Capítulo 28

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Caminaba con desgano y tristeza en su cuerpo. Tenía las flores en su mano derecha, mientras que secaba las lágrimas con la izquierda. Sus pies se arrastraban por el áspero suelo del cementerio, yendo al único lugar donde podía hablar con ella.

Se sentó frente a la tumba, mirando a la nada. Colocó las flores en agua y comenzó a hablarle.

-Mamá, te prometo que en poco nos volveremos a ver.- sollozó- No falta mucho mamá, no importa lo que hagan los demás, iré contigo.

Se le hizo un nudo en la garganta. Se sentía pésimo y solo, muy triste, sin compañía y no había nadie quien lo entendiera. Tenía una fuerte depresión hace años que jamás pudo tratarla.

-Mamá aguárdame un poco más, Jisunggie pronto irá contigo.- sollozó aun más fuerte- Pronto iré.

Estuvo toda la madrugada en el cementerio, con la compañía de su madre. Seungwoo lo había vuelto a traicionar, luego de jurarle no más psicólogos, llevó a una a su casa.

Quería despejar su mente por un momento, por lo que salió por la ventana de su cuarto para ir a caminar en la fresca noche, hasta que una idea cruzó en su mente.

Caminó alrededor de cuarenta minutos por la madrugada. Sus piernas dolían pero no le importaba, después de todo, el dolor se lo tenía merecido.

Llegado a su destino, tuvo que hacer maniobras para entrar.
Se hizo varios cortes en las piernas por la cerca puntiaguda, pero logró pasar al otro lado. Estuvo un largo rato allí, puesto que no quería soltar a la única persona que podía entender lo que se sentía la depresión.

No se percató de la hora. Eran las 7:50 am, el seguía allí sentado, haciéndole compañía a su madre. Se levantó y comenzó a caminar sin ganas, yéndose de ese lugar, no sin antes dejar un beso con su mano a la lápida.


En el resto del día, solo caminaba sin rumbo alguno por las afueras de Seul. Llegó a una ruta despoblada, desconocía aquel lugar, no tenía idea por donde estaba. Solo sabía que estaba perdido.

Un auto que pasaba por allí vio a aquel joven con su ropa sucia y rota. Paró a su lado y el conductor bajó la ventanilla.

-¿Te encuentras bien?- dijo, con un tono preocupado por el estado del menor.

Jisung solo asintió, nada convencido. Estaba más que claro que no lo estaba.

-¿Quieres que te lleve?- se ofreció. Al ver que el chico no daba respuesta, le insistió subirse -Sube.

Han solo subió. Ya no tenía interés si el auto lo llevaba a cualquier lugar y lo mataba, le daba igual si moría o no. Solo quería dejar de existir, o ser castigado con el dolor.
Aceptaría cualquier destino con tal de castigarse.

El señor lo llevó hasta un hospital para corroborar el estado del menor. Una enfermera salió para llevarse al chico a revisiones y limpiar los cortes en sus piernas producidos por la cerca del cementerio.

Estuvo ahí alrededor de cinco horas, donde Han fue internado para ser hidratado y limpiado, además de comprobar que no tenga otras lesiones u otras cosas.

A las 18:44, Jisung solo quitó el suero de forma feroz y salió casi corriendo del lugar. Tenía que esperar a que un adulto lo recogiera, pero Han no dio nombres y solo se escapó.
Algunos enfermeros notaron al menor escaparse y comenzaron a seguirlo, pero éste solo huyó.


Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ

-Dígamelo de nuevo joven, por favor, no llore- decía pacientemente el policía, viendo como el mayor se desmoronaba.

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