※ Día 24

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La vida es frágil, y de ello no cabe duda.

Llegamos al mundo con el único propósito de irnos.

Nos dedicamos a perder el tiempo tratando de aferrarnos a las cosas más preciadas, a los momentos más amenos, a las sonrisas fugaces, a las caricias tan ligeras como la espuma… tanto que olvidamos que del otro extremo del camino se encuentra la muerte, esperando pacientemente por nosotros, firme, severa, sin cabida a vacilación.

Llegamos y nos vamos en un santiamén, dejando nada más que destrucción y heridas abiertas que se transforman en cicatrices, quedándose en la piel para toda la eternidad.

A partir de ese punto, nadie sabe lo que nos depara.

Nos vamos, de forma tan repentina y desgarradora para regresar a donde todo se originó: la nada.

El aroma de un Omega  [ZIAM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora