Capitulo 1

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Es gratificante.
Es tan jodidamente gratificante el hecho de poder cumplir tus deseos con una sola orden, una sola palabra y lo que desees será tuyo.
Ese poder, esa influencia sobre los que te rodean, el sentimiento de sentirte superior ante todos...
¿Cuantos no lo han deseado?

Yo lo hice, siempre lo hice. El haber crecido sin nada en condiciones deplorables con una familia inestable, me hizo competente y el haber nacido siendo un alfa incremento tanto mi ego como mi avaricia. No mentiré, siempre he sido un avaro ególatra, pero eso me dio poder. Fue un punto a mi favor, al parecer.

El simple hecho de sentir que encajas es satisfactorio para muchos, pero nunca lo fue para mi. A pesar de mis orígenes, nunca me conforme con ello, yo estaba destinado a grandes cosas; no estaba seguro del motivo, tampoco del momento, ni del como y mucho menos del porqué.
En ese tiempo solo estaba seguro de algo, y era que jamás aceptaría ser uno más del montón.

Pero todo cambio el día en que les conocí, mi vida dio un giro completo al encontrarme con ellos; por primera vez en años obtuve una respuesta, y esta tiene nombres: Jean, Libardo, Darían, Naim y Orson. Aquellos que al conocerlos no eran más que jóvenes abandonados a su suerte sin un propósito, sin un futuro, pero con bastantes ambiciones al igual que yo.

Puede que el deseo de tener más y sobresalir nos haya unido, no lo sé, es algo que sigo preguntándome hasta el momento.
Quizá mi pregunta no tenga respuesta, pero no es algo por lo que valga la pena martirizarme la cabeza, ya que no necesito motivos para saber que esto es más que una un acuerdo o alguna clase de trato. Somos una familia que se hace llamar PRIVÉ.
Y a pesar de todo las circunstancias, siempre estaremos para el otro, porque una tiro con uno es una guerra con el resto.

Somos los más respetados del campus, y eso nos suma bastantes problemas, pero son pequeños contratiempos nada que...

-¡Ralf! Te quedaste mirando por la ventana, ¿Ocurre algo malo? - La voz de la única chica de la fraternidad se manifestó es mis oídos, fue casi un susurro diría yo, pero eso no quitaba su mueca de preocupación,

-No, solo algunos recuerdos. Nada de que preocuparse, Darían - Le digo con voz calmada tratando de que su cara de malestar desaparezca, y al parecer lo logro.

-De acuerdo, pero debería comer algo. Haz estado encerrado aquí todo el día - Menciona con preocupación nuevamente, llega a ser un tanto molesto pero reconfortante al mismo tiempo.

-Entonces bajemos - Le digo tomando en cuenta de que no se iría hasta que cediera; su insistencia es fuerte, lo admito.

-¡Entonces vamos! - Chilló un tanto emocionada. Ella podrá ser un Alfa, pero tiene el instinto maternal de un Omega, hasta cierto punto es un tanto irónico; me rio levemente al pensar en ello.

-Valla, ¡Hasta que despertó el Bello Durmiente!  JaJaJa - Menciona Jashlem, como se hace llamar, con su típico tono de burla.
Es de los Alfas más problemáticos que haya conocido, sin contarme a mi, claro esta; pero justamente es por ello que es una de las personas en las que más confío y viceversa.

-Jean, es muy temprano para que comiences a fastidiar - La voz de Libardo se hizo presente. Ese Omega es todo lo contrario a Jean; es de menor estatura, es más tierno, más inteligente, y mucho más inocente. Sin mencionar que es la prueba viviente de que uno se puede enamorar de alguien tan distinto a él.

-Si Jean, hazle caso a tu novio - Y así es como Orson se roba la atención; él también es un alfa, y en pocas palabras...
Es un completo desmadre.

-¡Ca-cállate Orson! - Le dijo Libardo tratando de esconder inútilmente su sonrojo. Hay veces en que me pregunto como es que Jean no sé da cuenta de los sentimientos de Libardo. Supongo que si es muy estúpidamente ciego, pero así se le quiere.

-Si, Orson. El hecho de que tú veas corazoncitos flotando cuando estas con Naim, no significa que haya una parejita en todas partes - Como lo dije antes es muy estúpidamente ciego.

-Yo solo digo que tengas cuidado, Jeansito - Siguió payaseando, ya es un hábito que se 'peleen' siempre que están juntos.

-En vez de estar alucinando deberías de cuidar, a Naim - Hablando de ciegos - Ha estado muy juntito con aquella Alfa, cuídalo que te lo bajan JAJAJA - No cabe duda que fastidiar a Orson es uno de los pasatiempos favoritos de Jean, aunque hay veces si tiene razón. Naim ha estado muy pegado con una Alfa que recién acaba de terminar una relación, o algo así me contaron, el punto es que Jean raramente dice cosas con sentido y milagrosamente esta fue una de esas veces.

-...- Orson solo bajo la cabeza y partió hacia su pieza. Jean llega a ser algo insensible, pero eso es otra cosa que tenemos en común.

-Jean...- Libardo susurró débilmente - Quizá... No debiste mencionar eso, o podrías haber sido un poco más discreto - Le dijo mirándolo fijamente a los ojos. Si Jean fuera distinto ya abría caído ante los encantos de Libardo, pero Jean no es así, lo conozco.

-Libardo - Le llamó - Hay cosas que por más que las niegues, simplemente no dejaran de ser reales - Es raro ver a Jean calmado, pero aún más raro es verle siendo sabio. Al parecer los astros se alinearon.
Libardo solo permaneció callado.

-Libardo, me duele decir esto - Lo llame intentando romper aquel molesto silencio que se había formado - Por más que me duela admitirlo, el marica tiene razón - Dije con cierta preocupación, poco notoria, al ver la expresión de Libardo.

-¿!A quién llamas "marica", enanete!? - Me respondió Jean con falsa molestia y apunto de reírse.

-Al único que se ve por aquí, idiota - Le respondí, mientras me dirijo a la cocina rezando de que no se hayan terminado la comida. Afortunadamente no fue así.
Es sorprendente su capacidad para terminarse reservas de meses en tan solo un par da días; aunque nuestros festejos y escapadas tengan algo que ver también, después de todo las mejores fiestas siempre vendrán de la mejor fraternidad del campus.

-Dejen de discutir y terminen de comer, ya casi debemos entrar a clase - Nos regaño Darían. Podrá ser cruel y despiadada cuando se necesita, pero ODIA nuestras discusiones. Teme que las cosas se compliquen, algo así había dicho.

-Si mami Dari - Yo, al igual que Libardo, me mantuve callado; nunca falta el amado zape madrugador que Darían le otorga sin falta a Jean.

-Mejor apúrate Titán - Le regaño, y como ya había mencionado antes, un leve pero fuerte golpe fue depositado en la nuca de Jean.

-Solo vayan a cambiarse - Les ordene notando como su pequeña discusión iría a para largo.

-Como ordene, Bello Durmiente - Mencionaron los tres para acto seguido abandonar el comedor.

Una vez que fui el único en ese cuarto, me levante y partí rumbo hacia mi habitación.
Solo me aliste y me dirigí a la entrada de la famosa "Casa PRIVÉ"; ahora solo necesitaba esperar a los otros idiotas con los que vivo.

Sin duda será otro aburrido y desesperante Lunes.

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