3. Un pasado molesto

597 40 0
                                    

No puedo dejar el calor de sus brazos. Estoy completamente incómoda sobre esta cama de hospital, pero no puedo separarme de Adam. Escuchar su voz, besarlo, volver a ver su mirada resplandeciente… Me encantaría poder llevármelo y aislarnos del mundo. La separación de estos últimos días fue muy violenta, angustiante. Necesito una recarga de Adam. Olvido que Claire y Ryan esperan con ansias noticias y que en San Francisco, Conrad debe estar mordiéndose las uñas.Tengo que deshacerme de esta egoísta necesidad por tener a Adam para mí sola.

– Tengo que avisarle a Ryan y Claire, digo enderezándome.
– ¿Están aquí?
– Sí, fue Claire quien tuvo la idea de venir. No podía quedarse de brazos
cruzados en nuestra casa.
– No me sorprende en lo absoluto, viniendo de ella, sonríe Adam.

¡Oh! Esa sonrisa me hace derretir

Lucho contra la imperiosa necesidad de lanzarme de nuevo a sus brazos.

– También tengo que llamar a Conrad. Está muerto de nervios, sabes…
– El buen Conrad…
– ¿Te sientes bien como para ver a todo el mundo?
– Por supuesto, dice Adam enderezándose en su cama con una mueca.

Me duele en el alma verlo sufrir.

¡Podría matar a las personas que lo pusieron en este estado!

Le envío un mensaje de texto a Claire, para avisarle. No tengo ganas de
atravesar el pasillo y dejar de ver a Adam. No estoy lista para dejarlo, por lo menos no aún. Claire y Ryan llegan rápidamente, seguidos por John quien se muestra discreto pero contento de compartir este momento con nosotros. Nuestros rostros ya no están crispados y nuestro alivio es contagioso. Mientras que Ryan y Claire hablan con Adam, yo me alejo un poco para llamar a Conrad.Debe estar esperando mi llamado, pues contesta muy rápido.

– ¿Éléa? ¿Ya tienen noticias?

Muy presionado, en efecto.

– Sí, estamos con Adam. Está en el hospital, pero está bien.
– ¿En el hospital?
– Adam estuvo en una pelea, pero aún no he tenido oportunidad de hablar
con él.Antes que nada,quería llamarte para avisarte que estamos con él, y que está bien a pesar de todo.
– ¡Oh, Éléa! ¡Qué alivio! Gracias. Por fin puedo respirar, suspira Conrad
profundamente aliviado.
– Creo que él hablara contigo un poco más tarde…
– Sí. No hay urgencia. Ya estoy lo suficientemente satisfecho de saber que está con ustedes.
– Bueno, entonces hablamos luego, Conrad.

Cuelgo, con una gran sonrisa en el rostro. Estoy feliz de haberle podido dar esta buena noticia a Conrad, de haber escuchado su alivio. Mis ojos voltean nuevamente hacia Adam. Mi millonario es importante para muchas personas, lo aprecian mucho y su desaparición debe haber preocupado a varios.

¡Pero ya todo terminó finalmente!

En ese momento, una enfermera entra en la habitación de Adam, y nos pide salir para poder atenderlo. Aunque ya no necesite cuidados particulares, sigue siendo monitoreado. Lo beso antes de dejar su habitación y los cuatro nos
volvemos a encontrar en el pasillo. John, el detective, es el primero en tomar la palabra.

– Bueno, ya no tengo nada que hacer aquí. Regresaré a Riverton, por si
Adam necesita algo más de mi parte. Que no dude en llamarme por favor.
– Gracias por todo, John. Sin usted, nos habríamos tardado mucho más
tiempo en encontrarlo, le digo conmovida.
– Sólo hice mi trabajo. Y además, Adam es un hombre de bien, responde John. Ahora les toca a ustedes cuidar de él.

John nos da a todos un franco y caluroso apretón de manos. Él también parece ser un hombre de bien, y eso es algo tranquilizador en estos momentos, sentirse rodeado por personas buenas.

TODO POR EL MULTIMILLONARIO & DOMINADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora