-CICATRIZES-

3.3K 127 1
                                    

Habían pasado ya tres meses desde la batalla de Hogwarts. Nada había vuelto a ser igual. Las cosas habían cambiado, ellos habían cambiado.

Harry, ya podía dormir tranquilo por las noches, pero desde que se acabó, una pregunta se le pasaba todo el rato por la cabeza,"¿Qué hago yo ahora?". Era el elegido, él ya había cumplido su sentido de vida, pero la vida no se acababa con Voldemort. Y para él la vida ya no tenía nada, ningún sentido. Ya había hecho su sentido de vida, ya había hecho todo lo que le tocaba. Lo único que le quedaba era Ginny. Él tenía algo con Ginny, pero en cierta parte lo sentía como una obligación. Como si estar con ella fuese su deber. Como si protegerla fuera su deber.

Hermione, ya estaba segura, ya no tenía que luchar, ni proteger a Harry. Pero no tenía un hogar al que ir, ni una familia. Sus padres estaban lejos y sin ningún recuerdo de ella. Y además ya para rematarlo tenía el corazón roto, la persona quien creía que era el amor de su vida, se apartó. Se sentía tan sola. Al final y al cabo Bellatrix tenía razón, era una triste y sola sangre sucia.

Para Ron, a lo mejor habían ganado la guerra, pero para él, fue como si la hubiese perdido. Perdió a su hermano mayor y con eso su felicidad. La batalla le había quitado tanto. Y ni Hermione entendía su sufrimiento. Se había vuelto un borracho, no lo reconocía, pero no había un día que bebiese. Beber le hacía ser feliz, y él estaba listo para darlo todo. Para al menos sonreír.

Ginny dejo de hablar, perdió las palabras. Desde que se fue Fred ella perdió las palabras. Se había convertido una persona fría y sin nada. Sentía que tenía un hueco, en su interior, como si seguir no tuviese sentido. Si hablaba alguna vez eran frases muy cortas. Se había perdido en su tristeza y hueco interior. Estaba con Harry, porque era su sueño de infancia y porque la protegía. Harry la cuidaba, tampoco se planteaba mucho las cosas, simplemente las hacía.

Luna, había sido torturada y secuestrada, en la guerra. Y eso creas o no deja un trauma. No quería volver a ser el blanco fácil, no quería ser esa chica que estaba en sus mundos. Desde que eso pasó, dejo de hablar de sus queridos seres fantásticos, dejo de visitar a los nargels y dejo de soñar. Luna no quería volver sufrir más. Ya ni escribía en el quisquilloso y apenas hablaba con su padre. Perdió su tono soñador, ya no soñaba. Ya no veía las cosas que nadie veía.

Neville, desde la guerra se sentía valiente pero inútil. Estaba triste porque no podía hacer nada por sus familiares y amigos. No podía curar a sus padres, ni a su abuela, que había enfermado. Y sus amigos desde que todo esto se acabó estaban todos demasiados triste y ocupados, como para hacer de amigos a Neville. Así que se hizo responsable de todos, visitaba a sus padres y abuela al hospital todos los miércoles. Y cuidaba de sus amigos todo el rato. Neville creció demasiado en esa guerra.

Los héroes sentían que habían perdido, y los malos podían estar tranquilos.

Pues los malos se sentían aliviados, porque su infierno se había acabado. Pero de alguna forma la culpa siempre los encontraba a todos.

Draco, ya no tenía que proteger a su madre, de nada. Ya nada podía hacer-les daño a él y a su madre. Estaban a salvo, lejos de su padre y del señor tenebroso. Ya no sufría crucios ni tenía que ser un maldito mortigafo. Eso si un gran sentimiento de culpa le inundaba, San Potter y sus amigos lo defendieron en los juzgados. Y él se sentía como un estúpido, todo el acoso que les hacía y ellos van y lo salvan.

Pansy, estaba feliz porque ya no tenía el control de su madre. La mujer estaba lejos de ella, ya para siempre.La mujer al fin había sido encerrada. Ya no tenía que casarse con nadie por obligación. Ya podía casarse con quien quisiera y ser quien quisiera. Pero al igual que Draco, la culpa que sentía por haber hecho tanto daño, no se iba de sus pensamientos. Pansy tartamudeaba, le costaba expresarse. Le costaba hablar, sus amigos tenían mucha paciencia a entender que decía.

Blaise, no era ni feliz ni triste, solo vivía. No lo entendáis mal, se sentía aliviado de ya no ser un mortifago. Pero no sabía que hacer con su vida y además estaba la maldita culpa. Esa culpa que lo mantenía despierto hasta las tantas de la mañana. La culpa que sentía era su primer pensamiento por la mañana y él ultimó antes de dormirse. Esos sueños horribles donde todo iba mal. La culpabilidad al oír el nombre de Potter y sus amigos por los medios. Y las mierdas que les hizo él. Y su secreto, su peor error.

Theo, empezó a ser más él. Y no ese chico tan serio, ahora hasta se le veía sonreír. Pero al igual que sus amigos la culpa le acechaba. Iba por la calle y todo de alguna manera le recordaba al sufrimiento y la maldad. Él no salía casi nunca de casa. Se encontraba más seguro allí dentro, y la culpa no le encontraba allí a dentro. Sentía que en su casa el mal no lo podía acechar.

Daphne, intentaba pasar página, a sus días como mortifaga. Pero no podía, esa etapa le había cambiado.Ahora sabia y había visto cosas que nunca olvidaría. Y cada noche tenía pesadillas de esos días. Y como todos, la culpa la perseguía. Tenía que tomar pociones para la ansiedad.

Astoria, tuvo la suerte de no sentir la culpa, ya que nunca molesto a Potter y a sus amigos. Lo que ella sentía era tristeza, en la guerra de Hogwarts, vio muchas muertes. Mirase donde mirase el castillo era muerte. La chica le cogió pánico a la muerte, así que siempre iba con mucho cuidado con todo, tenía miedo de todo. Pero ya no se tenía que casar con Draco y eso era un descanso. Lo quería pero no de esa manera.

Todos estaban destrozados  de algún modo por la guerra.

La nueva directora, Macgonagall, no paraba de pensar en como mantener el colegio y ayudar a estos héroes y villanos, que al fin y al cabo solo eran chicos y chicas que tuvieron que seguir su papel.
Así que a la mujer se le acudió pedirles a todos los alumnos que hacían séptimo curso, volviesen para poder terminar el curso. Así de esta forma estos chicos tenían una segunda oportunidad en la vida.

SIN  VOLDEMORTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora