5. El sobre de Howard

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Esta noche en el barco fue maravillosa, nunca habíamos hecho el amor tan sensualmente, Adam y yo estamos más enamorados que nunca y nuestros encuentros son cada vez más intensos. Es difícil regresar a la realidad esta mañana. En unos cuantos minutos atracaremos en el
puerto de Santa Bárbara, donde nos esperan un equipo de guardaespaldas y John Bleth, el detective privado, este viaje en crucero entra en su segunda etapa. Ver a Simon Collins será
determinante para continuar la búsqueda del padre de Adam. No puedo evitar sentirme tensa. El
plan puesto en marcha por John y Adam para ir a Bakersfield da la impresión de ser una visita
ultra secreta. Adam quiere ser discreto, tal vez Lorraine nos está vigilando de alguna manera, y
ahora sabemos que puede intentar cualquier cosa contra nosotros, o los que nos rodean. Así que la discreción se impone, además, Adam hizo todo lo posible para que este viaje a Bakersfield pase lo más desapercibido posible.

«¿Dormiste bien, mi ángel?» me pregunta Adam, sobre el puente, con una taza de café en la mano.

Vestido con sus jeans y su sudadera blanca, Adam tiene un aire despreocupado detrás de sus gafas de sol, incluso su cara parece serena y su sonrisa relajada.

¿Cómo lo hace? ¿Yo soy quien me angustio por los dos?

Su beso no refleja ningún estrés, muy por el contrario.

– Te ves muy relajado, le hago notar.
– Es verdad, es gracias a ti y a la noche que tuvimos. Me siento transportado por tu amor, me siento fuerte a tu lado, mi ángel…, me dice Adam, con la mirada hundida en la mía.

Mi corazón deja de latir por un momento, esa mirada…

«Estoy impaciente por ver a ese tal Collins», agrega mirando hacia el
puerto.

Me encantaría parecer tan relajada,
sin embargo, mis dedos están entumidos alrededor de mi taza, estoy ansiosa por saber si ese hombre es la clave de todo este misterio… La tripulación también se encuentra sobre el puente, preparando nuestra llegada. Parece que el día será
agradable, esta parte de California cumple sus promesas. La falda y la camiseta de tirantes que escogí para el viaje tienen que ayudarme a no sufrir del calor que se avecina. La mirada que me lanza Adam me confirma que le gusta mi atuendo.

Después de la entrevista con Collins, ¿aún tendremos ganas de aprovechar el regreso?

Atracamos rápidamente en medio de otros yates del puerto. Muy rápidamente, John sube a bordo. Reencontrarme con el detective es un placer, nos ayudó tanto en Riverton, tuve la oportunidad de admirar su eficacia profesional pero también su lado humano. Él y Adam se saludan estrechándose la mano amigablemente, estrecha la mía con más delicadeza y con una sonrisa de bienvenida.

– ¿El mar estuvo tranquilo?, nos pregunta, tomando asiento en una banca del puente.
– Estuvo excelente, responde Adam.
– Simon Collins los espera, continúa John, quien, fiel a su costumbre, va directamente al grano. De hecho, está impaciente por verlos, Adam. Cuando supo que lo buscabas, palideció, incluso pensé que iba a desmayarse. No obstante, se repuso rápido y aceptó sin discutirlo.
– ¿No preguntó nada acerca del motivo de nuestra visita?, le pregunta Adam.
– No, lo único que hizo fue afirmar con la cabeza. Es un hombre poco efusivo, fue como si esperara esta visita, no se sorprendió y no dijo nada, sólo que los esperaba.
– Bueno, muy bien. Voy a informar a todos que nos vamos y nos ponemos en marcha en unos diez minutos, decide Adam.

Adam se voltea hacia mí, yo asiento con la cabeza, estoy lista para ir y conocer a este hombre. En tierra firme, tomamos el auto de John, detrás de nosotros veo a algunos hombres meterse en los suyos. Cinco autos nos siguen. Adam no ha escatimado gastos en nada. Me quedo en silencio, mientras que Adam y John siguen hablando sobre el trabajo del detective.

TODO POR EL MULTIMILLONARIO & DOMINADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora