.

¿Y este loco?

ㅡEste es Yunho, es el vecino de Sooah, ¿lo recuerdas? ㅡdijo feliz el gemelo castaño.

¿Yunho? Sinceramente no recordaba pasar tiempo con un tal Yunho de niño. Por lo general se quedaba en su casa a ver caricaturas.

Porque antes muerto que sociable.

Esperen, eso no suena agradable... bueno, cómo sea.

Yeosang miró al muchacho que había pronunciado un muy entusiasmado "hola" para su agrado y se encogió de hombros.

ㅡNo, ¿podemos irnos? ㅡhabló, exasperado. Él solo quería llegar y comer feliz.

ㅡBien, pero iremos con Yunho.

Yeosang gruñó y giró sobre sus talones.

ㅡMe da igual, pero apresurate porque muero de hambre.

Y, dicho eso, comenzó a caminar otra vez, siendo seguido por los otros dos que parecían estar poniéndose al día, haciendo bromas.

Dios realmente tenía algo en su contra.

Lovely; 『ʏᴜɴꜱᴀɴɢ』Where stories live. Discover now