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— Por lo que me dices, creo que no son el uno para el otro — dijo Shiba haciendo una mueca por lo que había escuchado — No lo sé, solo sé que no mereces eso, eres demaciado amable como para sufrir por amor — se encogió de hombros.

El albino solo se le quedó mirando, las pistas de su cabeza eran ciertas aunque le dolían y sí, al final le dijo todo a Shiba.

Miró su libro mientras hacía una mueca.

— Entonces, ¿qué debería hacer? O ¿qué harías en mi lugar?

Nagi volvió su vista a su contrario con lágrimas amenazando en salir, Shiba por su lado se quedó pensando en su respuesta y al encontrarla volvió su atención al menor de estatura, y al mirar que lloraba entró en pánico internamente.

— P-Pues — se aclaró la garganta — yo lo golpearía, — sacudió su cabeza — ¡digo!, Nada de violencia, eh,  pienso que deberían hablarlo, posiblemente encuentran una solución o al menos le pones al tanto lo que te hace sentir su actitud.

Nagi con trabajo suspiró y desvió su mirada hacia el suelo. Apretó con sus manos el pantalón para, de alguna manera, dejar de llorar.

Shiba le tomó la espalda y la acarició en forma de consuelo, le contó varios chistes sobre el profesor que más odiaban, Nagi le miró y sonrió seguido de limpiarse las lágrimas.

— Gracias por dejarme confiar en ti, Shiba.

“Que quizá no
estemos hechos
para estar juntos

Insuficiente // »Ephemeral: Los Residentes De La Oscuridad« [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora