Capítulo 4.

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—Intento recordar cualquier cosa de mi vida pero... simplemente no me viene nada a la mente— dice, un poco avergonzado, sin atreverse a mirarme.

—Ey— digo, poniendo mi mano encima de la suya. —Seguro que no es nada. A lo mejor te has dado un golpe, no lo sé, y por eso no te acuerdas, pero seguro que tu memoria volverá pronto. No te preocupes, ¿vale?— Zayn me mira e intenta sonreír.

—Ni siquiera sé la edad que tengo— dice torciendo la boca. Yo sonrío.

—Mira en tus bolsillos. Puede que tengas ahí la cartera con papeles y eso, podrías sacar alguna información— Zayn se palpa los bolsillos, y encuentra un móvil pequeño, que no es táctil y parece bastante pesado, y una cartera pequeñita.

—¿Esto es mi móvil?— dice extrañado mientras da vueltas al aparato. —Mmmm... qué cutre. Supongo que soy pobre— no puedo evitar soltar una carcajada ante la cara de asco que el chico pone al mirar su teléfono.

—Vamos, mira la cartera. Me has dejado con la intriga de saber qué tiene dentro— Zayn se entretiene adrede para hacerme esperar, y sonríe de lado.

—Veamos...— abre la cartera y saca un carné de identidad. —¿Esto es todo? No hay dinero, oficialmente soy pobre— vuelvo a reírme mientras comienza a leer algunos datos de la tarjeta. —Bueno, es mío, pone mi nombre. Tengo 19 años. El lugar de nacimiento, los nombres de mis padres y los demás datos están rayados, alguien ha intentado borrarlos y no se ve nada— me tiende el carné y yo lo sujeto mientras intento descifrar algo más, pero es imposible, así que niego con la cabeza y se lo devuelvo.

—Habrá que intentar averiguar algo más, pero de otra forma— salgo de la habitación para buscar mi tablet, y vuelvo a sentarme junto a él. Escribo su nombre y apellidos en google, pero no aparece nada. Zayn y yo nos miramos, ambos pensando alguna forma de recuperar su memoria, o de obtener algo sobre su pasado.

—Chicos, bajad a cenar— oigo decir a mi madre. Me levanto de la cama y Zayn me sigue, un poco indeciso. Yo le sonrío.

—Vamos, no seas tímido, estás en tu casa.

—De verdad que no sé cómo voy a pagarte esto...— responde.

—Oye. No tienes que pagarme nada. Yo te he invitado. Puedes estar aquí todo el tiempo que quieras o necesites, sin deberme nada. ¿De acuerdo?— Zayn me sonríe agradecido mientras bajamos a la cocina para cenar.

Zayn se sienta a mi lado, mi hermano enfrente, y mis padres a los lados de la mesa.

—Dani— dice mi madre, refiriéndose a mi padre —saca la pizza del horno mientras yo pongo los platos, por favor— mi padre asiente. —Zayn— el chico levanta la mirada hacia mi madre —he hecho pizza porque supongo que eso le gusta a casi todo el mundo, pero si prefieres que haga cualquier otra cosa puedo preparártela ahora mismo.

—No, no, gracias, la pizza me encanta, muchas gracias, de verdad —mi madre sonríe.
—No tienes que darlas— dice, complacida de que el chico sea tan educado.

Cuando ya estamos todos sentados a la mesa, mi padre hace la pregunta que yo estaba temiendo desde el principio, pero lo corto disimuladamente cambiando de tema para que Zayn no se sienta incómodo.

—Bueno, ¿y de dónde er...

—¿ALGUIEN QUIERE POSTRE?— digo, ummm, puede que demasiado alto, pero evitando que Zayn tenga que explicar delante de todos que no recuerda nada de nada.

—Claudia, ¿acabamos de empezar a cenar y ya estás pensando en el postre?— pregunta mi madre. Mi hermano suelta una risita.

—Es culpa mía —dice— le he dado tantos golpes en la cabeza a lo largo de su vida que se ha quedado tonta.

—A lo mejor sí que soy un poco tonta, pero tampoco te atribuyas todo el mérito. Y vaya, parece que alguien se ha picado porque le he dado una buena hostia sin ni siquiera tocarle— respondo con una sonrisa inocente. Diego me mira con furia y Zayn disimula una sonrisa.

—¡Claudia, no digas tacos!— grita mi madre enfadada, y yo pongo los ojos en blanco.

La cena transcurre sin más intentos de conocer en profundidad la vida de Zayn por parte de ninguno de los miembros de mi familia.

Cuando terminamos, Zayn y yo subimos juntos las escaleras.

—Si quieres descansar o irte a dormir, bueno, te he dejado algún pijama de mi hermano entre la ropa en la mesilla. También puedes... quedarte conmigo un rato... si quieres, esto, yo, vamos, que no te quiero molestar...— digo, sintiendo nervios de repente, sin saber por qué, pero Zayn me corta sonriendo.

—Prefiero quedarme contigo. Quiero decir, si no te importa.

—Genial— sonrío, un poco cortada. Y abro la puerta de mi habitación para entrar, pero me quedo parada un segundo porque se me ocurre una idea mejor. —También podemos subir al ático— Zayn asiente, como si le pareciera la mejor idea del mundo, y yo me doy la vuelta para tirar de la correa que da paso a la escalera del ático, y también para sonreír sin que me vea. Me siento como una niña tonta, y ni siquiera se por qué.

Extiendo la escalera y comienzo a subir, pero en el último escalón una zapatilla se me resbala del pie, y me habría pegado la torta del año, si no fuera porque Zayn me ha sujetado justo en el momento en el que iba a caerme. Me agarro a la escalera con fuerza y un escalofrío recorre mi cuerpo al haber estado a punto de caer.

—Gracias— digo, poniéndome más roja de lo que me he puesto nunca, y me alegro de que Zayn no pueda verme la cara en este momento. Apoyo las manos en el suelo para entrar en el ático por el agujero cuadrado del que sale la escalera.

—No hay de qué— dice el chico, subiendo de un salto de la escalera al suelo del ático, mucho más ágilmente que yo. Recojo la escalera y cierro el agujero del suelo. Zayn se ha sentado en la zona del suelo acolchado, y yo me siento a su lado, aunque manteniendo una distancia prudencial. Agarro el mando del reproductor de música y le doy al play. El CD de Coldplay empieza a sonar muy alto, y yo bajo mucho el volumen, para poder hablar con Zayn.

—Claudia— dice. —Cuéntame algo de ti.

Amnesia. [Zayn Malik]Where stories live. Discover now