Capitulo 3

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Millones de dólares a su bolsillo, un trato tan lucrativo salió maravillosamente perfecto, exquisito. Había brindado con sus trabajadores, el negocio resulto tal y como el lo había planeado. Pasaban de la una de la mañana, estaba sentado en el sofá de su despacho con una copa de champán y Sunhee a su lado mientras ambos brindaban. Hacían un gran equipo trabajando en conjunto, como si se complementaran el uno al otro.

—No puedo creerlo, podré comprarme un auto nuevo con el aumento de las ganancias.-Ríe llena de felicidad encogiéndose de hombros, se empina la copa dejándose caer de lado sobre el hombro de Hyukjae.

—Podré comprar un deportivo.- Susurra el otro ignorando la sensación de la mujer a su costado.

—Y a tu niño mimado ¿Que le darás?- Cuestiona ella enderezándose un poco apoyando la barbilla en el hombro del moreno.

—Dicen que a las mujeres les gustan los diamantes, ¿Aplicará para Donghae?- Pregunta ella entornando la mirada.

—Se caso con un hombre rico ¿Cual crees que es la respuesta?- Sonríe soltando una risa burlona y cómplice, Hyukjae la imita asintiendo para beberse otra copa.

—Le voy a comprar un reloj de oro, un anillo con algunas piedras bonitas y un poco de sexo. Aunque no me apetece.- Murmura viendo el vidrio frente a él ligeramente borroso. Tal vez tomó demasiado.

—¿No tienes apetito sexual?- Pregunta con sorpresa Sunhee sentándose por completo en el sofá, apoya la mano en el muslo del hombre y se inclina un poco de nuevo.

—No, bueno yo...en realidad. Donghae es hermoso y jodidamente caliente pero hay ocasiones que solo quiero sexo, sin juego previo y a él le encanta el juego previo. Una cena, palabras dulces, cariños, caricias, muuuuchos besos y después de una eternidad llegamos a lo concreto.- Niega, con los ojos cerrados empezando a sentirse adormilado.

—¿No te gusta?- Pregunta la morena, deslizando los dedos un poco más arriba.

—Si, sólo que no siempre. Sus llamadas cada cinco minutos, sus empalagosos mensajes, su constante necesidad de atención, sus apodos cursis...a veces simplemente me...saturo.- Hyukjae arrastra las palabras, sus ojos están casi cerrados, perdiendo la consciencia poco a poco.

—¿Qué es lo que más te molesta de él?- Pregunta ella inclinándose para escuchar los murmullos.

—Su narcisismo, siempre es el, el y nada más el. Siempre se hacia lo que el quería, vimos lo que el quiso, nos casamos donde el quiso, fuimos de luna de miel a donde el quiso...

—Y obtuvo la editorial que quiso...- Le susurra Sunhee al oído del borrachos y dormido Hyukjae, plantando la idea y dejando que fuera a su inconsciente.

••••

Era pasada de media noche cuando Lee Donghae estaba sentado en el sofá de la sala, con un batido y un libro. Era donde estaba escribiendo todo lo que pasaba por su mente, pero decidió agregarle un poco más, como la lista de cosas que haría para el cumpleaños de su esposo. Sería una pequeña comida en el departamento, a Hyukjae no le gustaban las cosas extravagantes o llamativas, prefería algo sencillo y en familia así que eso haría. Un poco de ramen, de cerdo, carne y un enorme pastel de fresas, también pediría un montón de lechitas de ese sabor y buscaría bocadillos.

Invitaría a sus padres, su hermana, sus amigos y hablaría con su asistente, para que lo ayudara con los invitados del trabajo. Sería el cuatro de abril, era entre semana por lo que no llevaría mucho alcohol, tal vez champán, a Hyukjae le encantaba brindar con esa y vino. Eso sonaba muy bien.

Guardó su libreta en la mochila del trabajo y abrió su laptop, lo medito mucho antes de por fin decidirse por Hawái, estaba seguro que a Hyukjae le encantaría el lugar. Era de madrugada y a esa hora todos hacen tonterías, incluyéndolo. Compro dos boletos de avión para tres días después de su cumpleaños, dándole el tiempo al otro de prepararse, reservo el hotel, la habitación e incluso planeo el tour. Sabía que no era buena idea pero no le importaba si debía pagar más por recorrer o reajustar fechas, quería que todo fuera perfecto para los dos.

Cerró la computadora y guardó todo de nuevo, dejándolo acomodado. A Hyukjae no le gustan las cosas fuera de su lugar. Se termino su batido, lavo el vaso, limpio la cocina y se fue a la habitación de invitados, tomó una ducha y fue a dormir. Mañana empezaría a hacer las pases con su esposo, le hablaría con suavidad, le preguntaría sobre su trabajo y el como le fue, le sacaría plática, lo escucharía e intentaría plantar la idea en su mente. Unas vacaciones solo ellos dos sonaba perfecto, no importaba si eran dos días o una semana, el quería volver a tener a ese hermoso Hyukjae con el, a aquel que le demostraba su amor y siempre le ponía atención.

Había ocasiones que se sentía como un extraño, cada vez el departamento se volvía frío y extraño, haciéndolo sentir ajeno y fuera de lugar. Como si el no quedara en el panorama, siendo un estorbo.

Al menos ir a la iglesia ese día lo ayudó, salió un poco más animado y con ganas de recuperar lo maravilloso que era su matrimonio, Siwon le dio su número para que hablaran de nuevo, era un hombre muy amable y de buen corazón. Le resultaba reconforta el hablar con él, se acomodó en la cama y con la esperanza de que todo mejorara se quedó dormido. No escuchó el mensaje del número bloqueado que llegó a su celular, fue mejor así que no perturbará su dulce sueño, al menos aún no.

El final de un corazón rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora