XII

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El camino de regreso a la fortaleza fue bastante silencioso, Idrik trotaba al lado del caballo de Morrigan que estaba tranquilo en comparación con el resto. Los equinos parecían alterados de tener que compartir espacio cercano con lo que para ellos era un depredador de grandes dimensiones.

Cuando avistaron Invernalia a lo lejos Morrigan se tensó un poco, no quería que el hrakkar fuera rechazado. Había estado desaparecido un par de días, y ahora que había vuelto sabía que no querría separarse de ella en un tiempo. Lo que significaba que si Idrik no dormía en el interior de la fortaleza, ella tampoco lo haría. Por otro lado estaba emocionada por poder enseñarles por fin el animal a los pequeños Stark, Arya le había estado repitiendo lo mucho que le gustaría verlo.

Finalmente entraron en el patio de armas de la fortaleza, Morrigan miraba con preocupación a William. Que su amigo le hubiera hecho aquella petición después de comunicarle que iba a acontecer una guerra le había sorprendido mucho, tenían una conversación pendiente.

Cuando Morrigan desmontó del caballo y vio aparecer al príncipe Oberyn supo que quería hablar con ella de inmediato. El semblante de la víbora era serio, sin contar que había estado evitando a la chica durante todo este tiempo, para que esta no descargara su furia inmediata contra él tras conocer su plan. Morrigan se acercó y cuando estuvo delante del pelinegro este suspiró.

—¿Sigues enfadada conmigo?— preguntó el Dorniense con una mirada sincera.

—Un poco— respondió la chica — pero no está bien visto que un capitán le grite a su príncipe en medio de una multitud— Morrigan sonrió algo resignada.

—Sé que me lo merezco— le devolvió la sonrisa Oberyn —desde que te conozco siempre has sido como una hermana para mí, y los hermanos quieren lo mejor los unos para los otros— se intentó justificar el hombre.

—¿Y lo mejor es dejarme aquí en el Norte? Pues espero que me perdones "hermano", pero no encuentro tu motivación— se quejó la chica — Amo Dorne, soy dorniense de adopción he adoptado vuestras maravillosas costumbres...

—Y aún así sigues teniendo la sangre fría Morrigan— la interrumpió el mayor— y creo que tú eres consciente de ello y por eso estás tan asustada.

—No estoy asustada.

—Sí lo estás— dijo el dorniense para recuperar la palabra— te conozco, soy de los pocos que conocen lo que eres capaz de hacer. Lo camuflas de ciencia pero sabemos que esa no es la verdad al completo— el hombre se acercó y le puso las manos en las mejillas en un gesto cariñoso— Sé por qué te fuiste de este lugar, y por eso también sé que tienes cosas que arreglar aquí.

Se miraron a los ojos unos segundos para posteriormente abrazarse, el dorniense abandonaba mañana la fortaleza y era posible que no se volvieran a ver en mucho tiempo. Morrigan no pudo evitar que se le escapara una lágrima, ese hombre la había acogido en su palacio cuando llegó sin nada que ofrecer y confió en ella.  La víbora había inventado un título solo para que ella pudiera tenerlo, y ni siquiera se lo había pedido. Oberyn le había ofrecido castillos y tierras, y ella los había rechazado alegando que lo único que quería era servir en su guardia. Guardia en la cual fue escalando hasta convertirse en capitán y mano derecha del príncipe.

—Tienes cosas que resolver aquí Morrigan, ambos lo sabemos— se separó del abrazo — pero te voy a pedir un favor— el príncipe mantenía las manos en los hombros de la chica— no cambies nunca, me rompería el corazón volver a verte, y ver que te han roto esa voluntad tan valiosa que tienes.

Morrigan no pudo evitarlo, lo que antes era una lágrima rebelde se convirtió en un mar de ellas. Lo poco que la consolaba era que Hakat y William se quedarían con ella, el ojiazul y el dothraki junto con Oberyn eran como su familia.

La Bruja (Game Of Thrones)Where stories live. Discover now