Sospechas (Sontails)

Epílogo

Varios meses habían pasado desde el día en el que Sonic y Tails se besaron.

La joven erizo no había sabido como decirles todo lo que había hecho o iba a hacer, pero sabía que algún día debía hacerlo, por lo tanto, les había pedido que fueran a la playa al atardecer, pues quería hablar con ellos sobre algo importante.

Ambos chicos estaban curiosos de lo que fuera a ocurrir, mismo que los motivó a ir al lugar donde la erizo los había citado.

—¿De qué crees que nos quiera hablar?— preguntó Sonic al aire mientras caminaba junto al menor.

—No lo sé, pero parece algo importante— respondió Tails algo inseguro.

Al llegar el sol estaba en su punto, sus últimos rayos dejaban todo en tonalidades de un amarillo y rojizo cálido, todo se veía muy hermoso, la arena resplandecía con los rayos del sol al igual que el agua, un leve viento les acompañaba con entusiasmo.

Amy se encontraba de pie junto a la orilla de la playa, apreciando el paisaje que se mostraba ante sus ojos, eran algo simplemente hermoso.

—Ams, ¿para qué nos citaste aquí?— preguntó el erizo mientras veía a su amiga de espaldas.

La erizo se dio media vuelta, mirando a ambos chicos, estaba triste, celosa, pero también feliz.

Para ella, si él era feliz, ella lo sería.

—Quiero preguntarles algo— respondió.

El sonido del mar moviéndose y provocando pequeñas olas, además de las hojas de las palmeras y algunas aves era lo único que se escuchaba de fondo.

—¿De qué se trata?— preguntó Tails, uniéndose a la conversación de los erizos.

Otro silencio entre ellos comenzó a reinar, Amy trataba de encontrar las palabras adecuadas para no sonar tan mal, porque estar vigilando a dos personas por varios meses, solo para saber si estaban saliendo o no era algo que podría considerarse como estarse metiendo en la vida de los demás, ella sabía que debía disculparse por todo eso, pero no sabía muy bien cómo hacerlo, sentía como un nudo comenzaba a formarse en su garganta, así que cerró los ojos y respiró hondo.

—Chicos... yo quisiera saber— comenzó a hablar tras haberse calmado —si ustedes dos están saliendo.

Sonic y Tails se miraron entre ellos y luego volvieron la vista a la chica.

—Nos atrapaste Ams— respondió Sonic mientras tomaba a Tails de la mano, para jalarlo un poco hacía él y así poder abrazarlo de la cintura.

Otro silencio más se formó, solo que esta vez Amy trataba de suprimir sus lágrimas, abrió los ojos y sólo una logró escapar.

—¿Por qué no habían dicho nada?— preguntó.

—Estábamos esperando el momento adecuado— respondió Tails está vez.

—Planeabamos decirles este año en primavera— completó Sonic.

—Supongo que soy buena descubriendo cosas— trató de animarse a sí misma, mientras sonreía con pesadez.

Amy les sonrió más, varias lágrimas amenazaban con salir pero las retuvo, estaba feliz por ellos, al menos había sido la primera en saberlo y así ya no se haría más esperanzas falsas con el erizo, verlos juntos era doloroso, no se lo negaba, pero también era lindo, porque a pesar de todo lo que pudiera pasar ellos eran felices, lo habían mantenido oculto a pesar de ser algo muy obvio, sus razones tendrían para hacerlo, pero el punto era que se veían felices con su decisión.

—Les deseo lo mejor— dijo Amy acercándose a ambos —por favor, Tails nunca te arrepientas de estar con Sonic, es un gran hombre— le dijo con una sonrisa a su amigo de dos colas, para después mirar al erizo —Sonic, sé que siempre he intentado estar contigo, pero si esto es lo que te hace feliz, no te sientas mal por mi, encontraré a alguien.

Tras decir aquellas palabras, la joven pareja le agradeció con una sonrisa, estuvieron platicando un poco más hasta que se fueron a la casa del erizo.

Amy se quedó contemplando el paisaje, sentándose en la arena, por fin dejó salir sus lágrimas, sabía que ellos estarían bien juntos, que se casarían más adelante y adoptarían niños, ella sabía que todo el futuro que había soñado junto al erizo se había esfumado como si nada, su corazón se sentía triste, sus lágrimas lo demostraban.

Pero en su interior se sentía feliz, porque sus amigos jamás la dejarían sola.

Y eso era mejor que cualquier otra cosa en el mundo.