1 Toto, ya no estamos en Karmaland

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E Vegetta:

Vegetta apenas oyó cómo aquellos gritos se iban acercando cada segundo más cerca del piso, buscó desesperadamente un refugio dónde no le cayera encima alguno de los pobres desgraciados que se iban a estrellar contra el piso. Lo que menos quería en esos momentos era estar bañado en sangre, tan temprano en la mañana.

Rápidamente fue a la sombra de una escalera de incendios, de un edificio de departamentos que tenía al otro lado devla calle dónde antes había transitado. La escalera era metálica, así que pensó que sería un perfecto lugar dónde evitar las desagradables salpicaduras que vendrían en unos segundos.

Vegetta empezó a correr en dirección a la escalera de incendios, cuando oyó una desesperada voz llamar su nombre desde las alturas.

??: ¡¡¡Vegettta!!!

Y al oírla, Vegetta dejó de seguir corriendo. Aquélla voz se le hacía familiar, y de ser aquella persona en la que pensaba; su alma se estremeció de miedo.

Volvió su vista una vez más al cielo esperando que no fuera aquélla persona; que fuera cualquier otra, de está maldita ciudad excepto él.

La luz no lo dejaba ver con claridad, pero el miedo a equivocarse era aún mayor; estuvo a punto de gritar su nombre a puro pulmón, esperando no recibir respuesta alguna. Pero cuando cuando el sonido estuvo a punto de salir de su propia garganta, oyó a su propia voz gritar desesperado.

¿¿: ¡¡¡Doblas!!!

«¿Qué?»

Eso no había salido de la boca de Vegetta y sin embargo había sido su voz.

Vegetta estaba confundido por eso que acacaba de pasar; y sin embargo, el tiempo no paró para darle un respiro y pensar en la posible explicación a ese hecho. Pues pronto pudo ver con claridad la sombra de una persona, en perfecta trayectoria a caer sobre de él.

E Vegetta: Me cagó en los Dioses.

Y el impacto de dos cuerpos cayó sobre él.

💠

Fueron quizás unos simples segundos de inconsciencia lo que le permitieron tener a Vegetta antes de volver a su horrible realidad. Dónde sentía un tremendo dolor en todo su cuerpo.

Al principio su confundida mente le hizo recordar la última noche que había pasado con Fargan y sus juguetes; tratando de hacerle creer que a lo mejor se habían pasado de intensidad la noche anterior y su cuerpo ahora le estaba pasando la factura. Pero rápidamente esa idea fue descartada cuando sintió el frío viento de la ciudad azotar su rostro.

«No estoy en el departamento de Fargan» pensó y enseguida sintió cómo dos cuerpos encima de él empezaron a mostrar señales de vida.

??:Joder que caida macho.

¿¿:Agradece que todavía tenía ése gorro conmigo... joder que creó que me rompiste el gorro.

Vegetta apenas si podía creer el descaro de esos dos al nisiquiera notar sobre quién habían caído. Hablando entre ellos como si él sólo fuera su colchoneta de aterrizaje.

Cosas Perdidas.Where stories live. Discover now