La cena

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*Narra Pol*

Había llegado el día de la tan esperada cena y, aunque creía que no iba a afectarme, la verdad es que empezaba a ponerme bastante nervioso. Para mí el momento en el que tu pareja conoce más a fondo a sus suegros marca un antes y un después en una relación, es entonces cuando te das cuenta de que la cosa si que va en serio. Es como una forma de decirle: bueno, ahora ya eres parte de esta familia.

Aún me resultaban raras ese tipo de cosas. Siempre había sido de llevar mis relaciones muy a lo mío, igual que mi padre, quien tardó varios meses en decirme que Gloria y él estaban saliendo.

Bruno había insistido en invitarnos a cenar a un restaurante, pero Gloria y mi padre se habían negado rotundamente, por lo que al final cenaríamos en casa. Me pareció perfecto, porque en mi opinión la comida que preparaba Gloria estaba mucho mejor que cualquiera que te pudiesen servirte en un restaurante pijo.

Mi padre también parecía un poco nervioso. Había estado toda la tarde limpiando la casa, quería asegurarse de que todo estuviese perfecto. Además llevaba desde las cinco preguntándome al tres por dos si sabía cuando iba a llegar Bruno.

Cuando escuché el timbre me levanté de un salto del sofa y fui a abrir. Bruno llevaba una camisa holgada, unos vaqueros negros y unas botellas de vino en la mano. Me sonrió antes de que lo invitase a entrar y me saludó con un beso.

- Esta vez he llegado un poco antes de tiempo...
- No tenias que haber traído nada tío. -dije señalando el vino.
- No me habéis dejado invitaros, creo que es lo menos que podía hacer. - se encogió de hombros.
- Ven anda, vamos a dejarlo en la cocina.

Allí se encontraban Gloria y mi padre acabando de preparar el pollo en salsa, la mesa ya estaba puesta, por lo que supuse que no quedaría mucho para cenar. Ambos sonrieron al ver a Bruno y lo saludaron con un abrazo.

- Que guapo estás. - dijo ella mirándolo de arriba a abajo.
- Tú también estás muy guapa Gloria.- contestó algo tímido. - La cena huele muy bien. Pol no ha querido decirme lo que es.
- ¡Pues sorpresa entonces! -dijo mi padre colocándole la mano en el hombro. -Todavía le quedan unos minutos.
- ¿Necesitáis ayuda o algo?- preguntó Bruno.
- No hace falta, está ya metido en el horno, pero muchas gracias. -contestó Gloria aún con una sonrisa.
- ¿Has visto Pol? Él se ofrece a ayudar en la cocina, no como otros.- intervino mi padre.
- Vale, vale... lo he pillado. - me acerqué al oido de Bruno. -Vámonos ya, no quiero broncas antes de la cena.

Abandonamos la cocina lo más discretamente posible y nos dirigimos a mi habitación. Bruno se sentó en el borde de la cama y yo en la silla del escritorio.

- ¿Cómo van los ensayos?- pregunté.
- Bueno... -se quedó mirando al suelo. -Voy mejorando.
- ¿Y con el tío ese del pelo blanco ?
- ¿Marcos?
- Si, bueno, como se llame.
- ¿ Por qué lo preguntas?- dijo cruzándose de brazos.
- No se Bruno, por hablar de algo.
- Es simpático y ha estado ayudándome bastante.
- Y... ¿No ha vuelto a tirarte ficha?
- Uy uy uy. -se echó hacia delante para poder estar más cerca de mí. -¿Me lo parece a mí o estás un poco celoso?
- Celoso no, pero creo que es normal que me preocupe un poco porque un tío que 98% seguro quiere tema contigo esté todo el día hablándote por whatsap y os paséis las tardes enteras juntos.
- ¿Como sabes que hablamos por whatsap?
- Joder Bruno, ayer mismo me preguntaste por la hora, la miré en tu móvil y tenías notificaciones suyas.
- Pol, somos amigos y ya está. La cosa no va a llegar a más. Y si me paso tardes enteras con él es porque necesito ensayar.
- ¿De verdad?
- Te lo prometo. -se levantó para sentarse en mi regazo. -Ahora estamos muy bien y no pienso joderlo.

Sonreí y nos besamos. Fue un beso suave y tranquilo que me transmitió muchas cosas. Ahora ya podía estar más tranquilo. Bruno llevaba razón, estábamos en uno de nuestros mejores momentos. Nos había costado mucho llegar hasta allí y no iba a irse todo a la mierda por el primer gilipollas que llegase a tirarle ficha. El beso se vio interrumpidos por dos golpes secos en la puerta.

- ¡Chicos! ¡La cena esta lista!- dijo mi padre desde el otro lado de la puerta.
- ¡Ya vamos!- contesté.

Aproveché para darle un último beso a Bruno y nos dirigimos a la cocina. Los platos ya estaban servidos y tenían bastante buena pinta.

- Habéis acertado completamente con el menu.- dijo Bruno sentándose junto a mi padre.- Es de mis platos favoritos.
- Bueno... Pol nos dio algunas pistas.- comentó este señalándome con la cabeza.
- Es que eres muy delicado tío. -dije con una sonrisa de cabroncete. -Ya te imaginaba sentado en la mesa sin haber tocado el plato y comiéndote un trozo de pan.

Bruno rió y negó con la cabeza. Empezamos a comer, la verdad es que estaba delicioso, como siempre.

-¿Y que estás estudiando?- preguntó Gloria.
- Historia. -contestó sirviéndose un vaso de agua.
- Me alegro de que al final te decantases por historia. Se te daba muy bien. -Prosiguió ella.
- Si, se me da bien. Pero a veces me arrepiento un poco de haberla elegido.
- ¿Y eso por qué?
- Últimamente estoy ayudando bastante a mi abuela en el teatro, en plan con la iluminación, la música y esas cosas. Y, no se, creo que en un futuro me gustaría dedicarme a ello de manera más profesional. Igual debería estar estudiando algo más relacionado con eso.
- Pues si tu abuela puede enchufarte y es lo que te gusta perfecto. Pero no dejes la carrera, porque ahora como no tengas formación no vas a ningún lado.- intervino mi padre con la boca medio llena. - Y te lo digo por experiencia...

Bruno había dejado el móvil sobre la mesa y este había vibrado ya un par de veces. Cada vez que se encendía la pantalla aparecía el nombre de Marcos. Cuando vibró por cuarta vez lo silenció y se lo guardó en el bolsillo. Noté como me miraba de reojo para ver mi reacción.

Me acababa de aclarar que eran solo amigos, no tenía de qué preocuparme ¿verdad? ¿Pero por qué parecía que estaba escondiéndolo entonces? No quería rallarme por eso, debía confiar en él.

- ¿Qué planes de futuro tenéis?- preguntó mi padre dirigiéndose a Bruno y a mí, sacándome de mis pensamientos.
- Pues de momento acabar los estudios e independizarme.- Contestó Bruno.
- ¿Y no habéis pensado lo de casaros y tener hijos?
- Joder papa, que no llevamos juntos ni un año.
- El tiempo da igual, lo importante es que estéis bien. - hizo una pausa y bebió agua.- Tampoco quiero decir que tengáis que hacerlo la semana que viene. Solo me lo preguntaba.
-A mí la verdad es que si me gustaría que nos casásemos.- contestó Bruno mirándome fijamente.
-Bueeeeeeno... tiempo al tiempo. Lo primero es encontrar piso. -intervine.
- ¿Lo de los hijos ya tiene que ser más complicado, no?- volvió a decir mi padre.
- Si, podríamos adoptar. Pero creo que lleva bastante tiempo y que a veces te ponen muchas pegas.- continuó Bruno.
- ¿ Y no os gustaría tener hijos biológicos?-La conversación empezaba a cansarme un poco, el futuro me agobiaba.
- Creo que es un poco imposible, por muchas ganas que le echemos. -mi padre se rió.
- Lo se, lo se. Pero yo había oido algo de vientres de alquiler.
- Hay parejas que hacen eso. Pero yo no estoy a favor, me parece muy machista.
- Bueno... de momento ni boda ni te vamos a hacer abuelo. -dije intentando dar por finalizado el tema.

Cuando acabamos de cenar ayudamos a recoger la mesa y a fregar los platos. Bruno me había dicho que no podía quedarse hasta muy tarde, tenía que madrugar al día siguiente. Se despidió de Gloria y de mi padre con un abrazo en la cocina antes de que lo acompañase a la puerta.

- Ya sabes que estás invitado cuando quieras.-dijo Gloria dandole dos besos. Bruno asintió con una sonrisa.
- Muchas gracias Gloria.
- Ha sido un placer, yerno.

Nosotros nos despedimos con un beso en el portal.

-¿Quieres que te lleve? Es muy tarde.- dije aun con las manos en su cintura.
- Tranquilo, no hace falta. Cojo el metro y no tardo nada.
- Como quieras. - Bruno se fue alejando hasta el ascensor.- Dime algo cuando llegues.

Cada vez que se iba de mi casa me gustaba asomarme a la ventana y verlo alejarse. Me gustaba ver como miraba a los dos lados rápidamente antes de cruzar y echaba a correr aunque no viniese nadie y como bajaba las escaleras del metro dando pequeños saltitos. Pero aquella noche no fue así. Cruzó despacio y en el otro lado de la carretera se encontraba esperándolo un chico con el pelo blanco.

We are not friends [Brunol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora