La caza de la Sirena.

47 9 0
                                    

-¿Te pasa algo?- me preguntó Ben.

Una manada de Sabuesos. Cánidos del tamaño de caballos. Un 7 de grado de peligrosidad según los Cazadores. Para mí, un cero.

Son adorables y con colores muy bonitos. Mi tipo favorito son los del terreno de bosque. Sus colores son súper vivos y brillantes. De verdes a marrones. Incluso vi uno rojo cerca de un pueblo al sur. 

Quería jugar con ellos.

"Sabuesos."

-Anda Eco. Ve a jugar con ellos. Yo me quedo aquí.

Cómo me conoce.

"Gracias."

Cogí un poco de menta de nuestra reserva y salí a buscar a la manada. Iba a jugar con ellos hasta que me aburriera. Me los encontré en la linde del bosque, cerca de la carretera. Conté ocho. Tres chicos y cinco chicas.

Me quité la máscara y los llamé con un silbido. Ninguno se acercó. 

"¡Qué raro! Esto no suele pasar"pensé. "¿Habrá alguien cerca?"

Afiné el oído. Nada. Intenté conectarme con los Sabuesos. Estaban nerviosos y prevenían peligro. Pero no olían a nadie.

Como deseaba hacer algo entretenido decidí comunicarme verbalmente. Me encanta estar sola. Así puedo hablar sin que nadie me quiera matar. Literalmente.

-Tranquilos bonitos. No hay nadie cerca. Venid a jugar. 

Uno de ellos se calmó un poco y se acercó a jugar conmigo. Era verde brillante y mediría como yo, más o menos (soy alta y me siento bajita a su lado TvT). Seguramente sería joven, tres meses aprox.

-Hola jovencito... ¡Menudo bicho estás hecho! ¡Qué guapo! Seguro llevas locas a todas las Sabuesos de tu manada.

Saqué la menta y se volvió como loco buscando mimos y cariño. Es que nunca fallaba.

-Tranquilo tranquilo... Siéntate y te daré un poco... Pero ponte bien.

Se tumbó de golpe, lo que hizo que me cayera al suelo de culo. Pero no me hice nada. 

-Vaya bicharraco- lo observé bien, era impresionante-. Un cánido de unos cuatrocientos kilos (aprox., no soy una calculadora humana) de piel verde esmeralda y dientes de cuatro dedos de largo. Tu piel ha de ser gruesa... No puedo pellizcarte. 

De repente escuché un ruido chirriante. Bernardo, Ben o Bernardito, ha vuelto a mover algo. Miré al Sabueso. Se estaba tapando las orejas con las patas delanteras. Esto es nuevo. Mi instinto de científica se activó. Los monstruos evolucionaban demasiado rápido como para que me diera tiempo para documentarlo, por eso adoro cada vez que se presentan nuevas mutaciones en una misma especie.

-Curioso... Sensible a los sonidos estridentes. Me pregunto si tiene buen olfato. 

Cogí la menta que me quedaba y la escondí entre unas piedras con serio esfuerzo. El perro no paraba de intentar seguirme. 

-Quieto.

Se quedó en el sitio. Escondí la menta y me volví a donde estaba el perro gigante.

-Ahora... ¡Busca!

Olfateó un poco el suelo y fue disparado a por la hierba. Definitivamente era un lobo. Tenía las mismas cualidades al menos. Quitando que medía como unos cincuenta metros más y tenía otro pelaje.

-Buen chico.

Le seguí dando mimos hasta que vino Ben.

-¿Hoy no va a venir el manazas?

Monstruos. Un AU de los Compas.Where stories live. Discover now