Yoongi se mantuvo serio y callado mientras escuchaba las palabras del Alfa de la manada vecina.
Kim SeokJin, sostenía la mano de su Omega, Kim Namjoon, mientras caminaban por los jardines de la propiedad del pálido.
—Sus rosas son hermosas. —alago Namjoon quien sonreía observando las—
—Gracias. —solto con frialdad, mientras bebía del líquido caliente y amargo que le fue preparado—
Namjoon se decepcionó un poco por la respuesta tan fría del pálido, pero lo supo disimular, no sabía porque su actitud tan fría y tenía curiosidad por eso.
—Me alegro que haya aceptado nuestra invitación Min, vera que nuestra alianza será de beneficio para ambas manadas —Seokjin sonrío amistoso, recordando el porque vino al territorio de los Min—
El motivo era muy fácil, la manada de Leones de los Min cada vez se incrementaba más, por lo tanto necesitaban expandir su territorio, y si había una guerra era mejor tener una alianza con la manada más fuerte. A cambio ellos les entregaban suministros de alimentos para poder alimentar a los nuevos cachorros, menuda y patética excusa. Yoongi solo quería las fresas que el territorio que los Kim poseían, los suministros alimenticios estaban más que bien, pero su pequeño Omega le comento que quería probar fresas de distintos lugares.
—Espero que así sea, puedes hablarme sin honoríficos SeokJin —Yoongi corto una rosa de su jardín disfrutando su aroma, le hacía acordar tanto a su Jiminie, inconscientemente sonrío al recordar la imágen del hermoso omega—
Pero la hermosa imágen fue interrumpida al chocar con dos alfas, quienes corrían por aquel espacioso lugar., Frunció su entrecejo por eso.
—Yoongi, ellos son mis sobrinos, Jungkook y Taehyung. —ambos sonrieron con timidez a la mirada de desaprobación de su tío SeokJin—
—Mucho gusto Hyung Min, Soy Kim Jungkook —el de cabellos castaños hizo una reverencia—
—Yo soy Kim Taehyung —imito la acción de su hermano y levanto la mirada más allá del cuerpo del alfa pálido, viendo la arquitectura del lugar, hasta que observó una de las ventanas, dónde creyó ver visto a alguien— ¿Quien es —sus palabras fueron interrumpidas por Yoongi, quien noto las intenciones del rubio—
—No quiero que corran en mi territorio, los cachorros quienes se encuentran estudiando ahora mismo se podrían distraer —regaño, señalando una sección donde por una de las ventanas se podía apreciar un salón donde cachorros y una profesora impartía clases—
Ambos asintieron avergonzados por el regañó.
—Me di cuenta que la mayoría tu manada vive en tu palacio, es algo raro —Seokjin sonrio—
—Asi es, somos una manada, y no puedo estar tranquilos sin que cada miembro de mi manada este a mi alrededor, podrán ver qué mi palacio es bastante grande. —inflo su pecho con orgullo al pronunciar aquellas palabras— por eso debemos tener más territorio, no todos viven juntos, a algunos les incómoda y respeto eso, por eso pienso construir más casas y lugares para que mi manada pueda convivir en paz —
El atardecer estaba apunto de comenzar, y Yoongi debía estar en su habitación antes de eso.
—Si me disculpan debo ir a mi habitación —no mostró emociones en sus gesticulaciones, pero por dentro sentía desespero por estar junto a su Omega—
Yoongi los acompaño hasta sus habitaciones dejándoles en claro que no podrían volver a visitar el jardín, y luego de esto fue hasta su habitación.
Abrió la puerta y observó como el cuerpo de su Omega yacía sobre la cama, mientras sonreía viéndolo.
—Hola amor mío —se acercó hasta el y intento besarlo, pero este movió su cara, dejando el beso en su rechoncha mejilla— ¿Cariño? —
—Dejaste que entrarán en mi jardín —puchereo—
—Cariño, no seas así algo tan hermoso debe compartise —intento defenderse—
—Tu dices que soy hermoso y no me compartes —mantuvo su puchero, ahora agregándole su entrecejo fruncido—
—Eso es distinto, tu eres mi omega y jamás voy a compartirte. No eres un objeto. —cargo el pequeño cuerpo hasta el balcón donde lo bajó, sosteniendo su cintura—
—Pero aún así, no quiero a nadie ahí —subio sus pequeños pies descalzos enzima de las zapatillas de Yoongi, evitando tocar el frío suelo— es nuestro lugar, Alfa —
—Hable con ellos, y les dije que no podrían volver a entrar al jardín, además solo estarán por unos días más —beso la frente del pelirosa— ahora disfrutemos del atardecer amor mío —
—Te amo Alfa —se paro de puntillas y beso a su Alfa, quien correspondió a aquel beso—
—Yo más Omega —
La pareja observó descender al sol, comenzando la noche en su territorio y un nuevo día a la vuelta del mundo.
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