Capítulo 10

1.2K 70 12
                                    

  Emma entró la primera, y Henry y Killian la siguieron. No había nadie en el salón, pero Snow, que había oído la puerta, bajaba por las escaleras con el pequeño Neal en brazos. Su expresión no dejaba entrever demasiado qué se le pasaba por la cabeza; estaba seria, pero no parecía enfadada.

    - Emma... has vuelto.

    - Acabamos de llegar. - Emma miraba fijamente a los ojos a su madre, con un tono de voz bastante frío. - ¿Está David?

    - Ha salido, pero no tardará en volver.

    - ¿Puedo cogerle? - dijo mirando al bebé.

    - Claro... - se acercó hasta ella, colocándole al pequeño con cuidado en sus brazos.

    - Hola, Neal. Qué grande estás, es increíble... ¿me has echado de menos, chiquitín? - hablaba con su voz más dulce mientras jugueteaba con el niño, bajo la atenta mirada de su madre, y de Killian, que no pudo evitar derretirse al verla comportarse así con un bebé.

    - Emma, tenemos que hablar... - dijo entonces Snow, acabando con el momento que se había creado.

    - Sí, es cierto, pero me gustaría esperar a que llegase David. Quiero hablar con los dos... a solas. - se volvió hacia Henry y Killian. - ¿Por qué no vais a dar un paseo por el puerto? En un rato me uno a vosotros.

    Henry no tenía muchas ganas de quedarse a solas con el pirata, pero accedió. Killian se acercó hasta Emma.

    - ¿Estás segura de que quieres quedarte sola con ellos?

    - Son mis padres, Killian, esto es un asunto sólo de los tres. ¿Te importa?

    - Claro que no, lo entiendo perfectamente. Cuidaré bien de Henry.

    - Lo sé, siempre lo haces. - le sonrió y le dio un beso en la mejilla. - Luego te veo.

    Le dio otro beso a Henry, y ambos salieron, dejando a las dos mujeres solas, cara a casa. Emma dejó al pequeño Neal en la cuna y se sentó en el sofá. Snow se sentó frente a ella. Emma iba a empezar a hablar, cuando se abrió la puerta y entró David. Al ver a Emma, éste no pudo evitar que su cara se iluminase.

    - ¡Emma! Por fin has vuelto. No sabes las ganas que tenía de verte.

    - Hola, David. - contestó Emma, y al escucharla, David borró la sonrisa de su cara. Estaba tensa. - ¿Te importa sentarte? Me gustaría hablar con vosotros.

    - Claro... - se sentó al lado de su mujer. - Tú dirás.

    - Bueno... lo primero es pediros perdón por haber evitado vuestras llamadas durante estos días, pero sinceramente, no me apetecía hablar con vosotros. Estaba, y estoy, muy dolida por lo que hicisteis.

    - Nunca fue nuestra intención... - empezó David.

    - Por favor, dejadme terminar. Luego podréis decir lo que queráis. Veréis... sois mis padres, y os quiero. Y sé que vosotros me queréis, y que creéis que haciendo lo que hacéis estáis cuidando de mí. Pero no es así... lo que conseguís es que me sienta como una niña pequeña, cuyos padres intentan hacer que no han pasado más de 29 años desde que me metisteis en aquel árbol. Pero han pasado... y he vivido mucho, lo que me hace perfectamente capaz de tomar cualquier decisión que respecte a mi vida. No os fiáis de Killian después de lo que pasó, y lo entiendo, pero no sois vosotros los que tenéis que confiar en él: soy yo. Y lo hago, con todas mis fuerzas... pondría la vida de cualquiera de nosotros en sus manos. Porque me quiere, y yo le quiero a él. En ese sentido tengo que daros las gracias, porque si no hubiese sido porque vosotros prácticamente le apartasteis de mí, probablemente seguiría bien protegida detrás de esas paredes que me han rodeado toda mi vida. Pero igual que descubrí que vosotros erais mi hogar cuando creí que os perdía, lo mismo me ha pasado con él. Así que necesito que me deis un voto de confianza, y aceptéis que estamos juntos. No os estoy pidiendo permiso, porque no tengo que hacerlo. Pero tampoco quiero perderos... y si queréis que seamos una familia, una de verdad, no puede haber mentiras, ni podéis decidir por mí nunca más. Además... creo que es hora de que Henry y yo tengamos nuestro propio espacio. Somos muchas personas aquí metidas, y no es sano para nadie. Así que en estos días buscaremos un apartamento y nos mudaremos. Y nuevamente, espero que me respaldéis. La decisión está tomada, pero sería estupendo saber que cuento con vuestro apoyo.

    Durante todo su "discurso", Emma estuvo mirando al suelo, en un punto situado justo delante de la bota de su padre. Cuando terminó, levantó la cabeza para enfrentar la mirada de ambos. Ella había dicho lo que tenía que decir, y sentía que un enorme peso había desaparecido de sus hombros. Sabía que ahora les tocaba a ellos, y estaba preparada para afrontar sus palabras. El primero en hablar fue David.

    - Emma... estos días sin saber nada de ti han sido una agonía. Si no hubiese sido por Henry, que nos llamó para decirnos que estabas bien, nos hubiésemos vuelto locos. Probablemente, porque nos sentíamos responsables de que te marcharas, y de cómo lo hiciste. Tienes razón: nos metimos en tu vida de una forma que no debíamos, y hablar con Hook así no fue una buena idea. También te digo que lo hicimos con la mejor de las intenciones, pero aun así no estuvo bien. Yo... sigo teniendo mis reticencias con él, pero pese a sus errores, ha demostrado que te quiere, y eso de momento es suficiente para mí. Y en cuanto a lo de irte de casa... aunque me dé pena ver como "mi niña" se marcha, es cierto que ya eres una adulta y quizá Henry y tú necesitáis más intimidad. Por mi parte, siento todo lo que ha pasado, y tienes mi apoyo.

    Había notado la sinceridad de David en cada una de las palabras que había pronunciado, así que no pudo por menos que sonreírle y susurrarle un "gracias". Se giró hacia su madre. Snow seguía seria, y parecía estar librando una lucha interna consigo misma en aquellos momentos. Finalmente, se dirigió a su hija.

    - No voy a disculparme por hacer lo que creí que era lo mejor para ti. Cuidar de ti, de Neal y de tu padre es el objetivo de mi vida, y prefiero equivocarme mil veces por intentar hacerlo que mantenerme al margen cuando pienso que no estás obrando correctamente. Hook ha vuelto, y voy a respetar tu decisión de estar con él, pero voy a estar ahí pendiente, quieras o no, y si vuelve a hacerte daño o a ponerte en peligro, Rumple será un angelito a mi lado. Quiero ver eso que tú has visto en él, y espero de verdad hacerlo algún día, pero de momento me mantengo en una "desconfianza controlada". Prometo respetar tus decisiones, siempre lo haré, pero no me pidas que no te dé mi opinión al respecto, porque soy tu madre. Y por eso mismo, me duele que quieras coger tus cosas y marcharte, pero supongo que es lo normal... igualmente, esta será siempre tu casa y la de Henry. Sólo te pido una cosa, - las emociones que había estado controlando hasta ahora se desbordaron, y aparecieron lágrimas en sus ojos - no vuelvas a dejarnos fuera de tu vida como lo has hecho estos días, por favor. No lo soportaría.

    Ver a su madre así fue demasiado para Emma, que se puso de pie y fue hasta ella para abrazarla. David se sumó al abrazo. Los tres habían dado su punto de vista y parecía que habían llegado a un entendimiento. Eran una familia, y el amor que se tenían, al final, era más grande que todo lo demás. Emma sentía que les había hecho comprender que necesitaba su espacio, tanto físico como a la hora de tomar decisiones, y que ellos lo respetarían. Después de varios segundos en esa posición, deshicieron el abrazo.

    - He quedado en reunirme con Henry y Killian en el puerto, pero... me muero de hambre. Las hamburguesas de Granny's no están en Nueva York ni a bordo de barcos pesqueros. Os dejo invitarme a una. - dijo Emma sonriendo. Sus padres aceptaron rápidamente la invitación, y se dirigieron juntos al restaurante.

    Mientras, en el puerto...

Tú me has hecho mejorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora