CAPÍTULO 31

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ANNA

Las palabras de Gavril me transportaron a otra dimensión, una dimensión de sombras y de monstruos, la vista se me nubló, las piernas me comenzaron a fallar y tuve que reunir mucha fuerza de voluntad para no desmayarme en ese mismo momento. Cada palabra que salía de la boca del presentador de moda, era como un latigazo, uno pausado y lleno de mucho dolor.

Esperé lista para afrontar mi desgracia, y le dediqué una mirada a Angie que se encontraba en el mismo estado de tensión que yo.

-¡Es usted la primera seleccionada de la noche! –me suelta – ¡Traigan esa corona ya!

-¡¿Qué?!

Todos los presentes estaban enloquecidos, vitoreaban y celebraban el anuncio mientras yo me encontraba en estado de shock. Vi a dos personas acercándose entre las sombras, una de ellas sostenía algo en la mano y la otra se limitaba a caminar a su lado como si le siguiera el paso.

-¡Bienvenido príncipe Nathan! –estrecha su mano –es un honor que usted mismo entregue la primera corona de la noche.

-Es un verdadero placer para mí entregar esta corona a esta chica en especial –se escuchan chiflidos desde el público.

No daba crédito a lo que estaba escuchando, ahora yo soy la especial y hasta hace unos días lo era Camille, ¿pero que le pasa a este chico?

La modelo que sostenía la corona sobre una almohada morada se acercó, y el príncipe la tomó en sus manos y acto seguido la colocó en mi cabeza. Nuevamente todos comenzaron a aplaudir y se escuchó una gran algarabía.

-¡Felicidades! –me dice como si ganara una corona de un concurso de belleza.

-¡Gracias su alteza! –digo y me inclino.

-Recuerda que me debes un favor –se inclina peligrosamente a mi oído, pero yo hago como que no escucho y me dirijo al final del escenario en espera de las próximas seleccionadas.

Nathan no se movió, continuó al lado de Gavril mientras éste seguía mencionando a las muchachas.

-¡Señorita Lara Goodwin! –me alegré al escuchar su nombre, había resultado muy buena amiga en esta locura que era La Selección -¡Señorita Helena Roselle! –esta vez solo aplaudieron, no hubo tanta algarabía -¡Señorita Sophia Morrison! –soltó el aire que tenía contenido en los pulmones y pude ver el alivio en su rostro.

Gavril mencionó a once chicas más y luego se detuvo.

-Estas quince chicas serán las que conformaran el grupo de salvadas por esta noche –se acerca más al publicó –mis disculpas a las que no mencioné pero lamentablemente quedan automáticamente eliminadas de La Selección –se escucharon llantos y sollozos –pueden dirigirse a sus cuartos a recoger sus cosas.

Una vez terminada la función, todos, incluido el gran presentador se dispusieron a disfrutar del resto de la noche. La música clásica sonaba de fondo y daba a los presentes un ambiente relajado y feliz.

Había perdido de vista al príncipe, cuando nos mezclamos en la multitud, ambos tomamos caminos diferentes. Jennifer se había acercado a felicitarme y con la compañía de Lara, nos tomamos la libertad de tomar unas copas para relajarnos.

-Sabía que serías una de las seleccionadas –dice mi asistente con entusiasmo.

-Pues yo no, la verdad –le confieso –pensé que habían descubierto algo malo de mí.

-No hay nada de malo contigo Elizabeth –afirma Lara y me da una palmadita en el hombro.

Entre risas y champaña compartimos unos minutos, hasta que vi al príncipe acercarse y mi sonrisa se borró de golpe al ver que Camille lo acompañaba.

-¿La están pasando bien? –pregunta ella con una sonrisa malévola dibujándole el rostro.

-De maravilla –me adelanto a responder antes de que Lara lo hiciera.
 
-Bueno creo que ya deberías quitarte la corona –apunta con el dedo en dirección a la pequeña tiara de brillantes que descansaba sobre mi cabeza –se me hace un poco ridículo que pases toda la noche con ella puesta.

-¡Camille! –la reprende Nathan pero ella levanta una mano para hacerlo callar.

-Las coronas son para las reinas, sabes, para las princesas…, en fin para la sangre noble –se mofa y el alcohol comienza a subírseme para la cabeza –ustedes me disculparan pero aun no entiendo la costumbre de este país –hace una pausa y continúa –en el resto del mundo no mezclamos a la realeza con ….. –hace un gesto despectivo con la mano -¿Cómo se dice?...con la plebe.

El corazón me bombeaba a mil por hora, no solo nos había ofendido y tratado como vagabundas sino que también se estaba entrometiendo con costumbres muy antiguas y que habían levantado este país y Nathan se había quedado como una estatua sin decir una palabra, pero ni loca me quedaría callada.

-No lo puedes entender porque no eres una de nosotros, este país ha recorrido un largo camino para ser lo que es hoy día –trato de explicarle a ver si su única neurona lo puede entender –no somos una monarquía arcaica como el resto del mundo, aquí las mujeres, niños y hombres tienen los mismos derechos por igual y se nos consultan las decisiones –me acerco a ella –la plebe somos mayoría, y somos capaces de levantar este país desde sus cimientos, y es esa cercanía la que nos da el derecho de pertenecer a la realeza porque somos mujeres emprendedoras y dotadas de un gran intelecto, cosa que a veces los de sangre azul carecen.

De sus ojos saltaban chispas, su cara se puso colorada y apretó un puño con fuerza. Cerro los ojos y respiró una, dos, tres, cuatro veces hasta volverlos a abrir para mirarnos.

-Muy bonito tu discurso pero tienen que admitir que la realeza siempre busca a la realeza –dice y toma la mano del príncipe.

Al darme cuenta de lo que estaba sucediendo un calor inusual comenzó a emanar de mi cuerpo. La tensión se hizo más fuerte y comencé a perder los estribos que llevaba minutos sostenido. Nathan me miró y luego miró su mano unida a la de Camille, con delicadeza trató de soltarse y esta le sonrió. Era más de lo que podía soportar, así es que en un momento de locura le di la copa que tenía en la mano a Jennifer, me acerqué a él, tomé su rostro entre mis manos y sin miedo ni pudor lo besé delante de todos.

Lunes 10 de agosto

¿Qué tal con el capítulo de hoy?

¿Como reaccionará Camille ante la afrenta de Anna?

El próximo capítulo estará muy movido, prometo muchos sustos y alguna que otra lágrima.

¡No se lo pierdan!

La Selección: La Leyenda Where stories live. Discover now