Modales

307 56 14
                                    

Yunho amaba a su madre, ella era la principal razón por la que casi todos los días se levantaba con una sonrisa. Era su motor, su alegría y su pilar más importante, no obstante, en ese momento en todo lo que deseaba era que la mujer se callara. Y es que, desde que le explicó quién era Yeosang con señas para que este no entendiera, Shinhye no había dejado de avergonzarlo con cada anécdota que le contaba al rubio, que solo apretaba sus labios para evitar reírse.

Ahora le estaba contando de la vez que el más alto vio La Leyenda de La Llorona y se asustó tanto que por un mes no se quiso separar de ella en ningún momento porque, según el pequeño niño "esa mujer me puede llevar si te alejas de mi".

Yeosang hizo un pequeño puchero ante la imagen de un Yunho de nueve años y dirigió su mirada al mencionado, que se encontraba junto a él, mirando a su madre suplicante con sus mejillas coloradas. Sonrió y, sin pensarlo, tomó su mano por debajo de la camilla y entrelazó sus dedos, cuasando que el mayor lo mirara de forma radiante. Shinhye enarcó una ceja al verlos, y luego dirigió sus ojos hacia abajo notando sus manos. Sonrió y se aclaró la garganta, llamándoles la atención.

ㅡYunie, quiero hablar con Yeosang un segundo, ¿podrías salir un rato? ㅡel mencionado frunció su ceño al mismo tiempo que ladeaba la cabeza, sin embargo no duró mucho pues asintió y se levantó de su lugar para acto seguido salir al pasillo. Una vez solo estuvieron los dos solos, hablóㅡ. Quiero preguntarte algo.

ㅡ¿Qué cosa?

ㅡ¿Lo quieres?

El rubio lo pensó un poco. ¿Qué sentía por Yunho? Sabía que le gustaba, y siempre que lo veía solo ansiaba besarlo y darle y recibir mimos, tomarle las manos y peinarle el cabello. Decirle lo especial que era y lo mucho que disfrutaba su compañía, hacerle saber que es su fan número uno y que todo lo que hace para él es perfecto.

Estuvo callado por unos segundos, pensando en las palabras correctas que usaría. No era que no estaba seguro de lo que sentía por el de hebras anaranjadas, sino que no sabía cómo decirlo sin parecer muy intenso y avergonzado , porque, ¡vamos! Era su casi suegra después de todo, uno no anda por ahí diciéndole a los padres de tu pareja lo mucho que deseas besarle hasta que sus labios duelan... ¿o sí?

Finalmente suspiró y, sin mirar a su noona, habló.

ㅡRealmente es lo más bonito que me pasó ㅡfue casi inaudible, pero Shinhye se las arregló para escucharlo y sonrió.

ㅡMe alegra que se tengan el uno al otro ㅡsuspiróㅡ. Por favor, cuídalo mucho. Hay tanta maldad en este mundo, y las cosas últimamente no han resultado del todo bien.

ㅡ¿A qué se refiere?

No obstante, ella no le respondió, solo le despeinó la cabellera y llamó a su hijo para que volviera con ellos.

El resto de la tarde se la pasaron hablando sobre su semana y todo lo que había sucedido durante el transcurso de esta, y Shinhye no desperdició ninguna de las oportunidades que tuvo para avergonzar a los chicos al preguntar cosas referentes a su relación. Sin embargo, y pese a las risas que los tres compartían, Yeosang aún se encontraba pensando en las palabras de la mujer, intentando comprenderlas sin llegar a una conclusión.

Cuando dieron las ocho, los chicos se despidieron de la mujer y de Younha, que se había unido a ellos para poder darle los medicamentos a la enferma, y salieron del hospital, caminando en un incómodo silencio que fue interrumpido por el teléfono del mayor, quien suspiró y atendió, haciendo una mueca al escuchar la voz del mensajero que no pasó desapercibida por el menor.

ㅡVine a ver a mamá, ¿por qué...? ㅡYeosang juntó sus cejas al verlo apretar sus labios y ojos mientras se llevaba una mano a la frente y echaba la cabeza hacia atrásㅡ. Pero-... ya voy... adiós ㅡdicho eso, colgó, manteniéndose en la misma posición mientras intentaba deshacerse de ese nudo que se le había formado en la garganta.

Por su parte, el rubio lo miró con preocupación. Para ser sinceros no sabía qué sucedía, y no quería preguntarle a Yunho, sin embargo al verlo de esa manera, mandó su parte razonable a la mierda, se paró frente al más alto, y se aclaró la garganta, logrando que éste lo mirase con ojos llorosos, cosa que le causó a Yeosang un fuerte dolor en el pecho, y es que odiaba ver al chico de esa manera.

ㅡYuyu...

ㅡNos vemos mañana Yeo ㅡse acercó al mencionado y le dejó un pequeño beso en la frente, pero al intentar separarse sintió cómo el menor lo rodeaba con sus brazos, ocultando su rostro en el cuello ajeno y aspirando su aroma. Yunho sonrió ante eso y le devolvió aquel abrazo, sintiéndose un poco mejor.

ㅡ¿Recuerdas que te dije que estaría para ti cuando lo necesites? ㅡdijo, y al no recibir ninguna respuesta, volvió a hablarㅡ Sé que te sucede algo, y aunque intentes negarlo se nota.

ㅡYeo...

ㅡNo quiero obligarte a que me lo digas, está en ti si quieres hacerlo o no, pero quiero que sepas que, sea lo que sea, puedes apoyarte en mi, ¿de acuerdo?

Se separó un poco para poder mirarlo a los ojos y le apretó su mejilla, recibiendo una pequeña queja que lo hizo reír bajito. Se mantuvieron en esa posición por un rato y luego se distanciaron por completo, volviendo a caminar en dirección a la casa del mayor en un nuevo silencio. El hospital no estaba tan lejos, por lo que luego se quince minutos ya se encontraban en la puerta, con Yunho intentado convencer a Yeosang de que no había nada de qué preocuparse y éste último sin intención de irse.

Al final el mayor lo chantajeó para que volviera a su casa, sin embargo, cuando Yeosang iba a hablar, la puerta se abrió, dejando ver a un hombre que se le hacía familiar, y no tardó tanto en comprender de quién se trataba, y es que el parecido que él y Yunho tenían era innegable, la única cosa que los diferenciaba era que, mientras el más joven tenía una expresión suave, el recién llegado se mantenía serio y con una mirada que lo intimidaba de sobremanera, pero eso no lo demostraría.

ㅡLlegas tarde ㅡdijo, y luego dirigió su mirada al más bajo de todosㅡ. ¿Y este quién es?

ㅡAlguien con más modales que usted, supongo ㅡmurmuró para él mismo.

ㅡ¿Qué dijiste, mocoso?

ㅡYeosang... ㅡinterrumpió Yunhoㅡ Te hablo más tarde, es hora de ir a casa o tu madre me matará.

El mencionado iba a quejarse y decirle que su madre lo quería más a él que a sus propios hijos, pero una pequeña silueta, seguida de una voz chillona y dulce se hizo presente, haciendo que ambos jóvenes dirigieran sus miradas hacia donde ella se encontraba.

ㅡ¡Honie! ¡Yeosie! ㅡcorrió a abrazar a su hermano y luego a Yeosang, quien se agachó para quedar a su altura y peinarle el cabelloㅡ. Los extrañé.

ㅡNosotros igual, bonita ㅡdijo Yunho, a lo que el rubio asintió de acuerdo.

ㅡ¿Yeosie vino a cenar con nosotros? ㅡpreguntó, y antes de que pudiera responder, Kang ya se encontraba dándole una respuesta positiva, ingresando a la casa de la mano de la niña, ignorando a aquel hombre y a la mirada suplicante del pelinaranja.

Entre tanto, este último se preguntaba si todos los acontecimientos de ese día eran un castigo de parte del universo por haberle dicho una mentira a aquella viejita que se encontró en el parque cuando tenía diez años.

Lovely; 『ʏᴜɴꜱᴀɴɢ』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora