Capitulo 1.

3K 225 13
                                    

Horacio

Estaba nervioso. Veía a Leonidas en el suelo, junto con varios compañeros, incluido el super intendente.
Gustabo estaba infiltrado en la mafia, contándonos sus movimientos.
Detrás de mi solo estaba Volkov. No hacia caso a sus órdenes, conocía el modus operandi de la mafia.

V: Subinspector, hágame caso.
H: No, Volkov. Van a venir por la derecha hacia nuestro 10-20. Tienen cámaras de visión térmica. Según mi contacto infiltrado quedan el y otros dos sujetos. Hágame caso, usted a mi, por favor. Tenemos. Todos nuestros compañeros caídos y solo yo tengo a alguien dentro. Cálmese. Todo saldrá bien. Mi topo encañonará a uno de ellos quedándose detrás, pareciendo que nos apunta a nosotros, mientras yo apuntaré al que tiene la máscara negra. Le dejo a usted al calavera, pero no lo abata. Eso es cosa del super.
V:10-4.
Todo salió bien.
Gustabo y Volkov rodearon al calavera mientras yo me quedaba apuntando al que parecía ser Nadando.
JS: Gustabo, traidor... te consideraba casi un hijo... después de este tiempo juntos, ¿me traicionas?
G: Roy, tío, nunca he sido uno de os vuestros. Tuve dudas, pero no podía traicionar a mi hermano.- Gustabo me apuntó con la cabeza y yo tragué saliva.

Volkov y yo procedimos a esposar a Nadando y al calavera para meterlos en el blindado. No podían escapar, eran nuestros nuestra misión había terminado... Yo... podía ser Horacio de nuevo...

V: Voy a solicitar el 10-38.
H: 10-4.
Suspirando, tras cerrar la puerta del blindado, me acerqué a Gustabo, estaba buscando los DNIs de los abatidos. Estaba con Emilio.
H: Volvimos a traicionar a un Escobilla, Gustabo.
G: Siempre ha sido nuestro trabajo.
H: Pensaba que era nuestro amigo...
G: Lo era, más o menos... solo tenemos al Papu. Es el único que a ciencia cierta daría su vida por nosotros. Es un vínculo distinto. Además, somos del CNI, esa es nuestra nueva familia.
Mientras Gustabo decía eso, yo me quité sin ganas el pasamontañas. Estaba cansado, no respiraba bien, y a decir verdad, olía fatal a sudor.
No recordaba que no estábamos solos hasta que sentí como unos pasos se paraban n seco detrás de mí y una voz sorprendida pronunció mi nombre:
V: ¿Horacio?

Semper fidelis.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora