Un golpe de suerte.

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¡Es injusto! ¡No pueden hacerme esto! Si el mapache enfermo de Flex y el reptil inútil de Raptor pueden, ¡YO MUCHO MÁS! Llevo más de tres años entrenando para esto, me lo merezco más que nadie. Tres años...

¡¿Tres años?! ¿Sólo eso? Qué poco para un apocalipsis que ha acabado con casi toda la población. Es muy poco. 

Espera otra vez... Tres años... ¡¿He cumplido dieciocho sin darme cuenta?!

Me miré en en reflejo de una vitrina cualquiera. Desde hacía tres años había perdido peso y ganado mucho músculo. Todas las horas de entrenamiento habían dado sus frutos, de una manera u otra.

Pero parecía algo mayor. Quizá de veinte o veintidós años. El estrés y los nervios estaban haciendo mella.

-Joder, si que pasa rápido el tiempo. 

Aunque no lo suficiente como para olvidarme de mi familia. Todo lo que perdí por culpa de los monstruos. Ellos mataron lo que más quería, por eso los mataré. Se lo merecen. 

Aun recuerdo cuando unos Cazadores me salvaron por los pelos de un monstruo que nos encontramos mis padres, mi hermana y yo mientras íbamos a la ciudad de Esparta. Yo corrí a proteger a mi hermana, pero aun así la cogieron. Y a mi no por los pelos. No vi a la Sirena que controlaba al monstruo, pero estaba un 68% seguro de que una de ellas estaba detrás de esto.

No es que no me crea eso de que las Sirenas son terribles y asesinas; es que, no sé, como que no todas deben ser malvadas cantarinas susurradoras de monstruos.

Estaba tan ensimismado con mis pensamientos algo asesinos que no me di cuenta de que el suelo se abría a mis pies. Literalmente: había un gran boquete en el suelo y me caí en él. Con tan mala pata que me dí en la cabeza y me desmayé. Todo se volvió completamente negro.














Me desperté con cierta dificultad al escuchar movimiento a mi alrededor. Me alcé rápidamente al recordar que no estaba en casa y me puse en guardia. Estaba en una habitación algo pequeña con una ventana, un espejo medio tapado, una silla destartalada, una mesa con...cosas raras de medicina (supongo) y la cama de la que me había levantado.

Oí pasos que venían del otro lado de la puerta cerrada. Eran pasos ligeros, y creo que eran sólo dos piernas las que producían los sonidos ¿Un monstruo bípedo? O peor, ¿una Sirena? No, no cantaba. A lo mejor era un superviviente que me había ayudado al verme en el boquete.

 Ahora que lo pienso, no me duele nada. Y con el golpe que me metí... Esto no es normal.

Deseché las ideas de monstruos y Sirenas y me tumbé en la cama. Pero cogí un palo y lo escondí debajo de la almohada. Sólo para defenderme por si acaso... Más valía prepararme por si acaso.

Esperé a que la puerta se abriera y a que la figura que había entrado se pusiera de forma que la pudiera ver a través del espejo sin que me viera. 

Ahora mismo estaba guardando las cosas raras de la mesita en una mochila que llevaba. De espaldas. 

"Venga, date la vuelta".

Bueno, algo estaba claro: era humano, algo raro, pero humano al fin y al cabo. Llevaba una chaqueta azul marino gruesa, gorro de esquimal, pantalón negro y zapatillas de montaña . Tampoco hace tanto frío creo yo (estábamos a principios de primavera). De espaldas parece un ruso en invierno.

"¡Date ya la vuelta!" gritaba para mis adentros. 

De repente apareció una chica por la puerta. Esto... Creo que es o terrorista o de una peli de miedo. Llevaba una máscara negra que le tapaba la boca. Era de metal y otras cosas. Debería haberle prestado atención a Mayo cuando me daba clases... Así podría haber dicho de qué era.

Monstruos. Un AU de los Compas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora